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“Se están moviendo aguas subterráneas en este San Juan, anunciando verdaderos genocidios que podemos evitar. Por favor, es inaplazable la atención inmediata, por las vías del diálogo y la concertación”. Estas las palabras de monseñor Mario de Jesús Álvarez Gómez, obispo de la Diócesis de Istmina-Tadó, en un comunicado a la opinión pública para advertir sobre el peligro que corren las comunidades por el anuncio de posibles genocidios que podrían llegar a ocurrir en estos territorios del pacífico.
Istmina, Medio San Juan, Litoral de San Juan y Bajo Baudó, en el Departamento de Chocó, Colombia, son los municipios afectados por grupos insurgentes y bandas criminales que amenazan a las comunidades afrodescendientes e indígenas wounaán por el control del territorio.
“Nuevamente, en nombre de la Diócesis de Istmina-Tadó, dirijo un nuevo llamado en bien de la paz y la reconciliación, camino hacia un humanismo integral, para estas comunidades de hermanos afrodescendientes, wounaán y mestizas”, se lee en la nota publicada por Monseñor Álvarez Gómez
En este contexto, el prelado urge la presencia del Estado y de organismos nacionales e internacionales, “cuya razón de ser fundamental es la vigilancia y cuidado de los derechos humanos integrales”. Así como también, pide a la Iglesia, a través de la Santa Sede, de los episcopados europeo, estadounidense, de las Cáritas, e instituciones eclesiales para que constaten y tiendan la mano ante la situación compleja que viven estas poblaciones.
El comunicado diocesano hace referencia a la visita pastoral y humanitaria realizada el 24 y 25 de septiembre, por parte de una comisión de Pastoral Social de la Diócesis de Istmina, junto a las Alcaldías Municipales de Istmina y Medino San Juan, la Defensoría del Pueblo, ACNUR, WOUNDEKO (Consejo de Autoridades del Pueblo Wounaán de Colombia), en la cual se constataron los “acosos que sufren las comunidades indígenas Wounaán de La Unión Chocó, San Cristóbal, Puerto Olave, La Lerma y Unión Wounaán, de manos de las AGC (Autodefensas Gaitanistas de Colombia) o Clan del Golfo y del ELN (Ejército de liberación nacional), por el dominio de territorios.
Según las cifras presentadas, por las instituciones un total de 1.200 personas estarían desplazadas de sus territorios. En el municipio de Puerto Olave se han acogido a 250 familias y se abrió un corredor humanitario, para acompañar el traslado a lugares más seguros, de unas 584 personas de la comunidad Wounaán, reunidas en 118 familias.
“La Iglesia de Istmina-Tadó, con la Iglesia Católica en general, no ceja en el empeño de ser voz y acción de todos los que, sin ninguna distinción, claman por la justicia y la verdad. Todo homicidio es un fratricidio y la sangre humana, derramada como consecuencia de la espalda que le damos a Dios”, concluye el comunicado.
Finalmente, el prelado anuncia que la semana del 11 al 15 de octubre, la diócesis de Istmina, en unión con la Coordinación Regional del Pacífico Colombiano (CRPC), los Consejos Comunitarios Mayores y Menores, los Cabildos Indígenas de Istmina y Medio San Juan estarán visitando estas comunidades. Asimismo darán a conocer el llamado “Pacto por la vida y la paz” que tendrá lugar el 2 de octubre, en Ciudad Mutis, municipio de Bahía Solano.