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July 1, 2022Vatican News
Luego de 18 días de protestas en todo el país, finalmente este jueves 30 de junio el Gobierno Nacional y el Movimiento Indígena firmaron un acuerdo por la paz, que dio por terminado oficialmente el paro iniciado el 13 de junio. Según informes de agencias, el gobierno se comprometió a derogar el estado de excepción vigente y se establece una mesa de diálogo, que tiene duración de 90 días, para concretar la resolución de los temas que quedan pendientes.
En el proceso de mediación, la Iglesia católica ha desempeñado un rol activo: desde el comienzo de las tensiones, manifestó su absoluta disposición al diálogo. Esta actitud quedó plasmada explícitamente, entre otros, en pronunciamientos de la Conferencia Episcopal (CEE).
En la Iglesia de la Trinidad, en Quito, se desarrolló una rueda de prensa que contó con la participación de autoridades de la administración, representantes del movimiento indígena y actores eclesiásticos. Por la Iglesia, estuvieron presentes: Monseñor Luis Cabrera, presidente de la CEE; Monseñor David de la Torre, secretario general; Monseñor Alfredo Espinoza, vicepresidente.
Monseñor David de la Torre, secretario general de la CEE, dio la bienvenida y expresó que “el sitio cargado de historia y espiritualidad debe inspirarnos para consolidar ese diálogo respetuoso, sincero y eficaz”. También enfatizó que, en los últimos 18 días, cada ecuatoriano estuvo esperando el momento en que ambas partes se sentaran a dialogar y compartieran los resultados del proceso de diálogo.
Dirigiéndose a los participantes en la mesa, dijo: “Agradezco, de manera particular, y felicito por sus denuncias en beneficio del bien común, por su espíritu de patriotismo, por su búsqueda sincera del bien común, por el deseo de construir un Ecuador mejor”. Posteriormente, invitó a hacer un momento de silencio y de oración.
Uno de los prelados pronunció la siguiente oración:
“Señor y Padre de la humanidad, que creaste a todos los seres humanos con la misma dignidad, infunde en nuestros corazones un espíritu fraternal, inspíranos un sueño de reencuentro, de diálogo, de justicia y de paz, impúlsanos a crear sociedades más sanas y un mundo más digno, sin hambre, sin pobreza, sin violencia. Que nuestro corazón se abra a todos los pueblos y naciones de la tierra, para reconocer el bien y la belleza que sembraste en cada uno, para expresar lazos de unidad, de proyectos comunes, de fraternidad y de esperanzas compartidas. Amén”.
“Solo con el diálogo se podrá encontrar la paz social”
Monseñor Luis Cabrera recordó las palabras del Papa Francisco en el Ángelus del domingo 26 de junio, en el que realizó un llamamiento a abandonar las posiciones extremas. Cabrera dijo que “aceptamos como Iglesia la dedicada y concreta tarea” de participar en el consenso de pacificación. “Felicitamos a los interlocutores por la voluntad política de dialogar”, añadió.
“El principal objetivo de la mediación es facilitar las condiciones para que, en este caso, el gobierno y las organizaciones indígenas lleguen a consensos y compromisos que beneficie a todos los ecuatorianos y, de manera muy especial, a los sectores empobrecidos y excluidos”, consideró.
La reacción de la CONAIE
En las calles, los líderes indígenas aguardaban expectantes el cierre de la rueda de prensa y se movilizaron para celebrar el acuerdo. “La unidad de los pueblos se hace presente, la lucha sigue y esa es la determinación de la conciencia colectiva. Por millones volveremos”, escribió la organización en su cuenta de Twitter.
En otro tuit, señalaron que “solo la solidaridad y la consecuencia venció a la represión. Por el pueblo y para el pueblo desde la selva, el mar, los páramos viva la unidad”.
La reacción del presidente Lasso
El presidente de la República del Ecuador, Guillermo Lasso, en un videomensaje, aseguró su alegría por el fin del paro: “Hemos alcanzado el valor supremo al que todos aspiramos: paz en nuestro país. Es momento de curar heridas, de superar la división entre ecuatorianos y de unirnos en un solo objetivo: reconstruir el Ecuador. Debemos recuperar el tiempo perdido, trabajar fuerte, especialmente por los más vulnerables. Vamos a emprender juntos la tarea de transformar la paz que hoy hemos conseguido en progreso, bienestar y oportunidades para todos”.