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Los objetivos de la celebración del 150º aniversario de la fundación de la primera congregación religiosa femenina autóctona de China, la Congregación Religiosa de San José de la Archidiócesis de Pekín, son recorrer su historia y profundizar el carisma del fundador emprendiendo el camino sinodal, tal como informa la Agencia Fides.
Desde 1872, estas hermanas siguen los pasos trazados por su fundador, Monseñor Louis-Gabriel Delaplace, en aquel entonces arzobispo de Pekín. Y las religiosas lo han continuado con su intenso compromiso pastoral y misionero, viviendo la vida comunitaria, a pesar de la pandemia y sus consecuencias en la vida de la Iglesia. De hecho, las hermanas aprovecharon la oportunidad para renovar sus votos religiosos con la participación virtual de amigos y familiares.
Teniendo en cuenta que los fieles laicos han sido siempre su primer compromiso de apostolado, estas religiosas promueven periódicamente una "Jornada de Apertura" para acoger incluso a quienes no son cristianos. De hecho, viven esta ocasión en cuatro momentos: la presentación de su historia y su vida en la congregación; una visita guiada; y seminario o sencillo encuentro de intercambio de ideas y la oración en la capilla. Normalmente suelen acoger a más de un centenar de personas y en algunas circunstancias también invitan a las hermanas que estudian en el seminario nacional de Pekín, que proceden de todo el país, para que compartan su vocación y la experiencia que realizan en su vida comunitaria.
Tras 30 años de cierre provocado por la revolución cultural, esta congregación religiosa diocesana de Pekín reabrió sus puertas en 1986, con seis jóvenes de las afueras de Pekín. Mientras hoy celebra 150 años de su fundación con grandes logros en el ámbito pastoral y de evangelización. Actualmente son 49 religiosas que trabajan en diócesis, parroquias, escuelas, clínicas y en una residencia de ancianos.
Las candidatas deben poseer las aptitudes religiosas, culturales, psicológicas y morales necesarias para seguir las exigentes normas de la vida comunitaria. Para su formación se ofrecen cursos de Sagrada Escritura, catecismo, historia de la Iglesia, teología fundamental, derecho canónico, liturgia, espiritualidad, filosofía y música sacra. También tienen cursos de física, literatura china, tradición moral china, ciencias sociales y lengua extranjera.
El lema de la congregación está tomado de 1 Cor 9, 19 ("Me he hecho servidor de todos para ganar el mayor número") y de Lucas 17, 10 ("Cuando hayan hecho todo lo que se les ha mandado, digan: Somos siervos inútiles. Hemos hecho lo que teníamos que hacer").
Según fuentes históricas, durante un tiempo de meditación y oración, el obispo Louis-Gabriel Delaplace se inspiró en San José para fundar una congregación religiosa china. La propuesta se discutió en el Concilio Vaticano de 1870. Y tras dos años de preparación, con la ayuda de las Hermanas Canosianas, se fundó en 1872 en Pekín la Congregación de San José, cuyos miembros procedían exclusivamente de Pekín y de sus alrededores.
Hoy en día hay hermanas de varias provincias chinas. Según su carisma, su finalidad principal es el servicio (eclesial y social) y la misión. En 1941, la Congregación reformó su estructura, cambió su Estatuto y su hábito religioso, y añadió la profesión del voto de pobreza puesto que antes las hermanas sólo profesaban los votos de obediencia y castidad. La fecha de la profesión religiosa siempre ha estado vinculada a la fiesta de San José. Actualmente la actividad de las hermanas se desarrolla principalmente en los ámbitos de la salud y la educación, aunque siempre están disponibles para atender las peticiones y necesidades de la diócesis.