CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- La vida de Santa Josefina Bakhita, una ex esclava de Sudán que se volvió monja, demuestra cómo el amor libera a las personas de la opresión y las libera para perdonar a sus opresores y romper los ciclos de odio y violencia, dijo el Papa Francisco.
"A menudo la persona herida a su vez hiere; el oprimido se convierte fácilmente en opresor", dijo el Papa el 11 de octubre en su audiencia general semanal en la Plaza de San Pedro.
En contraste, dijo, Santa Bakhita enseña a la gente que "el perdón no quita nada, pero añade -- ¿qué añade el perdón? -- dignidad: el perdón no te quita nada, sino que añade dignidad a la persona, hace apartar la mirada de uno mismo hacia los otros, para verlos igual de frágiles que nosotros, pero siempre hermanos y hermanas en el Señor".
Continuando con una serie de charlas en la audiencia destacando santos que demuestran celo o pasión por la evangelización, el Papa Francisco dijo que la historia de la vida de Santa Bakhita muestra cómo "el perdón es la fuente de un celo que se hace misericordia y nos llama a una santidad humilde y alegre".
El Papa también aprovechó la ocasión para rezar por la paz en Sudán, donde una lucha por el poder desató la violencia en abril y los enfrentamientos continúan, aunque, como señaló, se habla muy poco de ello en las noticias.
Santa Bakhita, que vivió entre 1869 y 1947, fue secuestrada y esclavizada a los 7. "Sufrió malicias y violencia: en el cuerpo llevaba más de cien cicatrices", dijo el Papa.
Y, sin embargo, escribió: "Como esclava no me desesperé nunca, porque sentía una fuerza misteriosa que me sostenía".
Más tarde le regalaron un crucifijo -- la primera posesión que tuvo en su vida -- y, según el Papa, "mirándolo, experimentó una liberación interior porque se siente comprendida y amada y por tanto capaz de comprender y amar: esto es el inicio. Se siente comprendida, se siente amada, como consecuencia capaz de comprender y amar a los otros".
Tener compasión, dijo, "significa padecer con las víctimas de tanta inhumanidad presente en el mundo, y también compadecer a quien comete errores e injusticias, no justificando, sino humanizando".
"Cuando entramos en la lógica de la lucha, de la división entre nosotros, de los malos sentimientos, uno contra otro, perdemos la humanidad", dijo el Papa. Pero Santa Bakhita enseña que la solución es "humanizar, humanizarnos a nosotros mismos y humanizar a los demás", perdonándoles y dándoles otra oportunidad.
"El perdón la hizo libre", dijo el Papa. "El perdón primero recibido a través del amor misericordioso de Dios, y después el perdón dado la ha hecho una mujer libre, alegre, capaz de amar".