(OVS News) -- Un ex cirujano de la Marina de Estados Unidos con experiencia en cirugías reconstructivas para soldados heridos en combate, el diácono Patrick Lappert de la Diócesis de Birmingham, Alabama, compartió recientemente con OSV News lo que piensa sobre las intervenciones transgénero para niños. El diácono Lappert, que habla a nivel nacional sobre este tema, advierte que la reasignación de género plantea graves riesgos, tanto para el cuerpo como para el alma.
Esta entrevista ha sido editada por razones de claridad y extensión.
OSV News: ¿Cuál es la secuencia de eventos para los niños a quienes se les permite realizar la reasignación de género?
Diácono Lappert: En general, lo que se llama el "modelo de tratamiento de afirmación (de género)" comienza con la afirmación social y continúa con la afirmación médica y quirúrgica.
Existe cierta variabilidad en cuanto a cuándo una persona entrará por primera vez en lo que se llama el "modelo de tratamiento de afirmación". Si se comienza el proceso a los cinco años, entonces la afirmación social tendrá lugar hasta que aparezcan los primeros signos de la pubertad, lo que llamamos Tanner Stage 2 (un método utilizado por los médicos profesionales para evaluar el desarrollo sexual físico); en este momento se iniciará el bloqueo de la pubertad (medicamentos que inhiben el inicio de la pubertad).
Continuarán con eso durante aproximadamente un año o dos, y luego comenzarán con las hormonas del sexo cruzado o del sexo opuesto, que utilizarán por el resto de sus vidas. A partir de los 13 años, las mujeres pueden someterse a una cirugía para extirpar sus senos. Un hombre debe tener 16 años antes de recibir implantes mamarios. A partir de los 16 años, es posible que se sometan a una cirugía genital.
OSV News: ¿Cuáles son las consecuencias de intentar detener la pubertad?
Diácono Lappert: En realidad, nadie tiene conocimiento sobre esto, porque lo que se esta haciendo ahora es un experimento público con niños. Se desconocen los efectos a largo plazo del bloqueo de la pubertad en niños sanos.
Hay mucha evidencia del uso de estos medicamentos en niños que tienen pubertad precoz (pubertad de inicio temprano, una condición médica reconocida que puede tener efectos físicos y psicológicos significativos), y el uso de estos medicamentos (hormonales) en adultos que sufren de cáncer. Para la pubertad precoz, el bloqueo normaliza los niveles de hormonas sexuales en, por ejemplo, una niña de seis años que está empezando a menstruar, lo cual es malo para el crecimiento y el desarrollo.
Sin embargo, en el modelo de afirmación de género, estás usando el bloqueo de la pubertad esencialmente para cerrar el desarrollo normal, lo cual es muy patológico.
La idea de bloquear la pubertad en niños que se identifican como transgénero se propuso como una forma de obtener mejores resultados a largo plazo. Los cirujanos plásticos le decían al mundo que era más fácil feminizar el rostro de un niño que no se había vuelto demasiado masculino y que era más fácil masculinizar el cuerpo de una niña que no se había vuelto demasiado femenino. Así que decidieron que el bloqueo de la pubertad produciría un mejor resultado cosmético y un mejor resultado en la vida, ya que se lograba conseguir el aspecto adecuado.
Propusieron todo esto sin presentar evidencia médica de que sea seguro. La FDA ahora se ha dado cuenta de que existe un riesgo significativo de que el niño desarrolle presión intracraneal elevada (pseudotumor cerebral) con pérdida de visión asociada. Hay una nueva advertencia en el prospecto de estos medicamentos que bloquean la pubertad sobre el riesgo de desarrollar pseudotumor cerebral y ceguera.
OSV News: ¿La comunidad médica generalmente está consciente de estos riesgos?
Diácono Lappert: No, porque no se habla abiertamente de estas cosas. Tienes un pequeño grupo de personas que trabajan en la industria del tratamiento de personas transgénero e impulsan la vida política de la academia. Cualquiera que hable en contra de este modelo corre el riesgo de perder el empleo. Hablan entre ellos en un lenguaje muy politizado, no en el lenguaje de la medicina.
Hablan de este modelo de tratamiento como basado en la evidencia. Pero si les pides que presenten la evidencia, es de la más baja calidad.
