VATICAN NEWS
Tras haber celebrado la santa Misa del domingo de Ramos, 10 de abril, en la plaza de San Pedro, el Papa pidió una vez por el cese de la guerra en Ucrania.
Igualmente Francisco saludó a los peregrinos llegados de diferentes países, entre ellos muchos jóvenes, deseándoles a todos, incluidas las personas que se conectaron a la transmisión a través de los medios de comunicación, "una buena Semana Santa".
Antes de rezar la oración mariana del Ángelus, el Pontífice recordó que fue el propio Ángel del Señor quien dijo a María en la Anunciación: "Nada es imposible para Dios".
"Nada es imposible para Dios -insistió el Papa- ni siquiera poner fin a una guerra cuyo final no se vislumbra, una guerra que cada día pone ante nuestros ojos atroces masacres y atroces crueldades cometidas contra civiles indefensos. Recemos por ello".
Igualmente, el Santo Padre hizo hincapié en que estamos viviendo los días previos a la Pascua, mientras nos preparamos para celebrar la victoria del Señor Jesucristo sobre el pecado y la muerte:
"Su victoria sobre el pecado y la muerte, no sobre alguien y contra alguien", subrayó Francisco, indicando que hoy hay una guerra "porque se quiere ganar así", a la manera del mundo, "aunque de esta forma sólo se pierde".
En este contexto, el Pontífice propuso una tregua para detener finalmente esta guerra y dejar que venza Cristo, "que cargó con la cruz para liberarnos del dominio del mal, que murió para que reinara la vida, el amor y la paz".
"Dejemos las armas, iniciemos una tregua pascual, pero no para recargar las armas y reanudar la lucha, ¡no! Una tregua para lograr la paz, a través de una verdadera negociación, dispuestos incluso a hacer algunos sacrificios por el bien del pueblo", concluyó el Papa, preguntándose, ¿qué clase de victoria será la que plante una bandera sobre un montón de escombros?
"Nada es imposible para Dios", reiteró Francisco, confiándole, precisamente a Él, esta intención por la intercesión de la Virgen María.