(OSV News) -- Como cierre de la Semana Nacional de la Migración que se conmemoró del 23 al 29 de septiembre, el pasado sábado se llevó a cabo el evento de formación "Herencia y esperanza: una respuesta católica a la crisis migratoria" en Lewis University, en Romeoville, Illinois.
Esta jornada, que tuvo lugar el 28 de septiembre, fue el fruto de un esfuerzo conjunto del Instituto Fe y Vida, el Consejo Nacional Católico para el Ministerio Hispano (NCCHM), la Oficina de Compromiso Hispano de Catholic Relief Services, Pilsen Neighbors Community Council y The Gamaliel National Network.
La principal ponencia llamada "La crisis migratoria mundial y la visión del Papa Francisco", estuvo a cargo de la Dra. Emilce Cuda, secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina de la Santa Sede.
Ella inició su diálogo hablando sobre el reconocimiento como la realidad efectiva del amor. En el actual sistema económico, explicó, esto incluye pagar s"un salario justo, para que nuestra gente no tenga que emigrar buscando mejores oportunidades donde solo encuentra más descarte y más esclavitud", dijo durante el evento, el cual fue presencial y virtual. "Entonces, si no ponemos al centro el reconocimiento, lo demás es mera retórica, dice el Papa Francisco", añadió.
"Nosotros no debemos estimar a los pobres por su apariencia externa o su modo de vestir, ni tampoco por sus cualidades personales", dijo Cuda, quien agregó que "por el contrario, si consideramos a los pobres a la luz de la fe, nos daremos cuenta que representan el papel del Hijo de Dios".
"Jesús está ahí en cada uno que no tiene para comer, que no tiene para vestirse", afirmó la Cuda, quien además es miembro de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales y de la Pontificia Academia Pro-Vita, así como asesora del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM) y fue profesora adjunta de Loyola University de Chicago.
"Roguemos a Dios que difunda en nosotros sentimientos de misericordia y compasión, de manera que nuestros corazones estén siempre llenos de sentimientos", dijo. "Renovemos nuestro espíritu de servicio a los pobres, principalmente para los que han sido abandonados y desamparados, descartados y que sean ellos a quienes sirvamos y los sirvamos como a señores".
"Todos estamos en la misma barca, dice el Papa Francisco, o nos unimos o nos hundimos", expresó la representante del Vaticano. "Los pobres los llamamos trabajadores sin trabajo. Son trabajadores desocupados. Son personas que han sido descartadas por un sistema que mata".
Así mismo, trajo a la conversación distintas encíclicas y las aterrizó a la realidad que vivimos. "Dice Laudato si', no es lo mismo hablar del migrante como algo que emerge de la nada, como una persona que un día empieza a caminar para ir a vivir a otro país", expresó.
"Ocuparse de los pobres trabajadores descartados a los que se les impide imitar a Dios no es ni un desafío político ni un desafío económico. Mucho menos socialista ni comunista, como dice el Papa. Es un desafío evangélico porque nosotros tenemos que garantizar las condiciones para que todo ser humano pueda imitar a su Padre Creador siendo creativo y colaborando en la construcción de este mundo que fue creado por Dios construido por trabajadores", sostuvo.
Ella invitó a plantearse la pregunta: ¿por qué estas personas se animan a tirarse al Mediterráneo en una barca? "Si esa gente llegó a arriesgar la vida en esa barca, imagínense lo que han pasado antes de subir a una barca que probablemente se hunda y aun así, ese destino era la mejor opción frente a lo que estaban viviendo. Entonces, preguntarse ¿por qué alguien empezó a caminar?", exhortó a los presentes.
"Al migrante hay que acogerlo, protegerlo, promoverlo e integrarlo, que son los principios que marca el Dicasterio de Desarrollo Humano Integral", subrayó Cuda quien advirtió que tampoco se debe caer en el asistencialismo y que la crisis migratoria debería abordarse desde las causas que generan estos desplazamientos.
"Tenemos que trabajar para prevenir que los seres humanos no sean descartados y obligados a emprender un camino que parece de sueños, pero que en la mayoría de los casos termina siendo un camino de infierno y de muerte. Y cuando nos preguntamos por esas causas encontramos, como dice Evangeli Gaudium, un sistema que mata", dijo. "Un sistema económico de relaciones productivas que prioriza la renta a la vida. Prioriza la rentabilidad a la vida digna".
Cuda afirmó que "tenemos que volver a trabajar para que ese sistema productivo garantice la vida". Un sistema que mata es un sistema extractivista, dijo, "que extrae vida del planeta y de los seres humanos". Ese extractivismo de recursos naturales en América Latina y en África, añadió, "está destruyendo ecosistemas donde pueblos enteros están obligados a migrar y no necesariamente son pobres, es que no pueden vivir más ahí".
Según la doctora, el cuidado de la creación y de las personas es la lógica que propone el actual Magisterio Social de la Iglesia. "Laudato si' nos habla del cuidado de la creación. El cuidado de la casa común. Este documento denuncia y explica qué está pasando con el agua, qué está pasando con los alimentos, con el tráfico humano, con las mafias del tráfico, con la salud, con la educación, con la desocupación. Denuncia las consecuencias del mal dentro de las relaciones productivas. Luego viene otra encíclica, Fratelli tutti, Hermanos Todos, y ahí nos dice qué hacer".
Al mismo tiempo, Cuda habló de la nueva constitución apostólica Praedicate Evangelium que entró en vigencia en junio de 2022, donde se dice que se evangeliza no solo con palabras sino con obras y gestos. "Arremánguese y vaya y toque la carne sufriente de Cristo en el pueblo", instó.
"Evangelizar no es dar cursos, evangelizar es levantar al caído, ver dónde hay una mano, dónde está el pobre. Vayamos a ver dónde están los migrantes que necesitan ayuda", dijo Cuda, quien afirmó que "hay que cambiar el chip de qué significa evangelizar".
Eso no es una idea del papa latinoamericano, aclaró, sino de teólogos, historiadores, obispos, cardenales, sacerdotes. "Somos muchísimas las personas que estamos comprometidos trabajando todos los días, viendo programas, revisando, pensando estrategias, construyendo puentes, buscando socios estratégicos como son todos ustedes", concluyó.
Cuda recordó lo dicho por el Santo Padre: "Si alguien quiere vivir acá, todos pueden circular libremente por el mundo, dice el Papa Francisco. La tierra es de todos. Cualquiera puede elegir vivir en otro país, trabajar, tener su documento y estar en regla".
Pero si alguien no quiere emigrar, "no quiere subirse a una barca para ahogarse en el Mediterráneo, no quiere atravesar el Darién para que se lo coman los animales, no quiere atravesar los territorios del narcotráfico para que lo pongan a trabajar en el crimen organizado, si alguien no quiere hacerlo, pueda tomar la decisión de quedarse", dijo Cuda. "Tenemos que trabajar en dos sentidos".
"Algunos trabajarán asistiendo a los migrantes cuando llegan, otros tienen que trabajar para generar condiciones de vida dignas en los países de origen, otros para que estas personas que no quieran irse de su cultura, puedan quedarse ahí", dijo. "Hay gente que no puede ver más a sus hijos. Yo soy madre y no quisiera no ver más a mis hijos... hay que hacer ese acto misericordioso de la empatía, de ponerse en el lugar del otro".