Arzobispo de Los Ángeles y centenares de fieles peregrinan a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe By Marietha Góngora V., OSV News
(OSV News) -- Gracias a que María creyó las promesas que el Señor le hizo fue posible que todos llegáramos a ser hijos e hijas de Dios, dijo el arzobispo José H. Gomez de Los Ángeles durante una Misa en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, en Ciudad de México.
"Estamos llamados a vivir como nuestra Madre, es decir, glorificando a Dios con nuestra vida, hablándole al mundo de las grandes cosas que Él ha hecho por nosotros en Jesús", dijo el arzobispo Gomez al dirigirse a más de 300 peregrinos que, desde California, llevaron a los pies de Nuestra Señora de Guadalupe sus peticiones particulares.
Esta numerosa peregrinación, que contó con la participación de feligreses de ocho parroquias de la Arquidiócesis de Los Ángeles, llevó consigo cientos de intenciones de oración de aquellos fieles devotos de la llamada Patrona de las Américas que por diversas razones no pudieron unirse al grupo de peregrinos que visitó el santuario en la capital mexicana.
Dichas peticiones, las cuales fueron presentadas a Nuestra Señora en la misa del 6 de julio, fueron recibidas días previos a la peregrinación en la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles, así como en los cementerios, funerarias católicas y en línea.
Según un comunicado de prensa de la arquidiócesis, "este es el quinto año que fieles de la Arquidiócesis de LA se unen a la peregrinación para la Misa con el arzobispo Gomez en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe". La Misa tuvo lugar
"La imagen -- en la tilma -- ha sido un símbolo de esperanza, paz y amor, uniendo a los pueblos de todo el mundo durante casi 500 años", continuó el comunicado, añadiendo que la arquidiócesis alberga "la única reliquia conocida de la tilma". El arzobispo de Ciudad de México regaló esta reliquia como una muestra de agradecimiento y amistad después de que el arzobispo de Los Ángeles, John J. Cantwell, dirigiera una importante peregrinación a la Basílica en 1941, indicó el comunicado.
En medio de un ambiente solemne y de profundo recogimiento en la basílica mexicana, bajo la tilma original de San Juan Diego en la que se ve imagen de Nuestra Señora de Guadalupe , se dio inicio a la celebración de la Eucaristía con unas palabras de bienvenida del arzobispo Gomez a los peregrinos que visitaban a la Virgen Morena.
"Hoy, una vez más, venimos al santuario sagrado como peregrinos, como hijos e hijas que regresan a la casa de su madre", dijo monseñor Gomez en su homilía en esta Misa que fue bilingüe y transmitida en vivo. "Bajo su sombra y su amparo, envueltos en su manto y cobijados con su abrazo nos damos cuenta del maravilloso misterio de la Santísima Madre de Dios, que es también nuestra Madre".
"Han pasado casi 495 años desde la visita de Nuestra Señora de Guadalupe que llegó aquí a El Tepeyac trayendo el mayor de los regalos. En esta sagrada imagen que nos dejó la Virgen María, podemos ver que Ella lleva a Jesús en su seno, bajo sus manos en posición de oración está el corazón de su hijo Jesús que late bajo el de ella", dijo el prelado nacido en Monterrey, México.
"La Virgen de Guadalupe llevó a Jesús al cerro de El Tepeyac, aquí cerquita, y llevó consigo la señal de Su amor y de sanación a la casa del tío de San Juan Diego, Juan Bernardino, y ahora queridos hermanos y hermanas ustedes y yo estamos llamados a llevar a Jesús a través de los valles y colinas de nuestras ciudades, nuestros hogares y especialmente a nuestras familias", dijo el prelado.
Al concluir su homilía, monseñor Gomez elevó una petición a Nuestra Señora de Guadalupe. "Ruega por nosotros, consérvanos a nosotros y a nuestras familias con la protección de tu manto. Sé una madre para nosotros para que podamos llevar fruto bendito de tu vientre Jesús a la gente de nuestro tiempo".
Antes de concluir la Misa, monseñor Diego Monroy Ponce, Canónigo Emérito de la Basílica, dijo sentirse complacido y feliz de que "monseñor José Horacio Gómez, arzobispo de la Arquidiócesis de Los Ángeles, una vez más, venga a postrarse a los pies de la Dulce Madre del Cielo" y expresó su alegría ver que un numeroso grupo de sacerdotes acompañan a los 300 peregrinos. "Qué gusto que estén aquí en la casa de la Madre, Ella les recibe con gran alegría".
En sus palabras de despedida Monseñor Monroy Ponce se refirió a la contribución de la comunidad inmigrante a los Estados Unidos y dijo "ustedes dan sus valores, dan esta unidad de familia, la honradez, la alegría, el gozo, el trabajo".
Y también les recordó de sus oraciones: "A todos ustedes siempre los ponemos en el corazón de la Dulce Señora del Cielo para que ese palpitar lleno del amor de la Madre se exprese y se manifieste también en toda la labor pastoral que se realiza en la Arquidiócesis de Los Ángeles".