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December 31, 2024Por Cindy Wooden, Catholic News Service
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- A finales de noviembre, durante una breve audiencia con personas involucradas en el deporte del motociclismo, el Papa Francisco pidió oraciones, bromeando que "¡mi trabajo es muy acelerado y mi moto ha envejecido y no funciona bien!"
El Papa Francisco, quien cumplió 88 años el 17 de diciembre, utiliza mayormente una silla de ruedas en lugar de caminar y preside en lugar de concelebrar la mayoría de las liturgias públicas. Aun así, ha tenido un 2024 lleno de compromisos importantes, el viaje más largo de su pontificado y grandes preparativos para el Año Santo 2025, que inaugurará el 24 de diciembre.
En cuanto a su salud, el 2024 fue un mejor año que el 2023, cuando terminó en el hospital dos veces: una por una operación de una hernia y otra por una infección respiratoria.
Tuvo un ataque de bronquitis en febrero, canceló algunas reuniones en septiembre a causa de la gripe y se cayó en diciembre, golpeándose la barbilla con la mesilla de noche y luciendo un gran hematoma en el lado derecho de la cara cuando creó 21 nuevos cardenales el 7 de diciembre.
Durante 12 días a principios de septiembre, el Papa Francisco visitó Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur, el viaje más largo de su papado en términos de distancia y tiempo fuera de Roma. En su primera audiencia general tras su regreso, agradeció públicamente a Dios que le permitiera "hacer como Papa anciano lo que me hubiera gustado hacer como joven jesuita", es decir, viajar a Asia para predicar el Evangelio.
Dos semanas más tarde, volvía a subirse a un avión para volar a Luxemburgo y luego a Bélgica. El 15 de diciembre hizo una visita de un día a la isla francesa de Córcega.
Excluyendo la apertura del Jubileo, su acontecimiento más esperado de 2024 era la asamblea final de cuatro semanas del Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad, la culminación de un proceso de escucha y oración que lanzó en otoño de 2021.
En su homilía durante la Misa de apertura del sínodo, el Papa Francisco dijo que éste no era una "asamblea parlamentaria", sino un esfuerzo por comprender la historia, los sueños y las esperanzas de "un gran pueblo de hermanas y hermanos esparcidos por el mundo, animados por nuestra misma fe, impulsados por el mismo deseo de santidad".
Abrió la primera sesión de trabajo de la asamblea respondiendo a las críticas de que ya no era un sínodo "de obispos", puesto que había convertido en miembros con derecho a voto a decenas de laicos, hombres y mujeres, sacerdotes y religiosas.
"No se trata de sustituir la una con los otros, agitados con el grito: '¡Ahora nos toca a nosotros!", dijo el Papa.
Por el contrario, la composición de la asamblea se encontraba "en coherencia con el ministerio episcopal expresado por el Concilio Vaticano II", que subrayó la responsabilidad de todos los bautizados en la misión de la Iglesia.
La asamblea concluyó con la aprobación por parte de los miembros de un documento final, y el Papa ordenó su publicación como propio.
Un mes después, el Papa Francisco publicó una nota en la que decía a los obispos que el documento final "forma parte del magisterio ordinario del sucesor de Pedro y, como tal, pido que sea aceptado" y puesto en práctica.
El documento final esbozaba las prioridades clave para la Iglesia, incluyendo una mayor participación de los laicos a través de nuevos ministerios y estructuras de gobierno ajustadas como los consejos pastorales, una mayor transparencia y responsabilidad entre los líderes de la Iglesia y la creación de un espacio para los grupos anteriormente marginados.
Pero el Papa Francisco ha retirado de la mesa, al menos temporalmente, algunas de las cuestiones más complejas y delicadas planteadas en las sesiones de escucha y en la primera asamblea sinodal del 2023.
