Renato Martinez - Ciudad del Vaticano
“Les doy las gracias por el trabajo que realizan, por la alegría que dan al mundo con sus obras, y los animo, una vez más, a continuar su servicio con amor y competencia, porque el mundo necesita la belleza hoy más que nunca”, lo dijo el Papa Francisco a los animadores de la “Diaconie de la Beauté”, a quienes recibió en Audiencia la mañana de este jueves, 17 de febrero, con ocasión de su 10º Aniversario.
Al inicio de su discurso, el Santo Padre saludó a los artistas que forman parte de esta Asociación y que buscan de diferentes maneras ayudar y animar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo a seguir la via pulchritudinis. “Las Sagradas Escrituras nos hablan mucho de la belleza del universo y de todo lo que contiene, que se refiere por analogía a la del Creador. También nos recuerdan que cada uno de nosotros está llamado por la naturaleza a ser artesano y custodio de esa belleza. En cierto sentido – preciso el Pontífice – la obra artística complementa la belleza de la creación y, cuando se inspira en la fe, revela más claramente a los hombres el amor divino que está en su origen”.
Al recordar este 10 aniversario, el Papa Francisco les agradeció, por el amor y la pasión con que han puesto a disposición de sus hermanos los talentos que han recibido de Dios, expresando en el lenguaje del arte preciosos mensajes para la fe y la evangelización. La belleza es capaz de crear comunión, dijo el Papa, "porque une a Dios, al hombre y a la creación en una única sinfonía; porque une el pasado, el presente y el futuro; porque atrae a los diferentes pueblos y a las naciones lejanas al mismo lugar y los involucra en la misma mirada". Una característica especial del artista es que no está limitado por el tiempo, porque su arte habla a todas las edades.
Asimismo, recordando la Carta de San Juan Pablo II a los Artistas, el Papa Francisco señaló que, “para transmitir el mensaje que le ha sido confiado por Cristo, la Iglesia necesita el arte. Debe, en efecto, hacer perceptible y, de hecho, en la medida de lo posible, fascinante el mundo del espíritu, de lo invisible, de Dios. Por lo tanto, debe trasladar a fórmulas significativas lo que en sí mismo es inefable. Ahora bien, el arte tiene su propia capacidad para captar uno u otro aspecto del mensaje, traduciéndolo en colores, formas, sonidos que siguen la intuición del espectador u oyente”. La Iglesia cuenta hoy con ustedes para ayudar a nuestros hermanos y hermanas a tener un corazón sensible y compasivo, una mirada renovada de amor sobre el mundo y sobre los demás.
Finalmente, el Santo Padre les dijo que, en el difícil contexto actual que conoce el mundo, en el que el desconcierto y la tristeza parecen a veces tener la sartén por el mango, su misión resulta más necesaria que nunca, porque la belleza es siempre una fuente de alegría, que nos pone en contacto con la bondad divina. Si hay belleza, es porque Dios es bueno y nos la da. Y esto nos da alegría, nos tranquiliza, nos hace bien. Contacto con "la belleza nos eleva, siempre, la belleza nos hace ir más allá". Despertando y sosteniendo la fe, "es un camino para ir al Señor".