Renato Martinez – Ciudad del Vaticano
“Reforzando el diálogo podemos resistir el extremismo, que por desgracia es una patología que también puede manifestarse en las religiones. Pidamos al Señor que nos guíe cada vez más por este camino de diálogo y fraternidad”, lo escribe el Papa Francisco en sus saludos – entregado al Cardenal Kurt Kock, Presidente del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos – a los miembros de la Delegación del Comité Judío Internacional de Consultas Interreligiosas, a quienes no pudo recibir en audiencia esta mañana, debido al empeoramiento de dolor en la rodilla, tal como lo informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
En sus saludos, el Santo Padre recordó que, “esta Organización se creó en 1970 con el objetivo de promover y acompañar el diálogo interreligioso en todo el mundo”. Es por ello, que este Comité reúne a muchas grandes organizaciones judías, especialmente con sede en los Estados Unidos de América. “Desde sus inicios – subrayó el Pontífice – está en contacto con la Comisión de Relaciones Religiosas con el Judaísmo de la Santa Sede, y junto a ella organiza regularmente conferencias conjuntas sobre temas de actualidad”. Asimismo, el Papa recordó la última vez que los saludó en la Audiencia General de mayo de 2019, con ocasión de su última reunión aquí en Roma.
El Papa Francisco en sus saludos también alentó a los miembros de este Comité a tener presente el tiempo que estamos viviendo, “tiempos turbulentos, donde es de gran importancia que los judíos y los cristianos se reúnan, y trabajen cada vez más juntos, para intentar contrarrestar ciertas tendencias negativas de nuestras sociedades occidentales: la idolatría del ego y del dinero; el individualismo exagerado; la cultura de la indiferencia y del descarte”. Juntos, afirmó el Papa, estamos llamados a dar testimonio del Dios de la misericordia y la justicia, que ama y cuida de las personas; y podemos hacerlo recurriendo a la herencia espiritual que en parte compartimos y que tenemos la responsabilidad de preservar y profundizar.
Asimismo, el Santo Padre recordó que, nuestras tradiciones religiosas nos piden que abordemos los desacuerdos, las divergencias y los conflictos no de forma agresiva, sino sin prejuicios y con intenciones pacíficas, para encontrar puntos de convergencia aceptables para todos. En cualquier caso, el odio y la violencia son incompatibles con nuestra fe en el "Dios misericordioso y clemente, lento para la ira y abundante en amor y fidelidad". Judíos y cristianos, estamos llamados a comportarnos de manera que nos parezcamos lo más posible a nuestro Creador y Padre. Esto se hace muy difícil cuando somos objeto de abusos y persecuciones, como ha sucedido a menudo en la historia y desgraciadamente también sucede hoy. A este respecto, quisiera aprovechar la ocasión para reiterar el compromiso de la Iglesia católica de luchar contra todas las formas de antisemitismo, especialmente mediante una acción preventiva, es decir, en el plano educativo, tanto en las familias como en las comunidades parroquiales y las escuelas, y en las agrupaciones de laicos.
Finalmente, en sus saludos el Papa Francisco precisa que “el diálogo interreligioso, es un signo de nuestro tiempo, un signo providencial, en el sentido de que es Dios mismo, en su sabio designio, quien inspira a los líderes religiosos y a tanta gente corriente a encontrarse y conocerse respetando las diferencias religiosas”. Este es un camino para que la fraternidad y la paz crezcan en el mundo. Reforzando el diálogo podemos resistir el extremismo, que por desgracia es una patología que también puede manifestarse en las religiones. El Santo Padre concluyó sus saludos pidiendo que “el Señor nos guíe cada vez más por este camino de diálogo y fraternidad. Que la bendición de Dios los acompañe y haga fructífera su labor al servicio del conocimiento y la colaboración mutua”.