Por Carol Glatz, Catholic News Service
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- Una mayor sinodalidad puede ayudar a la Iglesia Católica en la protección de menores porque la gente, especialmente los niños, necesitan poder hablar y hacerlo sin miedo, dijo una participante en el sínodo sobre la sinodalidad.
"Creo que ser una iglesia sinodal va a ser una de las mejores maneras de ayudar" en el tema de la salvaguarda de los menores "porque en la base del abuso de los niños está también el hecho de que los niños tienen miedo de hablar", dijo la teóloga Nora Kofognotera Nonterah en una sesión informativa del Sínodo el 25 de octubre.
La sinodalidad debe comenzar en la familia, "donde las familias cristianas practican la escucha de manera que los niños puedan ser libres, en primer lugar, para hablar libremente" con sus padres, hermanos y familiares, dijo en respuesta a una pregunta sobre cómo la salvaguardia podría beneficiarse de un enfoque más sinodal en la Iglesia.
"Esa va a ser una de las mejores formas en que la sinodalidad puede ayudarnos en la salvaguarda de los menores, porque la gente necesita hablar", afirmó Nonterah, quien es teóloga experta en construcción de la paz y diálogo interreligioso, y profesora de estudios religiosos en la Universidad Kwame Nkrumah de Ciencia y Tecnología de Kumasi, Ghana.
La Pontificia Comisión para la Protección de los Menores había pedido a los miembros del Sínodo que dedicaran tiempo a un "debate sustancial" sobre los abusos y la salvaguardia durante la asamblea.
El cardenal Robert Prevost, prefecto del Dicasterio para los Obispos, dijo que "la protección de los menores se discutió en algunas mesas, según tengo entendido, quizás más que en otras".
Para los miembros del sínodo, dijo, "fue un tema en el sentido de decir cuáles son algunos de los problemas que pueden surgir y cómo podemos abordarlos mejor, pero no se pretendía que fuera el tema central del sínodo".
A los miembros del Sínodo en la rueda de prensa también se les preguntó qué ha funcionado y qué no ha funcionado con el proceso sinodal, que comenzó en 2021 e incluyó sesiones de escucha a nivel local, regional, nacional y continental, y qué se podría hacer para que tuviera más éxito a medida que se acerca su conclusión en 2024.
El arzobispo Timothy P. Broglio, quien encabeza la Arquidiócesis para los Servicios Militares de EE.UU. y es presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, dijo que "en los dos años previos al sínodo, participó menos del 1% de los católicos de todo el mundo".
Una cosa que hay que hacer, dijo, "es fomentar una mayor participación e invitar a la gente a participar y a comprometerse realmente en este proceso de hablar y escuchar y rezar juntos", así como "encontrar formas de atraer a más gente a participar".
Un periodista preguntó si los obispos estadounidenses podrían haber hecho más para garantizar una mayor participación.
"Es una buena pregunta. Estoy seguro de que tenemos alguna responsabilidad al respecto. Discutimos el sínodo en la reunión de junio, pero fue en sesión ejecutiva", cuyo orden del día no se hace público, dijo el arzobispo.
Los miembros de la asamblea tenían previsto debatir cómo utilizar el "periodo intermedio" entre ahora y la próxima sesión de octubre de 2024 "para generar interés y también para compartir lo que ha aportado la experiencia", dijo.
Así, cuando los obispos estadounidenses se reúnan para su asamblea plenaria de otoño en noviembre, dijo, "hablaremos sobre la experiencia del sínodo, y también sobre las formas de seguir adelante" y de fomentar una mayor participación.
Los esfuerzos "tendrán que ser muy capilares", dijo el arzobispo. "Los obispos diocesanos pueden hacer muchas cosas, pero si los párrocos no están de acuerdo, no irá más allá de la cancillería. Y eso es ciertamente algo que tenemos que hacer: involucrar a los sacerdotes para que luego ellos involucren a su gente".
En su presentación inicial a la prensa, Nonterah dijo sentirse animada e inspirada por el sínodo del 4 al 29 de octubre. "Me sentí escuchada como laica, como mujer y como africana en una Iglesia que la mayoría de las veces no ha dado esa voz, no ha tenido la oportunidad de enriquecerse con la voz y la sabiduría de las mujeres, de los laicos y de los africanos".
"En estos días he quedado convencida de que una Iglesia sinodal debe estar dispuesta a sentarse a los pies de las mujeres, especialmente de las laicas que proceden del Sur Global, para aprender a renovar la imaginación de la Iglesia, una imaginación orientada al Espíritu Santo que media la abundancia de vida para todos", afirmó.
"Inspirada por el significado del papel maternal de nuestra señora, la Madre María, tiendo a creer que las mujeres africanas pueden enseñar a la Iglesia cómo ser una madre para todos, cómo ser una madre visionaria para todos sus hijos", añadió.
Una Iglesia más sinodal, dijo, "sólo puede ser posible si tenemos una formación verdadera y auténtica y profunda que esté enraizada en la conversación en el Espíritu", que "siempre nos invita a celebrar nuestras diferencias, no a esconderlas, sino a reconocerlas y celebrarlas".