En marzo, el Santo Padre creó 10 grupos de estudio para examinar cuestiones como el ministerio de las mujeres, la educación en los seminarios, las relaciones entre los obispos y las comunidades religiosas y el papel de los nuncios.
Dijo a los miembros del sínodo que esas cuestiones requerían más tiempo, pero prometió que "no se trata del modo clásico para postergar al infinito las decisiones".
El año también vio la publicación de la cuarta encíclica del Papa Francisco, "Dilexit nos" ("Él nos amó"), subtitulada, "Sobre el Amor Humano y Divino del Corazón de Jesucristo".
Impulsado en parte por las celebraciones del 350 aniversario de las apariciones del Corazón de Jesús a Santa Margarita María Alacoque en Paray-le-Monial, Francia, el Papa Francisco analizó cómo la devoción tradicional al Sagrado Corazón debería ayudar a las personas a reconocerse amadas por Dios y llamadas a amar a los demás.
El Papa Francisco dijo que el documento debe leerse junto con sus encíclicas anteriores, "Laudato Si', sobre el cuidado de la casa común" y "Fratelli Tutti, sobre la fraternidad y la amistad social", porque el mensaje de la Iglesia sobre cuestiones sociales "no es ajeno a nuestro encuentro con el amor de Jesucristo".
Los horrores de las guerras en curso, en particular los combates en Ucrania y Oriente Medio, fueron una preocupación diaria del Papa Francisco, pero algunos de sus comentarios dieron lugar a controversias durante el año.
En una entrevista televisada en marzo, el Papa Francisco pidió a Rusia y Ucrania que tuvieran el "valor de la bandera blanca", un término que suele asociarse con la rendición y que, por tanto, causó consternación entre las personas que creen que Ucrania tiene el derecho y el deber de defenderse de la agresión rusa.
Matteo Bruni, director de la oficina de prensa del Vaticano, dijo a los periodistas que la imagen de la bandera blanca -- término utilizado por el entrevistador al plantear la pregunta -- fue recogida por el Papa y pretendía "indicar el cese de las hostilidades, una tregua alcanzada con el valor de la negociación", no un llamamiento a la rendición.
En noviembre, el Papa se unió a muchos líderes occidentales para conmemorar con tristeza el milésimo día desde que Rusia lanzó su ataque a gran escala contra Ucrania.
"Sé bien que ninguna palabra humana es capaz de proteger sus vidas de los bombardeos diarios, ni consolar a quienes lloran a los muertos, ni curar a los heridos, ni repatriar a los niños, ni liberar a los prisioneros, ni mitigar los duros efectos del invierno, ni devolver la justicia y la paz", escribió en una carta a su nuncio en Kiev.
Prometió a los ucranianos que seguiría rezando a Dios, "única fuente de vida, de esperanza y de sabiduría, para que convierta los corazones y los haga capaces de iniciar caminos de diálogo, de reconciliación y de concordia".
El Papa Francisco también pidió constantemente la paz en Oriente Medio, la liberación de los rehenes secuestrados por Hamás en octubre de 2023 y ayuda humanitaria para la población de Gaza.
Sin embargo, a mediados de noviembre, el Papa recibió críticas de funcionarios israelíes después de que Vatican News publicara un extracto de un nuevo libro en el que el Papa Francisco decía: "Lo que está sucediendo en Gaza, que según algunos expertos parecería tener las características de un genocidio, debería ser investigado con atención" para determinar si encaja en la definición técnica formulada por juristas y organismos internacionales.
Yaron Sideman, el embajador israelí ante la Santa Sede, publicó en X unas horas más tarde: "Hubo una masacre genocida el 7 de octubre de 2023 de ciudadanos israelíes, y desde entonces, Israel ha ejercido su derecho de autodefensa contra los intentos de siete frentes diferentes de matar a sus ciudadanos".
A finales de año, el Papa Francisco pidió "un alto el fuego en todos los frentes de guerra" a tiempo para la Navidad y el comienzo del Año Santo.