Un “cáncer social alimentado por la corrupción y la avaricia de dinero y poder”: así ha definido en su reflexión semanal el Arzobispo de San Juan de Cuyo y secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), Monseñor Jorge Lozano, la situación del narcotráfico en Argentina.
El prelado, en medio de un clima pre- electoral tenso en el país que el próximo 14 de noviembre celebrará elecciones legislativas, ha reclamado a los políticos que “no vendan humo” en lo referente a esta plaga social, y ha pedido que se encaren acciones profundas y eficaces contra el narcotráfico, que, en palabras del arzobispo, forma parte de un “cáncer social alimentado por la corrupción y la avaricia de dinero y poder”. De hecho, Mons. Lozano considera que la pandemia de la droga “es acallada, escondida o, lo que es peor, disfrazada con expresiones y apariencias recreativas”.
El también secretario general del Celam denunció la poca presencia del tema de las drogas y el narcotráfico en los debates electorales de lo que considera “uno de los problemas más acuciantes de las familias”. Frente a este problema profundo, señala la alternativa en la que la Iglesia en Argentina viene apostando en los últimos años: las tres “C”, es decir, la capilla, el club y el colegio, un esquema social, según el prelado, que debería estar presente en cada barrio, pues pretende alejar de las drogas a la gente, y especialmente a los niños y jóvenes.
El arzobispo de San Juan de Cuyo denunció vivamente las tentativas de despenalizar el consumo de drogas o de permitir su uso recreativo en fiestas. Cuando escucha decir que “un porro es inocuo”, se pregunta “en qué tipo de jóvenes están pensando, en qué modelo de salud, qué sociedad”. Las drogas y el narcotráfico tienen como consecuencia que “muchos son los que se encuentran a la intemperie, física y existencial". "Duermen en la calle, las estaciones, las plazas y se naturaliza esa situación", denunció, remarcando que "la indiferencia no colabora en la búsqueda de soluciones eficaces”.
No es algo oculto – enfatizó Monseñor Lozano – el vínculo entre las actividades mafiosas del narcotráfico, la trata de personas, los desarmaderos de autos robados, el comercio de armas. Se trata, de una parte “del mismo cáncer social alimentado por la corrupción y la avaricia de dinero y poder”. Por otra parte, señaló la necesidad de buscar abordajes integrales para prevenir el consumo de drogas, dado que, en general, “la droga es la punta del iceberg ante la que quedan ocultas muchas postergaciones en la salud, la educación, la familia”.
“Gracias a Dios va creciendo la conciencia en algunos sectores eclesiales y sociales, aunque debemos señalar que es más rápida la aceleración del consumo”, afirmó también el prelado que, recordando las palabras del Papa Francisco señaló la actividad de la Iglesia "Hospital de Campaña que recoge a los heridos del sistema, que éste excluye y margina”.
Caben destacar, por otra parte, las palabras del Presidente del Episcopado Argentino y Obispo de San Isidro, Monseñor Oscar Ojea, sobre la campaña electoral que se está llevando a cabo en el país, quien lamentó las “tantas descalificaciones”, y los “tantos insultos a un cuerpo social irritado después de todo lo que ha pasado, después de la pandemia”.
En su opinión, “en un cuerpo social irritado” no se puede “echar vinagre”, o “ácido”, pues “hay un cansancio enorme de aquello que se repite continuamente”. El camino, según el prelado, es en cambio el de la creatividad, de la pro-positividad, del respeto y de la paciencia. Al Señor Jesús ha pedido, en la homilía del domingo, que enseñe a “ser tolerantes, a poder ver virtudes también en aquellos que no piensan como nosotros, a poder rescatar también cosas buenas”, porque, caso contrario, “nos vamos a dividir en sectas”, advirtió.
“Hay algo del Señor Jesús en cada uno y ese algo yo tengo que descubrirlo y rescatarlo”, concluyó.