Debora Donnini - Ciudad del Vaticano
Es un ambiente cordial y familiar el que caracteriza los encuentros del Papa Francisco con los jesuitas durante sus Viajes Apostólicos. Así fue también en Eslovaquia, cuando el 12 de septiembre, en la Nunciatura Apostólica de Bratislava, se reunió cerca de una hora y media con sus hermanos del país que visitaba. Esta fue la reunión de la que informa La Civiltà Cattolica. También hubo otro encuentro con los jesuitas, el pasado 14 de septiembre, después de la Divina Liturgia, pero fue muy breve: visitó al personal de la Casa de Ejercicios Espirituales que no pudieron asistir a la celebración porque estaban ocupados preparando la hospitalidad para los Obispos presentes.
En la reunión del domingo 12 de septiembre, el diálogo también se desarrolló en un lenguaje franco, como se desprende de la respuesta a la pregunta sobre su salud. "Todavía vivo. A pesar de que algunos me querían muerto", dice el Papa Francisco, matizando con ironía, añadiendo que es consciente de que ha habido “incluso encuentros entre Prelados, que pensaban que el Papa era más serio de lo que se decía. Estaban preparando el cónclave”, refiriéndose a la operación del pasado mes de julio, recordando cómo fue un enfermero el que le convenció para someterse a ella.
Desde la salud hasta la atención pastoral, las palabras del Papa abarcan cuatro tipos de cercanía para los jesuitas en su trabajo en Eslovaquia. Cercanía con Dios. Cercanía entre los hermanos, cercanía con el Obispo y el Papa -hablando directamente y sin hablar- y cercanía con el pueblo de Dios. A este respecto, se refiere a lo que llama "la cosa más hermosa que un Papa ha dicho a los jesuitas", a saber, el discurso de San Pablo VI en la Congregación General XXXII sobre el hecho de que donde hay encrucijadas, hay jesuitas. "Vamos a crear problemas. Pero lo que nos salvará de caer en ideologías estúpidas es la cercanía al pueblo de Dios".
Respondiendo a una pregunta, el Papa se detiene en el sufrimiento de la Iglesia en este momento, la "tentación de retroceder". "Una ideología que coloniza las mentes", la llama. No es un problema universal, sino específico de las Iglesias de ciertos países. "En un mundo tan condicionado por las adicciones y la virtualidad, nos asusta ser libres", dice en uno de los pasajes centrales, recordando que habló de ello en su primer encuentro público en Bratislava, poniendo como ejemplo El gran inquisidor de Dostoievski. "Nos asusta seguir adelante en las experiencias pastorales", dice, pensando en el trabajo realizado durante el sínodo sobre la familia "para hacer comprender que las parejas en segunda unión no están ya condenadas al infierno". "Tenemos miedo de acompañar a las personas con diversidad sexual. Tenemos miedo de la encrucijada de caminos de la que hablaba Pablo VI". Este – explica – es el mal de este momento. Buscar el camino en la rigidez y el clericalismo, que son dos perversiones".
Para el Papa, el Señor pide hoy a la Compañía que sea libre, con oración y discernimiento. No se trata de un "elogio a la imprudencia": lo que el Papa Francisco señala es que "ir hacia atrás no es el camino correcto", mientras que "avanzar en el discernimiento y la obediencia" sí lo es.
Sobre el tema, pues, de cuando falta el fervor, nos insta a comprender si se trata de una desolación personal o comunitaria, recordando también la importancia de conocer mejor los Ejercicios.
Una de las cuestiones se refiere a la colonización ideológica y al género. "La ideología siempre tiene un encanto diabólico, como usted dice, porque no está encarnada", respondió el Papa, subrayando que vivimos en una civilización de ideologías y que "debemos desenmascararlas en sus raíces". "La ideología de género de la que hablas es peligrosa, sí. Según entiendo, es peligroso porque es abstracto con respecto a la vida concreta de una persona, como si una persona pudiera decidir abstractamente a voluntad si ser hombre o mujer y cuándo. La abstracción es siempre un problema para mí", subrayó el Papa, recordando sin embargo que "esto no tiene nada que ver con la cuestión homosexual". Si hay una pareja de homosexuales, "podemos hacer una labor pastoral con ellos, ir adelante en el encuentro con Cristo". Cuando habla de ideología, explica, habla "de la abstracción por la que todo es posible, no de la vida concreta de las personas y de su situación real".
En cuanto al diálogo judeo-cristiano, hay que evitar que se rompa "por malentendidos, como ocurre a veces", afirma a continuación. A continuación, en una de las preguntas, le dicen a Francisco cómo trata a las personas que le miran con recelo. A este respecto, dice que hay una gran cadena de televisión católica que no para de hablar de él. "Personalmente puedo merecer ataques e insultos porque soy un pecador", dice, "pero la Iglesia no merece esto: es obra del diablo". El Papa sabe que también hay clérigos que hacen comentarios desagradables sobre él, y confiesa que a veces le falta paciencia, sobre todo cuando emiten juicios sin entrar en un verdadero diálogo. Sin embargo, asegura que sigue adelante sin entrar "en su mundo de ideas y fantasías". "Prefiero predicar", dice. También recuerda que algunos le acusan de no hablar de santidad, sino siempre de cuestiones sociales, y de ser "un comunista". "Y sin embargo -señala- he escrito toda una Exhortación Apostólica sobre la santidad, Gaudete et Exsultate".
A continuación, se detiene en su decisión, fruto de una consulta con todos los Obispos del mundo, de poner fin al automatismo del antiguo rito para volver "a las verdaderas intenciones de Benedicto XVI y Juan Pablo II". A partir de ahora, quienes quieran celebrar con el vetus ordodeberán pedir permiso a Roma. A continuación, recuerda la experiencia de un Cardenal al que acudieron dos sacerdotes recién ordenados pidiendo estudiar latín para poder celebrar correctamente. El Papa recuerda las palabras con las que el Cardenal les respondió, con "sentido del humor", instándoles a estudiar primero el español y también el vietnamita, teniendo en cuenta los fieles presentes en la diócesis. Voy a seguir adelante", explica Francisco, "no porque quiera hacer una revolución. Hago lo que siento que debo hacer. Se necesita mucha paciencia, oración y caridad".
Sobre el tema de la inmigración, reiteró que es necesario no sólo acoger a los migrantes, sino también protegerlos, promoverlos e integrarlos, y que también es necesario entender bien las causas del fenómeno, comprender qué está pasando en el Mediterráneo y cuáles son "los juegos de las potencias que se asoman a ese mar para controlarlo y dominarlo".
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