El presidente del comité provida de los obispos pide una 'solidaridad radical' con las mujeres embarazadas y madres
WASHINGTON (OSV News) -- Los esfuerzos provida de Estados Unidos "deben seguir siendo fuertes para poner fin al aborto legalizado" en esta nación, pero todos los católicos tienen la responsabilidad personal de acompañar a las mujeres que enfrentan embarazos difíciles o desafiantes, dijo el presidente del Comité de Actividades Provida de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB).
El obispo Michael F. Burbidge de Arlington, Virginia, invitó a los católicos a una "solidaridad radical" con las mujeres embarazadas en una declaración del 18 de septiembre para conmemorar el 50 aniversario del Mes del Respeto a la Vida en octubre. Los obispos estadounidenses reservaron el mes "como un tiempo para centrarse en proteger el precioso don de Dios de la vida humana", dijo.
"Si bien poner fin al aborto legalizado sigue siendo nuestra principal prioridad, la forma más inmediata de salvar a los bebés y a las madres del aborto es rodear completamente a las madres necesitadas de apoyo vital y acompañamiento personal. Esto es solidaridad radical", dijo el obispo Burbidge.
San Juan Pablo II definió por primera vez la "solidaridad radical" de esta manera, dijo el obispo, citando el libro del Papa "Cruzando el umbral de la esperanza" (1994): "Al rechazar firmemente el concepto 'pro-elección' es necesario volverse valientemente 'pro mujer', promoviendo una elección verdaderamente a favor de las mujeres. La única postura honesta, en estos casos, es la de una solidaridad radical con la mujer. No está bien dejarla sola".
"Ser radicalmente solidarios con las mujeres que están embarazadas o criando hijos en circunstancias difíciles significa poner en acción nuestro amor por ellas y anteponer sus necesidades a las nuestras", dijo el obispo Burbidge. "El Papa Francisco nos recuerda que la solidaridad 'se refiere a algo más que unos pocos actos esporádicos de generosidad. Presume la creación de una nueva mentalidad', una transformación dentro de nuestros propios corazones".
El obispo Burbidge dijo que hay mucho que celebrar por la anulación del caso Roe vs. Wade por parte de la Corte Suprema de Estados Unidos. En junio de 2022, el tribunal superior anuló sus fallos anteriores que hacían que el acceso al aborto fuera un derecho constitucional: su decisión Roe de 1973 y su fallo de 1992 en Planned Parenthood vs. Casey, que confirmó Roe. La decisión del tribunal en el caso Dobbs vs. Jackson Women's Health Organization devolvió la cuestión de la regulación del aborto a los estados.
Veintidós estados han tomado medidas para prohibir o restringir el aborto, aunque no todos esos esfuerzos están actualmente en vigor en medio de impugnaciones judiciales.
"Si bien agradecemos a Dios que el terrible reinado de Roe haya terminado, también reconocemos que el aborto aún continúa en la mayoría de los estados y se promueve agresivamente a nivel federal", dijo el obispo Burbidge. "Todavía se necesitan desesperadamente muchas oraciones, sacrificios y buenas obras para transformar una cultura de muerte en una cultura de vida. Nuestro testimonio público, nuestra marcha y defensa deben continuar, pues las leyes por sí solas no pondrán fin a la tragedia del aborto".
Pero "la nueva mentalidad" de la que habla el Papa Francisco "requiere que nos unamos a las madres vulnerables en una profunda amistad, compasión y apoyo tanto para ellas como para sus hijos no nacidos", dijo el obispo Burbidge.
Esto también "significa abordar los desafíos fundamentales que llevan a una futura madre a creer que no puede acoger al niño que Dios le ha confiado", continuó. "Esto incluye esfuerzos colectivos dentro de nuestras diócesis, parroquias, escuelas y comunidades locales, participación en el ámbito público y la búsqueda de políticas que ayuden a apoyar tanto a las mujeres como a sus bebés no nacidos".
"Esto requiere aún más nuestro compromiso individual y personal para ayudar a las madres de nuestras propias comunidades a obtener apoyo material, emocional y espiritual para abrazar el don de la vida", dijo. "La solidaridad radical significa ir más allá del status quo y salir de nuestras zonas de confort".
Un ejemplo del alcance de la Iglesia a las madres embarazadas y madres es la iniciativa nacional y parroquial de los obispos de EE.UU. "Camina con madres necesitadas".
"(Esta iniciativa) proporciona instrucciones paso a paso fáciles de seguir para ayudar a transformar las parroquias en lugares de acogida, apoyo y asistencia para las madres embarazadas y madres que enfrentan dificultades", explicó, instando a los católicos a involucrarse en la iniciativa.
En su declaración, el obispo Burbidge incluyó una serie de preguntas que, según dijo, los católicos deben hacerse: "¿Sé qué esfuerzos se están realizando en mi área para ayudar a las mujeres que están embarazadas o son madres en circunstancias difíciles? ¿Cuáles son las necesidades? ¿Cuáles son mis dones y talentos? ¿Cómo puedo ajustar mi cronograma o presupuesto para ayudar a las madres necesitadas y a sus hijos?"
"La solidaridad radical se puede vivir de innumerables maneras", dijo, "incluido hacer voluntariado en el centro de embarazo local; ayudar a una futura madre a encontrar una vivienda estable; cuidar niños para que una madre pueda trabajar o tomar clases; brindar aliento y escuchar a una mamá sin un sistema de apoyo; o hablar con su párroco sobre comenzar una iniciativa de Camina con Mamás Necesitadas en su parroquia".
Junto a buscar lograr "leyes y políticas provida" está la necesidad de transformar la cultura, que "requiere una conversión continua de nuestros propios corazones, para que podamos reconocer en cada persona el rostro de Cristo y anteponer sus necesidades a las nuestras", dijo el obispo Burbidge.
Concluyó su declaración reiterando su invitación a todos los católicos "a pensar en construir una cultura de la vida en términos de solidaridad radical" durante el Mes del Respeto a la Vida en octubre.
"Somos la Iglesia. Nuestras oraciones, testimonios, sacrificios, defensa y buenas obras son necesarias ahora más que nunca", dijo. "Somos las manos y los pies de Cristo en el mundo de hoy y cada uno de nosotros tiene la responsabilidad personal de cuidar unos de otros".