En la carta del 17 de junio, firmada por grupos de América Latina y Estados Unidos que trabajan con migrantes, piden una respuesta unificada de la Iglesia católica en la región, mientras muchos se preparan este verano para hacer un esfuerzo por la reforma migratoria ante el Congreso de Estados Unidos.
"Este verano y este otoño, tenemos la mejor oportunidad en una generación para avanzar en las prioridades católicas fundamentales en materia de migración. Necesitamos su liderazgo pastoral y moral para afrontar este momento", dice la carta.
"La promesa de la nueva administración de Estados Unidos de abordar las causas de la migración, tratar a los migrantes con humanidad y poner a los inmigrantes que han vivido en Estados Unidos durante años, y en muchos casos décadas, en el camino de la ciudadanía", continúa, "es una oportunidad única para aliviar el dolor y el sufrimiento que se ha soportado durante demasiado tiempo. Este momento requiere una respuesta de toda la iglesia que sea regional, unida y robusta".
La carta publicada por el Hope Border Institute de El Paso, Texas, se produjo días después de una reunión de emergencia de obispos de Estados Unidos, México y Centroamérica reunidos en el Seminario Mundelein de Illinois el 1 y 2 de junio -junto con representantes de destacadas organizaciones católicas- en busca de la colaboración de la iglesia en la región.
La organización ayudó a organizar la reunión a la que asistió un contingente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, incluyendo al presidente de la USCCB, el Arzobispo José H. Gómez de Los Ángeles.
"Somos organizaciones católicas de Estados Unidos, México y Centroamérica que trabajamos para proteger a los migrantes y mejorar la vida en las comunidades de las que huyen", dice la carta. "Este verano y otoño, tenemos la mejor oportunidad en una generación para avanzar en las prioridades católicas fundamentales en materia de migración. Necesitamos su liderazgo pastoral y moral para afrontar este momento".
La carta pedía una respuesta humana debido al aumento de la migración a causa de la sequía, el cambio climático, la inestabilidad política, la pobreza y las consecuencias económicas de la pandemia, que pueden impulsar un aumento de personas de Centroamérica a Estados Unidos.
"Estas realidades requieren una respuesta pastoral para proporcionar más refugio seguro a las personas mientras viajan por la región y esperan la resolución de sus casos, y más apoyo para reasentar e integrar a los niños y las familias a su llegada a sus nuevas comunidades o cuando regresen a casa", dice la carta.
Colaborar con las autoridades públicas ante el aumento de migrantes
"Como iglesia que acompaña a los migrantes en cada paso del camino, estamos en una situación única para llenar la brecha planificando el aumento de los migrantes", añadió. "Al hacerlo, podemos ayudar a las autoridades públicas a desarrollar un sistema de migración regional coherente, centrado en la protección de las personas, el respeto del derecho de asilo y la oferta de vías seguras y legales para que las personas se reúnan con sus familias, busquen refugio y trabajen (aumento de los visados temporales para trabajos agrícolas y otros trabajos esenciales)."
La carta, en referencia a algunas de las acciones políticas que se avecinan en el Congreso de los Estados Unidos, dice que es importante buscar una vía para la ciudadanía para aquellos que pueden no estar en el país con permiso.
"Muchas familias de nuestras parroquias han vivido en Estados Unidos durante una generación sin estatus legal, expuestas a la explotación y a la inseguridad", dice la carta. "Debemos utilizar todas las herramientas disponibles para hacer un progreso tangible en el objetivo de larga data de proporcionar un camino a la ciudadanía para todos los 11 millones de inmigrantes indocumentados".
"Su liderazgo es fundamental para contrarrestar la demonización de los inmigrantes, reducir la polarización sobre este tema y hacer el caso moral y práctico para poner a nuestros feligreses, amigos y vecinos en un camino hacia la plena inclusión social."
La carta estaba dirigida a los prelados que dirigen las conferencias episcopales de la región, entre los que se encuentran Gómez, de Estados Unidos; el cardenal Rogelio Cabrera López, de México; el arzobispo Gonzalo de Villa Vásquez, de Guatemala; el arzobispo Ángel Garachana Pérez, de Honduras; y el arzobispo José Luis Escobar Alas, de El Salvador.
La carta también hablaba de abordar las causas que obligan a la gente a emigrar, mientras Estados Unidos se prepara para gastar 4.000 millones de dólares en los próximos cinco años para abordar las causas fundamentales de la migración desde Centroamérica.
"Las organizaciones católicas locales y sus socios (en la región) están trabajando para asegurar que estos recursos lleguen a las personas y comunidades que más los necesitan, siguiendo las prioridades y planes locales", decía la carta.
Instó a que haya "un liderazgo coordinado de la iglesia en Estados Unidos, México, Honduras, El Salvador y Guatemala" para dar "un impulso muy necesario a estos esfuerzos".
Esto "nos ayudaría a canalizar recursos hacia las comunidades locales de las que la gente está huyendo para crear oportunidades económicas, reducir la violencia y ayudar a los pequeños agricultores a adaptarse al cambio climático", decía la carta.
"Es Jesucristo presente en el movimiento de las personas a través de las fronteras, especialmente de las que huyen en busca de protección y de una vida más digna", concluye la carta. "Con ojos de fe, no ignoremos esta invitación divina a una mayor solidaridad y a crecer en una relación justa y correcta entre nosotros".
Fuente: National Catholic Reporter
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