VATICAN NEWS
Un compromiso cumplido, una esperanza que se hace realidad. A pesar de las dificultades debidas a la pandemia que en América Latina, y especialmente en Perú, está afectando gravemente a la población, recientemente se ha concluido la ampliación del Seminario en la ciudad peruana de Puerto Maldonado. Once nuevas habitaciones han sido construidas gracias a la intervención de Cáritas de Bérgamo y de la Fundación Santina, presidida por Monseñor Luigi Ginami que, precisamente en estos días -tras haber concluido su servicio en el Vaticano- ha regresado del país andino al término de su 46º viaje internacional de solidaridad en nombre de la Fundación.
Fue el rector del seminario, el padre Carlos - recuerda el diario Avvenire - quien se dirigió a la Fundación Santina hace tres años para pedir ayuda para hacer más funcional la estructura que alberga a los futuros sacerdotes de la diócesis. Al año siguiente, el vicario apostólico, monseñor David Martínez de Aguirre, lo relanzó. Ahora, a pesar de la ralentización debida a la pandemia, se ha completado la ampliación del seminario. Monseñor Martínez de Aguirre escribió a Monseñor Ginami: "Este hermoso gesto nos permitirá dar a la Iglesia nuevas vocaciones con rostro amazónico", respondiendo así a una exhortación planteada por el Papa Francisco en el Sínodo sobre la Amazonía y reiterada en la Exhortación postsinodal Querida Amazonía. Un sínodo que, en enero de 2018, tuvo su "primer acto" durante la visita del Papa Francisco a Puerto Maldonado, la verdadera "puerta de la Amazonía".
"Perú -recuerda Lucia Capuzzi en el diario CEI- vive un momento dramático: es la nación con mayor número de víctimas del virus en comparación con la población. La mayoría de los fallecidos son pobres y muy pobres sin medios para comprar bombonas de oxígeno, que escasean. El dolor común ha creado un fuerte vínculo con Bérgamo, crucificado por Covid. En la ciudad lombarda, la pandemia mató a 6.700 personas, incluidos cuarenta sacerdotes". De ahí el agradecimiento de monseñor Ginami a su obispo, Francesco Beschi, por el apoyo ofrecido a esta buena obra. Los bergamascos, subraya el presidente de la Fundación Santina, "no se replegaron en su propio sufrimiento, sino que tendieron la mano para ayudar a otros lugares heridos".
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