Por Kenneth Craycraft
Lo que los estadounidenses llamamos “soccer” (y el resto del mundo llama “fútbol”) ha tenido una historia incompleta en Estados Unidos. Si bien millones de niños pequeños lo practican en casi todos los campos recreativos (es decir, canchas) del país, no ha gozado de la aceptación social como actividad recreativa ni del éxito comercial como deporte para espectadores que las tres grandes ligas de Estados Unidos: el béisbol, el fútbol, y el baloncesto, y su primo canadiense, el hockey. A veces resucitadas temporalmente por estrellas internacionales envejecidas al final de sus carreras, las ligas de fútbol (soccer) profesional en Estados Unidos han ido y venido, generalmente sin un conocimiento generalizado de su existencia.
Esta tendencia ha cambiado significativamente en los últimos años debido al éxito relativo de la Major League Soccer (MLS), la primera liga profesional de primer nivel en Estados Unidos y Canadá. La MLS parece haber capeado la tormenta del desarrollo inicial para convertirse en una presencia notable en nuestra conciencia deportiva colectiva.
MLS y una nueva trayectoria
A partir del 21 de julio de 2023, es posible que la MLS haya iniciado una trayectoria para consolidarse como el próximo gran deporte para fanáticos estadounidenses. Esa fue la fecha del debut del gigante argentino del fútbol (que mide 1.70 metros), Lionel Messi, quizás el mejor futbolista que jamás se haya puesto las zapatillas. Messi no salvará al fútbol profesional norteamericano; ya no lo necesita. Pero en cuatro cortas semanas, incluso antes de haber jugado un partido de la liga MLS, Lionel Messi ya había elevado el fútbol profesional en Estados Unidos a alturas sublimes.
Durante más de una década, Messi y la superestrella portuguesa Cristiano Ronaldo han competido por el título de mejor futbolista vivo del mundo. En el mejor momento de sus carreras europeas, el equipo Barcelona de Messi mantuvo una feroz rivalidad con el Real Madrid de Ronaldo por la supremacía en La Liga. Entre 2008 y 2021, el Balón de Oro como mejor jugador del mundo fue otorgado a Messi siete veces y a Ronaldo cinco veces. (El croata Luka Modric ganó el trofeo en 2018; y el galardón no se otorgó en 2020 debido al Covid). Cada año que Ronaldo ganó el Balón de Oro, Messi terminó segundo en la votación; y Ronaldo terminó segundo en cuatro de las siete temporadas ganadoras de Messi.
Torneos
En 2022, Messi coronó su carrera internacional al llevar a Argentina a la victoria en la Copa del Mundo. También ganó el trofeo del Balón de Oro que lo coronó como el mejor jugador del torneo. Luego, después de completar un período de dos años en el club francés Paris St. Germain, Messi llevó su talento al Inter Miami, el equipo con el peor récord de la MLS. Aun antes de que el Inter Miami aún hubuiera jugado un partido de liga, Messi ya se había proclamado no sólo como el jugador más emocionante de la MLS, sino también de la historia del fútbol norteamericano.
Al igual que sus homólogos europeos, los equipos de la MLS juegan en varios torneos a lo largo de la temporada, además de partidos de liga. La llegada de Messi al Inter Miami coincidió con el inicio de una de esas competencias, la Leagues Cup, un torneo en el que participan todos los clubes de la MLS y la Liga MX de México, para coronar al campeón de Norteamérica. La actuación de Messi en sus seis partidos en la Leagues Cup fue nada menos que asombrosa. Al llevar a su equipo al campeonato, marcó 10 goles, pero fácilmente podría haber marcado 12 ya que permitió que un compañero lanzara dos penales en su lugar. Siguió con dos brillantes asistencias en la sorprendente victoria del Inter Miami sobre el F.C. Cincinnati en las semifinales de otro torneo, la U.S. Open Cup.
Messi y lo trascendente
Y su juego trascendió incluso el número de goles. Leonel Messi no es el mejor jugador del mundo simplemente por sus habilidades físicas. Más bien, ve cosas en el campo que ningún otro jugador ve. Parece saber dónde está cada jugador de su equipo y del de sus oponentes en todo momento. Más importante aún, parece saber adónde se dirigen. Puede poner el balón en el pie de un compañero de equipo desde 27 metros de distancia; o puede burlar a cinco defensores para marcar goles con su devastadora pierna izquierda. Y en cada caso, hace que parezca tan simple como una persona normal caminando hacia su buzón.
Sin embargo, al final debemos resistir la tentación de ver el deporte como un fin en sí mismo. El deporte es una especie de salida, pero también una escuela de virtud. Puede ser una fuente meditativa y satisfactoria de reflexión moral, que apunta hacia algo más grande. A veces no miramos para ver quién gana, sino para observar la gracia y elegancia de los jugadores, reflejando la gloria de su creador. Sin exagerar el tema, los deportes pueden señalar la trascendente dignidad del ingenio humano. La belleza del fútbol está en el desempeño sublime de sus mejores jugadores, moviéndose con gracia y propósito para lograr esas oportunidades esquivas que convierten la derrota en victoria. Leonel Messi es un digno guía en el ascenso hacia una visión que, si no beatífica, sí es gozosa.