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Un camino hacia el diálogo entre las partes en conflicto es lo que pide la Iglesia ecuatoriana, porque el diálogo es el “camino más inteligente y fraterno; un camino que tanto el Gobierno como los diversos movimientos indígenas y sociales han comprometido su activa participación”. Interpretando el sentir de la gran mayoría de los ecuatorianos, que deseamos y queremos la paz, se lee en el mensaje, varias organizaciones de la sociedad civil proponen al Gobierno y a las organizaciones y movimientos sociales, una tregua, basada en compromisos concretos y acompañada por veedores y garantes de alta credibilidad, tanto a nivel nacional como internacional, y que cuenten con la aprobación de ambas partes.
Los obispos proponen, en un mensaje, una tregua pidiendo al gobierno y al Movimiento Indígena, que se comprometan a apoyar un canal directo de diálogo entre ambas partes. Una vez aceptada la tregua, se abra paso a alimentos en todo el país mientras se dialoga, y que se respete el acceso a servicios básicos y salud, especialmente el suministro de medicinas a hospitales y centros de salud. Los obispos se ofrecen como veedores de todo este proceso. Que se suspenda todo acto de violencia y crear zonas libres de conflicto, donde se garantice la paz, han propuesto estas zonas:
./ El arbolito
./ Las universidades que hoy son centros de acogida
./ La casa de la cultura
./ La Plaza Grande
./ La Asamblea
La Iglesia en Ecuador propone además que se apoye el pedido de Rectores e iniciar campaña de ayuda humanitaria. Convocan a otros actores sociales a generar un llamado a la paz. Y por último, invitan a un diálogo incluyente con participación de sociedad civil, academia y otros sectores de forma amplia y plural
En su mensaje, los obispos reiteran que Ecuador está viviendo varias crisis.
Una crisis económica debido a la falta de trabajo, educación, de salud, de alimento, de vivienda, etc, y agudizada por el fenómeno de la trata de personas, el narcotráfico y el comercio de armas.
Una crisis social que se ve en la inseguridad y el descontento que afectan a la convivencia pacífica y al desarrollo de toda la población. Y una crisis ética que afecta todas las esferas de la vida pública y privada. La corrupción “usurpa” los recursos de todos los ecuatorianos, se lee más adelante.
Una crisis política que ha dado la espalda “a las grandes aspiraciones de nuestro pueblo, preocupándose casi exclusivamente de sus intereses de partido o movimiento”, afirman, y una crisis ecológica que pone en “serio peligro” la existencia de la casa común por la explotación y la contaminación.
Al respecto, la Conferencia Episcopal insta a buscar soluciones que “beneficien a todos los pueblos y nacionalidades” de Ecuador, particularmente a las grandes mayorías empobrecidas y excluidas de la sociedad.