Johan Pacheco – Ciudad del Vaticano
El Papa Francisco reiteró este domingo, después del rezo del Ángelus, su llamado a la paz en Ucrania, ante la guerra de agresión que sufre actualmente sin ningún tipo de “justificación”.
“Lamentablemente, la violenta agresión contra Ucrania no cesa, una masacre sin sentido donde las atrocidades se repiten cada día. No hay ninguna justificación para ello. Pido a todos los actores de la comunidad internacional que hagan un verdadero esfuerzo para poner fin a esta repugnante guerra”, pidió el Pontífice.
Lamentó Francisco que “también esta semana han caído misiles y bombas sobre civiles, ancianos, niños y madres embarazadas”.
En la tarde de ayer, el Papa Francisco visitó a los niños ucranianos heridos en el Hospital Bambino Gesù: “están aquí en Roma. A uno le falta un brazo, el otro tiene una herida en la cabeza... Niños inocentes”.
El Papa manifestó su cercanía con la dramática situación de los refugiados ucranianos, que han tenido que salir de su país:
“Pienso en los millones de refugiados ucranianos que tienen que huir, dejándolo todo atrás, y siento una gran pena por aquellos que ni siquiera tienen la oportunidad de escapar. Tantos abuelos, enfermos y pobres, separados de sus familias, tantos niños y personas frágiles, se dejan morir bajo las bombas, sin poder recibir ayuda y sin encontrar seguridad, ni siquiera en los refugios antiaéreos. ¡Todo esto es inhumano! De hecho, es incluso sacrílego, porque va contra la santidad de la vida humana, especialmente contra la vida humana indefensa, que debe ser respetada y protegida, no eliminada, ¡y que está por encima de cualquier estrategia! No lo olvidemos: es cruel, inhumano y sacrílego. Recemos en silencio por los que sufren”.
El Papa agradeció a los pastores, que estos días trágicos para Ucrania han permanecido allí viviendo el Evangelio de la caridad y la fraternidad: "Gracias, queridos hermanos y hermanas, por este testimonio y por el apoyo concreto que ofrecen valientemente a tantas personas desesperadas".
Así mismo agradeció al recién nombrado Nuncio Apostólico en Ucrania, monseñor Visvaldas Kulbokas, que permanece en Kiev con sus colaboradores desde el comienzo de la guerra y “que con su presencia me acerca cada día al pueblo ucraniano martirizado”.
Francisco también pidió, durante su llamamiento, no acostumbrase a la guerra y a la violencia. Y exhortó a seguir manifestando generosamente la atención a los refugiados. “Pensemos en esas mujeres, en esos niños, que, con el tiempo, sin trabajo, separados de sus maridos, serán buscados por los buitres de la sociedad. Protejámoslos, por favor”.
También reiteró su invitación a unirse en la oración el próximo 25 de marzo “para realizar un acto solemne de Consagración de la humanidad, especialmente de Rusia y Ucrania, al Corazón Inmaculado de María, para que Ella, la Reina de la Paz, obtenga la paz para el mundo”.