Mireia Bonilla - Ciudad del Vaticano
Esta mañana el Papa Francisco ha recibido en el Vaticano a las participantes en el 21º Capítulo General de las Hermanas de la Caridad de Santa Juana Antida Thouret y a la recién elegida Superiora General a quien ha deseado “un servicio sereno y fructífero”.
El Capítulo General de las clarisas ha coincidido con la apertura del Sínodo. La anterior Superiora General escribió, cuando envió la solicitud para reunirse con el Papa: "Estaremos en comunión con toda la Iglesia y con vosotros". El Papa ha querido detenerse en este mensaje de la hermana Nuncia: “Quiero aprovechar esta coincidencia para señalar que el compromiso que asumimos como Iglesia de crecer en sinodalidad es también un fuerte estímulo para los Institutos de Vida Consagrada. En particular, las personas consagradas sois una presencia insustituible en la gran comunidad en marcha que es la Iglesia”.
Después, Francisco se ha centrado en el tema de su Capítulo General: Volver a empezar desde Betania, con la solicitud de Marta y la escucha de María. “Hermanas de la Caridad, ¿de qué manera concreta participáis en este camino? ¿Cuál es su contribución original? Les dejo con estas preguntas, que naturalmente no tienen respuestas prefabricadas, pero me parece que el tema de su capítulo contiene una respuesta” ha dicho el Papa.
El Papa les ha asegurado que, como mujeres y como bautizadas, es decir, discípulas de Jesús, “son una presencia viva en la Iglesia, que participa en la comunión y en la misión” y les ha pedido que nunca deben olvidar lo que está en la raíz: “el bautismo”. “De esta raíz Dios ha hecho crecer en ti la planta de la vida consagrada, según el carisma de Santa Juana Antida” ha explicado.
En el tema de su capítulo encontramos dos palabras: "preocupación" y "escucha". “Estoy seguro de que, si realmente lográis vivir la solicitud y la escucha, siguiendo el ejemplo de las santas hermanas Marta y María de Betania, seguiréis aportando una valiosa contribución al camino de toda la Iglesia” ha dicho el Papa Francisco, puntualizando que se refiere, en particular, “a la preocupación por los pobres y la escucha de los pobres. En la solicitud y la escucha de los ancianos, de los enfermos, de los marginados; cerca de los pequeños, hasta el final con la ternura y la compasión de Dios”. “Esto edifica a la Iglesia – señala – y la hace caminar por el camino de Cristo, que es el camino de la caridad”.Su invitación final a las clarisas es: “No lo olviden, siempre cercanía, siempre compasión y siempre ternura”.
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