Benedetta Capelli - Ciudad del Vaticano
Francisco ha expresado su "cercanía espiritual" tanto a Sudán del Sur como a Grecia. A través del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, envió su contribución para sostener a las poblaciones en dificultad, y para expresar -se lee en un comunicado del Dicasterio- "un paternal aliento" hacia las personas y territorios afectados. Una cercanía que va de la mano de la oración y de "la ayuda que se está activando en toda la Iglesia católica, que también involucra a numerosas organizaciones caritativas".
El Papa Francisco ha enviado 75.000 dólares a Sudán del Sur como contribución a las actividades de emergencia y a los programas de subsistencia para la población afectada, especialmente en la diócesis de Malakal. El país se vio afectado por fuertes lluvias e inundaciones devastadoras el pasado agosto. La catástrofe ha desplazado a más de 12.000 personas, con unas 6.000 viviendas dañadas o destruidas y considerables daños materiales, especialmente en la agricultura, una de las principales actividades de la población. En los últimos días, Médicos Sin Fronteras ha dado la voz de alarma sobre el empeoramiento de las condiciones sanitarias de la población debido a la falta de agua potable y la escasez de alimentos.
Save the Children también informó sobre la situación de los niños del país, señalando que el hambre ha obligado a muchos de ellos a abandonar la escuela, poniendo a las niñas en riesgo de matrimonio precoz y explotación sexual, y obligando a algunos jóvenes a delinquir. Además, Sudán del Sur, el estado más joven del mundo, está sumido en una grave crisis política que dura ya años y para la que parece difícil encontrar una solución inmediata. Un reciente informe de las Naciones Unidas ha sacado a la luz numerosos episodios de corrupción, con millones de dólares que fluyen de las arcas del Estado a las de decenas de dirigentes políticos, militares y empresarios.
El Papa también ha pensado en Grecia, enviando una primera contribución de 50.000 euros para apoyar a la población que, desde el pasado mes de agosto, ha sufrido graves pérdidas debido a los incendios que se produjeron en la isla de Evia, en la península del Ática y en la región del Peloponeso, destruyendo más de 100.000 hectáreas de tierra, campos y cultivos. Según el comunicado emitido por el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, esta suma se destinará a actividades promovidas por Cáritas Hellas en la región.
Lo ocurrido en Grecia causó más de 70 víctimas, importantes daños con tres ciudades afectadas, ocho pueblos aislados, turistas y residentes obligados a evacuar. El arzobispo de Atenas, monseñor Sebastianos Rossolatos, habló entonces de "un verdadero infierno, una carnicería", señalando la acción indiscriminada del hombre y la falta de respeto a la Creación.
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