La industria del tratamiento transgénero no habla de modelos de tratamiento alternativos, aunque, el "modelo de espera vigilante", ha existido durante muchos, muchos años. Este modelo es básicamente una terapia cognitiva conductual individualizada, donde se busca mantener al niño en contacto con las realidades biológicas que los hacen niños o niñas, y (ayudan a los niños a ver) que esas realidades tienen que ser respetadas, y que algo está pasando en sus vidas que les está haciendo aliviar sus ansiedades a través de la identificación con el sexo opuesto. Este es el modelo de tratamiento que nos da alrededor del 90% de éxito.
La comunidad médica ha sido entrenada con esta forma de pensar, con estudiantes de medicina inmersos en esto durante los últimos ocho a 10 años. Y así, la conversación se ha vuelto decididamente unilateral y acientífica.
OSV News: ¿Estos temas son debatidos por profesionales médicos a nivel mundial?
Lappert: No en la literatura médica estadounidense, sino en la literatura europea, porque en lugares como Gran Bretaña, Suecia, y Noruega tienen bases de datos centralizadas que siguen a los pacientes durante toda la vida. En 2011, se publicó en Suecia un estudio de 30 años (1973-2003) que evaluó a pacientes en transición completa, comparándolos con una cohorte de pacientes no tratados. Mostró que, a largo plazo, las personas con transición completa tienen un 19.1% más de probabilidades de suicidarse que un grupo de control de la misma edad y sexo.
Suecia y Noruega han dejado de hacer esto a los niños. Gran Bretaña ha dejado de hacer esto a los niños, porque ahora tiene datos longitudinales de nivel tres que, al verlos, hace que digan empáticamente, no, esto está mal.
OSV News: ¿Cuáles son los resultados para aquellos que quieren revertir los procedimientos quirúrgicos transgénero?
Diácono Lappert: La cirugía genital es irreversible. Puedes restaurar los niveles adultos de hormonas que se suponía que tenía el cuerpo, pero más allá de eso, es irreversible. Entonces, en el caso de una niña, no se puede revertir una mastectomía. Todo lo que puedes hacer es una operación reconstructiva que produce montículos en los senos, pero ella nunca podrá amamantar ni tener sensibilidad erótica, porque esos nervios fueron cortados. Puedes manejar el crecimiento de cabello con láser. Podrías hacer un afeitado traqueal para deshacerte de la nuez de Adán, pero ella siempre tendrá la voz grave.
OSV News: ¿Por qué ha habido tal aumento en los casos de confusión de género?
Diácono Lappert: Ahora estamos en la segunda generación de jóvenes que están creciendo en un mundo muy ansioso y desconectado, donde pasan mucho tiempo en las redes sociales y constantemente se les presentan estas imágenes.
En el centro de esto está la sexualización de los niños, comenzando ahora en el nivel preescolar. Estamos haciendo que los niños piensen que su felicidad radica en su yo sexuado, en lo que llaman su identidad de género. Y hacer eso como nación, hacer eso como cultura, es un desastre absoluto.
Los niños desde los tres años hasta el inicio de la pubertad están hechos para la castidad, para aprender el amor casto y la amistad profunda -- no sexual -- una de las metas más esenciales en el desarrollo humano. Y si no lo aprendes cuando eres muy joven, tienes que superar (muchos obstáculos) como adulto para aprender esas cosas.
OSV News: Como diácono permanente, ¿cómo contextualiza el fenómeno transgénero?
Diácono Lappert: El transgenerismo y todo el asunto de la ideología de género son inhumanos, porque separan nuestras almas de nuestros cuerpos. Proponen que la esencia de lo que somos no tiene nada que ver con nuestro cuerpo, contrario a la verdad revelada y a la revelación de Jesucristo en su Encarnación. Así que esta no es una pequeña pregunta teológica. Esto está en el corazón de nuestro camino a la salvación. Tenemos que proteger a nuestros hijos de este gran mal que se ha desatado en sus vidas.
Este ataque a la Encarnación y a los niños inocentes ha adquirido ahora dimensiones tecnológicas biomédicas, pero es la misma guerra, el mismo enemigo. Y tiene el mismo remedio: Jesucristo.