LIMA, Perú (CNS) -- Los pueblos indígenas de América Latina tendrán un papel fundamental en una asamblea regional que la Iglesia Católica realizará a fines de noviembre en México.
La Sexta Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe trazará un rumbo para la iglesia en la región, ya que esta se encamina hacia eventos históricos en los próximos años, incluyendo, en 2031, el 500 aniversario de la aparición de María a San Juan Diego -- un humilde indígena chichimeca -- en lo que hoy es la Ciudad de México.
Esta también es una oportunidad para que los pueblos indígenas de América Latina acentúen su papel dentro de la iglesia y de la sociedad, y se hable de los desafíos que continúan enfrentando en toda la región.
La asamblea se basará en la encíclica "Laudato Si'" del papa Francisco de 2015 y el Sínodo de los Obispos para la Amazonía de 2019, particularmente en su proceso de consulta o escucha. También ayudará a sentar las bases para el Sínodo de los Obispos de 2023 sobre sinodalidad.
"Una iglesia sinodal es aquella en la que todos son escuchados. Los pueblos indígenas han estado un paso por delante de nosotros con sus asambleas y trabajo comunitario. Su ejemplo es una gran contribución a la sinodalidad de la iglesia", expresó el obispo Rafael Cob de Puyo, Ecuador.
Los ocho países de la cuenca del Amazonas de América Latina tuvieron una ventaja inicial sobre la asamblea gracias a un proceso de escucha que llevaron a cabo para el Sínodo del Amazonas.
Líderes de la iglesia en los ocho países -- Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam, y Venezuela -- iniciaron una ronda de consultas después de que el Santo Padre visitó Puerto Maldonado, en el sur de la Amazonía peruana, en 2018. Aunque no fue la primera visita papal a una ciudad amazónica, fue la primera que abordó específicamente las preocupaciones de los pueblos indígenas -- participaron representantes de grupos de toda la Amazonía -- y la gestión ambiental.
El obispo Eugenio Coter de Pando, Bolivia, indicó que el trabajo que se ha realizado antes de la asamblea de México mejoró el proceso que comenzó con el Sínodo de la Amazonía.
“Pudimos expandir la reflexión que venimos haciendo desde 2018. Estamos enfocados en una iglesia que se trata de participación, de jugar un papel activo en las comunidades”, acotó.
El proceso de escucha, entonces como ahora, brinda a los pueblos indígenas un medio para discutir una larga lista de temas dentro de la iglesia, que van desde la educación bilingüe hasta nuevas formas de evangelización, así como las crecientes amenazas económicas, políticas, y sociales que enfrentan las comunidades en sus países.
Un cambio crítico ha sido la formación de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), que fue reconocida formalmente como una entidad legal por el Vaticano a mediados de octubre. El obispo Coter dijo que la conferencia es como ninguna otra en el mundo, porque es eclesial -- incluyendo a todas las comunidades -- en lugar de episcopal, solo para obispos.
"Es una vía para escuchar y estar con las comunidades, buscando nuevas formas de evangelización inculturada", dijo.
El obispo Cob dijo que CEAMA permitirá a la iglesia desarrollar nuevas opciones para la formación del clero y laicos por igual. También dijo que la iglesia en Puyo está a la vanguardia en la formación de catequistas, con un enfoque especial en el rol de la mujer.
"Estamos preparando a nuestros catequistas para que sean servidores de esta iglesia con el rostro del Amazonas", señaló. "La voz de la gente necesita ser escuchada, y la iglesia no la sustituirá, sino que ayudará a canalizarla para que se escuche por todas partes".
Los obispos reconocen que el trabajo de la iglesia no se hace en el vacío y que las presiones sobre sus pueblos originarios están aumentando.
"Hoy, hay una mayor conciencia de los pueblos indígenas y sus contribuciones. Lamentablemente, no creo que este reconocimiento haya resultado en mejoras concretas", manifestó el obispo Coter.
Él dijo que, en Bolivia, las comunidades indígenas están amenazadas por los sectores público y privado. El obispo señaló que el estado insiste en la construcción de represas a lo largo del río Madidi para energía hidroeléctrica, aunque las represas desplazarían a las comunidades nativas y son inviables desde el punto de vista económico.
Cientos de indígenas en Bolivia marcharon 330 millas hasta la ciudad oriental de Santa Cruz en septiembre para exigir que el gobierno cumpliera con sus compromisos con ellos, incluyendo algunos compromisos asumidos después de su primera marcha histórica en 1990.
Los grupos en Bolivia no están solos, ya que los pueblos originarios están aumentando sus protestas en todo el continente.
El gobierno de Chile declaró estado de emergencia en el sur del país a principios de octubre para evitar que los mapuches protestaran para exigir la devolución de tierras ancestrales, mientras que, en Perú, alrededor de 200 personas de siete grupos indígenas diferentes han ocupado un oleoducto para llamar la atención sobre 50 años de problemas ambientales. En Ecuador, los indígenas Waorani han presentado una demanda para evitar que el gobierno expanda la producción de petróleo.
En Guyana, donde los nueve pueblos indígenas del país constituyen la mitad de su población católica, los grupos están presionando una vez mas al gobierno para que otorgue títulos sobre las tierras ancestrales. Han estado presionando por esto más de una década.
El obispo Francis Alleyne de Georgetown, Guyana, dijo que el gobierno está interesado en el desarrollo económico, no en el desarrollo de las personas.
"El gobierno no está genuinamente interesado en estas comunidades. Hay mucho escaparate, pero nada más", señaló.
La Quinta Conferencia General de Obispos de América Latina y el Caribe se celebró en Aparecida, Brasil, en 2007. El documento preparatorio de la sexta conferencia de noviembre señala que "En Aparecida, los miembros de los pueblos indígenas y afroamericanos fueron reconocidos como nuevos actores de la sociedad", exigiendo que el reconocimiento de sus derechos individuales y colectivos sea "tomado en cuenta en el catolicismo". El documento decía que este sigue siendo un momento para decisiones y acciones que rechacen "un estilo colonialista de evangelización".
Citando la exhortación apostólica del papa Francisco después del Sínodo de la Amazonía, el documento preparatorio para la reunión de noviembre decía que los indígenas, los afrodescendientes y los campesinos "son nuestros principales interlocutores en el diálogo, aquellos de quienes más tenemos que aprender ... Sus palabras , sus esperanzas y sus temores deben ser la voz más autorizada en cualquier mesa de diálogo 'sobre sus respectivos territorios'".