CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- La pornografía infantil es "la criminalidad puesta al servicio de cada uno a través de sus telefonitos", dijo el Papa Francisco.
Al hablar sobre la prevención del abuso con representantes del Consejo Latinoamericano del Centro de Investigación y Formación para la Protección del Menor (CEPROME Latinoamérica) el 25 de septiembre, el Papa dejó a un lado sus comentarios preparados para abordar "un problema que es muy grave en esto de los abusos, las filmaciones de pornografía infantil".
"Lamentablemente pagando una cuotita ya lo pueden tener en el teléfono", dijo. "¿Dónde se hace esta pornografía infantil? ¿En qué país se hace? Nadie lo sabe. Pero es la criminalidad puesta al servicio de cada uno a través de sus telefonitos".
"Por favor, hablemos de esto también", instó el Papa Francisco al grupo de profesionales de diversos ámbitos que trabajan para combatir los abusos en la Iglesia en toda América Latina. "Esos niños que son filmados, son víctimas, víctimas sofisticadas de esta sociedad de consumo".
En agosto, el Papa dijo a los periodistas durante su vuelo de regreso de Portugal que el abuso sexual de menores transmitido en vivo es "uno de los mayores flagelos" de la sociedad actual.
En el Vaticano, el 25 de septiembre, dijo a los representantes de la protección que la Iglesia ha recorrido un largo camino en la lucha contra los abusos gracias a "pastores proféticos" como el cardenal Seán P. O'Malley de Boston, presidente de la Comisión para la Protección de Menores, que estaba en Roma para la asamblea plenaria de la comisión. El Papa elogió al cardenal, presente en la reunión, por haber sabido hacerse cargo de la "papa caliente" que era la crisis de los abusos sexuales clericales en Boston.
Aun así, el Papa Francisco recordó la "triste realidad" de los casos de abusos en la Iglesia y en el mundo, objetando a la gente que pueda decir: "ah, no son tantos, entonces".
"Si fuera uno solo, ya sería escandaloso, uno solo, y son más de uno", dijo.
El papa también pidió a los representantes de la salvaguardia que no reduzcan sus esfuerzos en la lucha contra los abusos a la mera aplicación de los protocolos establecidos, sino que "los confiemos a Jesús en la oración".