ROMA (CNS) -- Los cristianos divididos se acercarán los unos a los otros sólo amando a Dios y amando al prójimo, sirviéndose los unos a los otros y no señalándose con el dedo para culparse por las faltas del pasado, dijo el Papa Francisco.
Al concluir la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos con un servicio de oración vespertino el 25 de enero en la Basílica de San Pablo Extramuros de Roma, el Papa Francisco estuvo acompañado por el arzobispo anglicano Justin Welby de Canterbury y, al final del servicio, ambos comisionaron a parejas de obispos anglicanos y católicos de 27 países para "dar testimonio juntos de la esperanza que no engaña y de la unidad por la que oró nuestro Salvador".
También participaron miembros de la Comisión Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas orientales, reunidos en Roma, junto con representantes de las comunidades ortodoxas, protestantes y anglicanas de Italia.
En su homilía, el Papa Francisco reflexionó sobre el tema de la celebración de la semana de oración de 2024: "Amarás al Señor tu Dios... y al prójimo como a ti mismo" de Lucas 10,27.
El pasaje procede de un relato evangélico en el que un erudito de la ley pregunta a Jesús qué debe hacer para heredar la vida eterna. Después de que Jesús afirma la necesidad de amar a Dios y al prójimo, el erudito pregunta: "¿Y quién es mi prójimo?".
"Esta (pregunta) trata de dividir: dividir a las personas entre las que se deben amar y las que se pueden ignorar", dijo el Papa Francisco. "Y dividir nunca es de Dios; es del diablo".
"Sólo este amor que se convierte en servicio gratuito, sólo este amor que Jesús proclamó y vivió, acercará a los cristianos separados los unos a los otros", dijo. "Sólo este amor, que no vuelve al pasado para poner distancia o señalar con el dedo; sólo este amor, que en nombre de Dios antepone el hermano a la férrea defensa del propio sistema religioso, sólo este amor nos unirá".
Aunque no estaba previsto, el arzobispo Welby también ofreció una reflexión en el servicio, explicando que el Papa Francisco le invitó a hacerlo.
Los cristianos, dijo, como individuos y como iglesias pueden elegir estar enfadados o amar. "La ira nos aprisiona; nuestra rivalidad o aversión hacia nuestros hermanos y hermanas nos aparta de la libertad que Dios ofrece a su iglesia".
Pero, dijo el arzobispo, "una iglesia atrapada en el fuego del amor de Dios a través del Espíritu Santo será una iglesia de reconciliación, una iglesia de esperanza, una iglesia de sanación", será una iglesia que podrá "cuidar a los millones, a los miles de millones que están en el camino con dolor, perdidos y sufriendo".
Los cristianos, dijo el Papa Francisco en su homilía, nunca deberían tener que preguntarse quién es su prójimo porque "Todo bautizado pertenece al mismo Cuerpo de Cristo; y más aún, porque toda persona en el mundo es mi hermano o mi hermana, y todos componemos la 'sinfonía de la humanidad' de la que Cristo es el primogénito y redentor".
El Papa Francisco instó a la gente a preguntarse: "Yo y también mi comunidad, mi Iglesia, mi espiritualidad, ¿se hacen prójimos? ¿O permanecen atrincheradas en defensa de sus propios intereses, celosas de su autonomía, encerradas en el cálculo de sus propias ventajas, entablando relaciones con los demás sólo para obtener algo de ellas?".
Si fuera así, dijo, "no se trataría sólo de errores estratégicos, sino de infidelidad al Evangelio".
La semana de oración concluye cada año en la fiesta de la conversión de San Pablo. Al comienzo de la liturgia, el Papa Francisco, el arzobispo Welby y el metropolita ortodoxo Polykarpos de Italia, representante del Patriarcado Ecuménico en Roma, rezaron ante lo que se cree que es la tumba de San Pablo.
Según los Hechos de los Apóstoles, tras su conversión, San Pablo pregunta inmediatamente: "¿Qué debo hacer, Señor?".
Los cristianos, aunque divididos, dijo el Papa, también deben preguntarse: "¿Qué debemos hacer, Señor?".
La primera respuesta, dijo el Papa, es "rezar".
"Rezar por la unidad es la primera tarea de nuestro camino", dijo. "Y es una tarea santa, porque es estar en comunión con el Señor, que rogó al Padre ante todo por la unidad".
El Papa Francisco y el arzobispo Welby también rezaron por la paz, acordándose especialmente de los pueblos de Israel y Gaza, Ucrania, Sudán, Sudán del Sur y el Congo.
Cuando San Pablo preguntó a Dios qué debía hacer, dijo el Papa, el Señor le dijo: "Levántate y ve a Damasco".
"Levántate, nos dice Jesús a cada uno de nosotros y a nuestra búsqueda de unidad", dijo el Papa. "Levantémonos entonces, en nombre de Cristo, de nuestros cansancios y de nuestras costumbres, y continuemos, vayamos adelante, porque Él lo quiere, y lo quiere 'para que el mundo crea'".