Por el Obispo Nicholas DiMarzio
Actualmente, la administración de Joe Biden está usando su autoridad para otorgar libertad condicional humanitaria a los recién llegados a través de procesos diseñados para cinco países: Ucrania, Cuba, Haití, Nicaragua, y Venezuela. Los elementos comunes entre estos países son la inestabilidad política, los conflictos violentos, y la persecución generalizada. El objetivo de estos programas de libertad condicional (conocidos como programas de parole) es aumentar el acceso a la ayuda humanitaria mientras se busca minimizar la migración irregular. Estos procesos se basan en un antiguo y probado sistema de bienvenida a los recién llegados: el patrocinio privado.
Este programa es parte de un gran cambio de política que permite que los estadounidenses (ciudadanos y residentes permanentes) reciban refugiados no solo de los países mencionados anteriormente sino también de otros países cuyos casos han sido aprobados para el reasentamiento en Estados Unidos.
La ley de inmigración ha incluido durante mucho tiempo la posibilidad de que las personas en Estados Unidos ofrezcan apoyo a los posibles inmigrantes, generalmente familiares o amigos. En este caso, el gobierno, en colaboración con las agencias nacionales de reasentamiento de refugiados y otras organizaciones, está pidiendo a grupos de al menos cinco personas o más que se unan a lo que se denomina un "círculo de patrocinadores", que asumiría la responsabilidad de dar la bienvenida a los recién llegados a su comunidad. Por su parte, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos ha lanzado el Programa Círculos de Bienvenida para ayudar a desarrollar y apoyar estos círculos de patrocinadores.
Estos círculos de patrocinadores pueden provenir de grupos existentes, como parroquias u otras organizaciones, así como de personas que no tenían ninguna relación previa y que se unen para este fin. Se les pide a los grupos que ayuden a dar la bienvenida a los inmigrantes, integrarlos en sus comunidades locales, y otorgarles el apoyo financiero necesario durante su libertad condicional. El primer y más importante paso en la integración es encontrar un trabajo apropiado para el individuo, así como una vivienda. Afortunadamente, los beneficiarios -- personas solteras o miembros de familias -- podrán solicitar autorización de trabajo.
Las severas condiciones en Ucrania, Cuba, Haití, Nicaragua, y Venezuela han ocasionado que muchos lleguen a nuestra nación. Una estrategia legal y sistemática atenderá mejor sus necesidades y las necesidades de nuestro país, especialmente mientras enfrentamos una escasez generalizada de mano de obra, en parte debido a la falta de inmigrantes autorizados para trabajar. Los estadounidenses nunca han sido superados en su generosidad hacia los más necesitados.
Estos programas permiten que los grupos religiosos, los grupos comunitarios, y las personas interesadas ofrezcan patrocinio a quienes necesitan ayuda inmediata. Como toda iniciativa de inmigración, estos programas tienen sus detractores. Algunos están preocupados por la posible carga financiera sobre municipios locales y estados, mientras que los grupos antiinmigración lo ven como una estrategia de puerta trasera que no tiene autorización del Congreso.
Lo cierto es que el Congreso ha proporcionado la autorización de libertad condicional humanitaria para este mismo propósito: permitir que los ciudadanos extranjeros ingresen a Estados Unidos por razones humanitarias urgentes, caso por caso.
Al observar las situaciones de estos países y las personas que realizan viajes peligrosos, reconocemos un uso apropiado del poder de nuestro presidente. Hay otros que argumentarían que la responsabilidad asumida por estos grupos dependerá de que un individuo firme una declaración jurada de apoyo, lo que tiene más consecuencias morales que legales.
Mi experiencia, como director de reasentamiento diocesano en la década de 1970 en la Arquidiócesis de Newark en medio del reasentamiento de inmigrantes vietnamitas, haitianos, y cubanos, fue que los grupos, específicamente las parroquias, que asumieron la responsabilidad, fueron estelares para asegurarse de que los inmigrantes fueran reasentados de manera adecuada.
Hay mucho que decir sobre este programa, ya que es verdaderamente una estrategia estadounidense para ayudar a los recién llegados a encontrar una mano acogedora en un país que se ha construido sobre la energía y el entusiasmo de los inmigrantes.