Alina Tufani -Vatican News
“La misión evangelizadora o la fortalecemos o la fortalecemos”. No hay alternativas para el Arzobispo de Durango, monseñor Faustino Armendáriz Jiménez que ve en la misión evangelizadora, el culmen del camino de preparación para el Sínodo sobre la sinodaldad en 2023. En su reciente visita a Roma, como miembro de la Comisión Teológica para el Sínodo, monseñor Armendáriz conversó con Vatican News sobre algunos aspectos cruciales del tema del Sínodo de Obispos: “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”.
“El Sínodo no es un tema, es un estilo de vida, una manera de ser en la cual tenemos que involucrarnos todos”, reiteró el prelado mexicano al afirmar que todo este proceso es un desafío para la Iglesia, “porque nos mueve el tapete como decimos en México”, es decir, que hace que cada quien “salga de su comodidad”, primero para abrirse a un estilo de vida “comunional” y luego para llevarlo a la práctica.
“No podemos simular la unidad y la comunión porque esto se tiene que manifestar en obras, y estas obras, este proceso de comunión, nos tiene que llevar a un objetivo que es la misión”, afirmó el arzobispo de Durango. Al respecto, señaló que la tarea ministerial como pastores, como animadores, es la de impulsar la espiritualidad, pues como dijo el Papa Francisco, la sinodalidad es un camino espiritual, no es un camino solamente de estrategias y de bonitos programas.
“La sinodalidad – agregó mons. Armendáriz - es cuestión de conversión. La sinodalidad nos lleva a la misión, y si no hay misión, pues no hubo sinodalidad. La sinodalidad no es otra cosa que caminar juntos, y esto es parte de un proceso: primero de encuentro con Cristo, de conversión permanente, de discipulado - tratar de ser como Jesús-, luego de comunión, sinodalidad y de misión”.
Sobre el riesgo de que un Sínodo sobre la sinodalidad pueda percibirse como un tema abstracto, y no como una gran platea para la escucha de todos, para hablar de la vida de la Iglesia y del mundo, el arzobispo de Durango enfatizó la naturaleza misma del Sínodo.
“El Sínodo no es para pescar en pecera, es decir, no es para los cercanos nada más; el sínodo evangeliza ad intra y evangeliza ad extra, también a aquellos que no vienen a misa, a aquellos que no están en nuestros círculos eclesiales, aquellos incluso que no están de acuerdo con nosotros, y además se están armando vertientes para llegar a ellos, incluso a los hermanos que profesan en otros grupos religiosos”, explicó.
La Arquidiócesis de Durango, como todas las Iglesias locales del mundo, abrió ayer, domingo 17 de octubre, la fase diocesana del Sínodo, con una misa presidida por mons. Arizmendi en Catedral. Una apertura oficial, según explicó el arzobispo, pues el proceso preparatorio comenzó hace varios meses con la creación de una estructura similar a la del mismo Sínodo: una Comisión Teológica conformada por sacerdotes teólogos que han estudiado en Roma, una comisión de logística, una comisión de comunicación y una comisión de espiritualidad. Se trata de un equipo base al que se han incorporado también laicos, diáconos permanentes, seminaristas y la vida consagrada religiosos y religiosas.
Con 400 años de evangelización, la arquidiócesis de Durango, elevada en 1891, no ha estado exenta de la influencia de la secularización, del alejamiento de católicos y del proselitismo de las sectas, que se ha producido en las últimas décadas. Mons. Armendáriz admite que al igual que en resto del país, solo entre el 10 y el 15 por ciento de los católicos se hacen presentes en las misas dominicales y no todos los fieles católicos se acercan a un servicio evangelizador. Una preocupación, que lógicamente se viene trabajando desde algún tiempo y que será reforzada con la propuesta del Papa para este Sínodo.
“Miramos hacia el pasado con gratitud, pero miramos el presente con responsabilidad y el futuro con esperanza, y esa gran esperanza lógicamente nosotros la ubicamos en nuestro deseo de evangelizar y no de mirar este proceso sinodal como algo yuxtapuesto, que viene a darnos más trabajo, sino a integrar este proceso sinodal dentro de nuestro proceso evangelizador”, subrayó el prelado mexicano.
El arzobispo de Durango reconoció que la pandemia ha sido todo un desafío, sobre todo, en este momento en el que se debe reactivar la presencia de los fieles en la recepción de los Sacramentos y en la celebración Eucarística. Y añade que también se debe impulsar la participación de los laicos en la pastoral social, evangelizadora, catequesis.
“Sin duda, tenemos que evangelizar a los bautizados. Esta es la tarea y es una tarea misionera. Tenemos que rescatar la tarea misionera de la Iglesia, es el sueño del Papa, un sueño misionero”, concluyó mons. Armendáriz.
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