Por Laura Kelly Fanucci, OSV News Durante los años en que mi esposo cursó estudios de negocios, aprendió el arte del “recordatorio”: cómo desarrollar un nuevo hábito conectándolo con uno que ya tienes. Esta práctica cambió mi vida, porque (pido disculpas a mi dentista) gracias al “recordatorio” empecé a usar el hilo dental todos los días.
Me explicó el concepto del “recordatorio” mientras estábamos en el baño mirando el estante donde guardamos los cepillos de dientes. Como ya tenía el hábito de cepillarme los dientes dos veces al día, lo único que tenía que hacer era colocar el hilo dental al lado del cepillo. Así, cuando sacara el cepillo, me acordaría automáticamente de usar el hilo dental primero.
Aunque parezca mentira, ¡funcionó! Así que anoche, mientras usaba el hilo dental, me puse a pensar: ¿Qué pasaría si aplicamos este mismo concepto a nuestra vida de oración?
Piensa en las cosas que te llevan a rezar: las últimas noticias, el pedido de un amigo, el sonido de las campanas de la iglesia o una ambulancia que pasa a toda velocidad. Luego, reflexiona sobre las rutinas que haces de manera inconsciente. ¿Qué podrías hacer para acordarte de rezar fácilmente en el trabajo o en casa?
Cuando abras la nevera, puedes agradecer por la comida de cada día. Cuando salgas de casa, bendícete con agua bendita junto a la puerta. Cuando pases frente a un hospital, reza por los pacientes y sus cuidadores. Cuando abraces a tus hijos o nietos, da gracias a Dios por el don de sus vidas. La rutina diaria nos ofrece mil maneras sencillas de rezar.
Muchas personas aman proponerse objetivos para el Año Nuevo, pero según los estudios, tan solo el 9% los cumple. Conocer el poder del “recordatorio” puede ayudarnos a desarrollar y mantener nuevos hábitos. Algunos amigos me han contado que dejan lista la ropa deportiva por la noche para acordarse de hacer ejercicio a primera hora de la mañana. Otras familias rezan en el coche cada vez que pasan frente a una iglesia o un cementerio. ¿Y si examinas tus hábitos diarios y agregas un “recordatorio” para rezar?
Si preparas café cuando te despiertas, podrías rezar por los trabajadores que recogieron los granos, o por el cónyuge con el que compartes la cafetera. Si eres de los que abren ciertas aplicaciones todo el tiempo, pon tu Biblia junto al teléfono o cambia el fondo de pantalla para acordarte de rezar primero.
A lo largo de los años, me he inventado algunos “recordatorios” como estos. Durante una época en la que varias amigas estaban pasando por embarazos complicados, decidí rezar cada vez que recogiera el canasto de la ropa sucia, para acordarme de aquellos que llevan cargas pesadas. Una vez, me saqué de quicio cuando tropecé con los zapatos de los niños que estaban junto a la puerta trasera. Sin embargo, me di cuenta de que podía convertir mi enojo en una oración silenciosa: rezar por cada niño mientras ordenaba sus zapatos (y a la vez recordarles que los ordenaran).
Este año mi esposo me hizo acordar de algo. Durante una Cuaresma, empezó a leer las lecturas de la Misa por correo electrónico todos los días, y sigue siendo lo primero que hace cuando toma el teléfono cada mañana. Últimamente, prefiero ver las noticias o las redes sociales, que no me invitan a rezar como lo hacen las Escrituras. Así que estoy tratando de adquirir un nuevo hábito: a la noche, pongo mi libro de oraciones sobre mi teléfono para acordarme de rezar ni bien me despierto.
¿Cómo puedes cambiar tu manera de rezar con un recordatorio simple e infalible? Si necesitas un estímulo visual, pega una nota en tu espejo. Si prefieres una alarma, configura un recordatorio en tu teléfono. Identifica tus hábitos más frecuentes y aprovéchalos para rezar.
Y quién sabe, tal vez también termines usando el hilo dental todos los días.