Paolo Ondarza - Ciudad del Vaticano
"Un ejemplo de paciencia llena de esperanza y vida cristiana", la comunidad católica de Abu Dhabi de toda la Península Arábiga es "un pequeño rebaño", observa monseñor Edgar Peña Parra, pero "cada parte del Cuerpo de Cristo, la Iglesia, tiene un papel que desempeñar". Ninguna parte es mejor o más importante que las demás".
En la fiesta de la Presentación del Señor, la Jornada Mundial de Oración por la Vida Consagrada, el arzobispo, en su homilía con motivo de la apertura de la nunciatura apostólica en los Emiratos Árabes, señaló que muchos religiosos y religiosas han bendecido esta tierra a lo largo de los años, y les instó a "rezar por los que ya han respondido a la llamada del Señor, así como a pedir al Señor de la mies que envíe aún más obreros al campo".
"La vida consagrada -continúa el sustituto de la Secretaría de Estado- es un recuerdo de la bondad y el amor de Dios nuestro Padre. Como ha hecho a lo largo de la historia y sigue haciendo hoy, el Señor ve lo que sus hijos necesitan y, en consecuencia, llama a hombres y mujeres para que sirvan a la Iglesia y a la sociedad, inspirándoles a abrazar diferentes carismas. Ningún carisma es igual a otro, sino que cada uno es un don de Dios".
Nunca caigas en el desánimo. Según monseñor Peña Parra, existe "el riesgo de perder la esperanza y preguntarse si vale la pena", pero "sabemos por la historia que siempre ha sido así". Incluso el Señor, que vino a ofrecernos la salvación", añadió, "fue recibido a menudo con rechazo e incomprensión", a pesar de todo "soportó pacientemente y ganó para nosotros la corona de la victoria".
A todos los presentes la exhortación a "avanzar como un solo cuerpo para dar testimonio del mensaje de salvación que Dios ofrece al mundo: un mensaje de buena nueva, de paz y esperanza; un mensaje de libertad para los que están en condición de opresión o ceguera espiritual; un mensaje que ofrece verdad y auténtica unidad".