Por Joe Owens
La bandeja de comida estaba sobre la mesita de noche frente a ella, luciendo exactamente como cuando salió de la cocina.
Mamá estaba acurrucada en la cama de su habitación de hospital y la enfermera con la voz ronca decía: "Simplemente no puedes obligar a nadie a comer cuando está en esta condición". En otras palabras, mamá tenía demencia y no procesaba la idea de que necesitaba alimentarse.
Es una historia larga, cómo mamá había terminado en este pequeño hospital no afiliado en Filadelfia. Digamos simplemente que no había sido planeado. Si bien ella mostraba las típicas características de la demencia, hasta entonces, había estado viviendo una vida placentera en el hogar para personas de la tercera edad de bajos ingresos, dirigido por las Hermanitas de los Pobres en el suroeste de Filadelfia. Mamá amaba a estas monjas, realmente a monjas de todo tipo, y estaba viviendo una vida feliz en un entorno católico que incluía Misa todos los días y cuidados amorosos y tiernos, incluyendo la ayuda y el estímulo de las monjas para que ella comiera.
Cómo llegamos a esta estadía en el hospital, bueno, no importa. Lo siguiente que supe fue que un amable médico joven me estaba tomando de la mano y diciéndome que no había nada más que pudiéramos hacer por mamá.
¿Qué?
Llamé a la hermana encargada de la enfermería en Holy Family Home. "Hagamos que mamá regrese a casa aquí", expresó ella.
Seis semanas después, mamá estaba sentada en la mesa de la cocina de mi hermana disfrutando una crema de cebollas y relleno durante la cena de Acción de Gracias. Disfrutó de la vida durante otro año y medio rodeada de fe, familia, y amor. Tenía 87 años cuando murió pacíficamente con monjas y familiares al lado cantándole a Jesús.
Ahora, 13 años desde aquél suceso, Phil, mi suegro, está lidiando con Alzheimer en su forma más avanzada, que ha estado disminuyendo su vida durante la mayor parte de la última década. Tiene 89 años.
Nadie debería tener que lidiar con esta enfermedad insidiosa, pero si alguna vez hubo un hombre de buen carácter y de trato fácil que pudiera mantener su sentido del humor a pesar de que no pudiera recordar mi nombre, es Phil. Ha tenido un camino largo y difícil, pero sería injusto decir que ha sido una carga.
Lo que es injusto y abrumador, entre otras cosas, para Phil, es la burocracia que existe al tratar de cuidar a personas en su situación. El agujero negro de la atención médica y la asistencia para personas que no pueden cuidar de sí mismas es un problema creado por el ser humano y no debería ser tan difícil.
Pero esa es otra historia. Esta es una historia sobre la vida y lo que vale la pena vivir.
El Phil de antes, robusto, productivo, y autosuficiente, ya no está mas. Solía hacer cualquier cosa con sus manos: arreglar, construir, cultivar, administrar cualquier cosa y todo.
Ya no.
Ahora lo vemos, a veces, con la bandeja de comida sobre la mesita de noche frente a él, luciendo exactamente como cuando salió de la cocina.
¿Te suena familiar? Y esto era en una instalación costosa y privada.
"¿No podemos obligarlo a comer?" No, supongo que no se puede. Convencer y persuadir son palabras mejores. Ojalá pudieras haber conocido a la hermana Benedicta.
Todo esto es para decir que Phil todavía vive la vida que le toco vivir. Lo mismo que le pasó a mamá.
Y dos familias hicieron todo lo posible para seguir adelante.
No es fácil. Puede ser desgarrador.
Sin embargo, en ningún momento, nadie que conociera a Phil o a Mamá, ni a todos los Phils y a las mamás en el mundo, desearía este final en su vida. Una sola sonrisa, una mirada de reconocimiento, hacen que todo valga la pena. Les estamos dando una pequeña parte de todo lo que nos dieron a nosotros.
Para Phil, es su hija quien lo persuade y anima.
La legislatura de Delaware está nuevamente jugueteando con la idea de aprobar una ley que permita a los médicos ayudar en la muerte de los pacientes. Los opositores lo llaman una pendiente resbaladiza, y es la expresión correcta. Cada vez que se le otorga poder al gobierno, nunca termina ahí. Simple y llanamente. Probablemente hayas escuchado hablar de un impuesto temporal, pero es probable que nunca hayas visto realmente uno. Dales un centímetro y tomarán una milla. Te dirán que no van tras los Phils y mamás, pero llegará un momento en el que ellos se convertiran en una molestia.
Las personas que no tienen a su familia vigilando de cerca -- las personas que saben que estas son vidas que valen la pena vivir -- no tendrán defensores que los protejan y ayuden a seguir adelante.
Luego están los discapacitados físicos y mentales. Y las personas con problemas psicológicos: depresión, anorexia, y otros.
La mayoría de los médicos te dirán que ayudar a las personas a morir no es lo que hacen. Va en contra de todas sus creencias, de todo lo que han trabajado por lograr.
El gobierno no debería estar en el negocio de la vida y la muerte. El suicidio asistido por médicos ha ocurrido en otros lugares, y los resultados han sido predecibles.
Las pruebas han demostrado que ha habido abuso del sistema, estirando los límites de lo que se supone que son buenas intenciones.
No son buenas intenciones.
El suicidio asistido por médicos es una idea terrible. El gobierno no debería permitir que las personas pongan fin a la vida de otros.
Estamos destinados a vivir desde el nacimiento hasta la muerte natural. Fin de la historia.
Lo que quieren los defensores de esta idea es la salida fácil. Es más fácil no ayudar a alimentar a las personas que no pueden alimentarse a sí mismas.
Eso no es fácil, pero vale la pena cada cucharada.