Con motivo de los cuarenta años de su fundación, unos trescientos miembros del Patronato de las Artes de los Museos Vaticanos fueron recibidos en audiencia por el Papa Francisco: la belleza tiene el poder de favorecer el reconocimiento de nuestra humanidad común
Paolo Ondarza – Ciudad del Vaticano
El poder del arte es grande, sobre todo en estos tiempos devastados por la guerra. Así lo recordó Francisco a los cerca de trescientos miembros del Patrons of the Arts es de los Museos Vaticanos a quienes recibió esta mañana en la Sala Clementina: se encontraban en Roma para celebrar el 40º aniversario de sus actividades de donación y mecenazgo en favor de la conservación y promoción del patrimonio conservado en las colecciones pontificias.
"Dios omnipotente es la fuente eterna de la belleza, la verdad y la bondad", observó el Pontífice, y "el arte, el arte religioso en particular, puede llevar un mensaje de misericordia, compasión y aliento no sólo a los creyentes, sino también a quienes dudan, se sienten perdidos, inseguros o quizá solos".
“Porque el arte siempre habla al alma. Tiene el poder de fomentar el reconocimiento de nuestra humanidad común, de tender puentes entre culturas y pueblos, y de crear ese sentido de la solidaridad que tanto necesitamos en nuestro mundo tristemente dividido y asolado por las guerras. El arte regenera el espíritu humano, igual que el agua regenera el desierto seco y árido”