'Escúchennos y ayúdennos', obispo nigeriano suplica, llamando 'sangre de mártires' la 'semilla de la cristiandad'
Por Kimberley Heatherington
WASHINGTON (OSV News) -- "La muerte nunca se anuncia", advierte un proverbio nigeriano. Es un consejo con el que los fieles católicos de la Diócesis de Makurdi -- situado en el estado de Benue en Nigeria -- están tristemente familiarizados, ya que ellos, así como sus vecinos cristianos, sufren una campaña sostenida de terrorismo, que ahora se extiende a una segunda década.
Recientemente, OSV News entrevistó al obispo Wilfred Chikpa Anagbe de Makurdi, un sacerdote claretiano, durante su visita a Estados Unidos organizada por Ayuda a la Iglesia Necesitada, una organización benéfica católica bajo la guía del Santo Padre.
El obispo Anagbe tiene un mensaje urgente para los católicos estadounidenses: Por favor, escúchennos y ayúdennos.
"En enero de 2018, perdimos 72 personas en una noche", recordó el obispo Anagbe. "Vinieron por la noche, en un ataque no provocado. En abril de ese mismo año, dos de mis sacerdotes y 17 feligreses fueron asesinados en una iglesia durante la Misa matutina. Les dispararon. Murieron a sangre fría; les dimos un entierro masivo. Y así ha continuado".
De acuerdo con el Instituto de Economía y Paz (IEP) en Sídney, Australia, Nigeria ocupa el octavo lugar en el índice de "Los 10 Países Más Afectados por el Terrorismo" del IEP en 2023. Publicada por la fundación interdenominacional Puertas Abiertas, la Lista de Observación 2023 señala que Nigeria representa el 89% de los cristianos martirizados en todo el mundo. Nigeria tiene la mayor población cristiana de cualquier país de África -- aproximadamente el 49.3%, o más de 80 millones de personas, de las cuales 21 millones son católicas.
Según un informe del 10 de abril titulado "Cristianos mártires en Nigeria" y publicado por Intersociety, en los últimos 14 años, al menos 52,250 cristianos nigerianos han sido brutalmente asesinados por militantes islámicos.
En ese mismo período, se incendiaron 18,000 iglesias cristianas y 2,200 escuelas cristianas. Aproximadamente 34,000 musulmanes moderados también murieron en ataques islámicos. Con sede en Nigeria, Intersociety es un grupo de investigación de derechos que ha monitoreado la persecución religiosa y la violencia en el país desde 2010.
En junio de 2022, más de 50 personas fueron asesinadas durante una Misa del Domingo de Pentecostés en la Iglesia Católica de San Francisco Javier en Owo, en el estado de Ondo. El Papa Francisco ofreció sus oraciones después del devastador ataque, denunciando "este acto de indescriptible violencia".
"Entre el año 2022 y mayo de 2023, han ocurrido alrededor de 140 ataques en Benue, y unas 591 personas han sido asesinadas", manifestó el obispo Anagbe. "Justo el 8 de abril, en la víspera del Domingo de Pascua, unos terroristas atacaron. Y la gente se refugió en un salón de clases en una escuela. Mataron alrededor de 40 personas aquella noche. Esto es lo que yo vivo todos los días".
La amenaza específica que enfrenta la diócesis del obispo Anagbe tiene sus raíces en la fricción entre las comunidades agrícolas predominantemente cristianas y católicas de Nigeria, que representan casi el 70%, y los cambios en los patrones migratorios de los pastores nómadas Fulani, en su mayoría musulmanes.
Con la desertificación de antiguas tierras de pastoreo, los Fulani buscaron otras áreas de pasto y fuentes de agua para su ganado: cabras y ovejas. Sin embargo, para el cultivo, el crecimiento agrícola regional ocupó gran parte de las áreas a las que los Fulani solían tener acceso. Los agricultores se enfadaron por las repetidas incursiones de los pastores en sus tierras y el pisoteo y consumo de valiosos cultivos por parte del ganado.
Lo que podría haber sido una disputa territorial contenciosa entre poblaciones asentadas y nómadas adquirió una dimensión asesina cuando militantes islámicos radicales comenzaron a armar a los pastores Fulani.
"Estos son invasores que llegan y matan a la gente, los expulsan, y ocupan su territorio. Es una clara ocupación del territorio", explicó el obispo Anagbe. "Están conquistando y desestabilizando a las comunidades indígenas, y conquistando sus territorios".
Los agricultores han sido empujados a las ciudades, desarraigados tanto de sus tierras como de su sustento. La agricultura se ha visto tan interrumpida que el periódico Guardian de Nigeria informó en septiembre de 2021: "Debido a la inseguridad en el estado de Benue, Nigeria ya no puede producir suficiente comida para alimentar a su propia población".
Como observó el grupo de expertos de Hudson Institute con sede en Washington en 2021: "Muchos nigerianos ya no distinguen entre los pastores Fulani y Boko Haram, viendo a ambos como un único frente terrorista cuyo único objetivo es islamizar Nigeria".
En septiembre de 2022, el Gobernador Samuel Ortom del estado de Benue declaró al sitio web de noticias Sahara Reporters que "la milicia de los pastores Fulani y otros grupos terroristas islámicos han estado colaborando entre si para mantener sus ataques en el estado y otras partes del país".
Y, sin embargo, no ha habido ninguna persecución por parte de las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley. "Nadie ha sido arrestado", señaló el obispo Anagbe. "No hay acción por parte del gobierno".
"Como diócesis, entre 2014 y 2023, he perdido 13 parroquias", reflexionó el Obispo Anagbe. Sin embargo, una parroquia no es solo una iglesia; el obispo explicó que, en el estado de Benue, una parroquia puede comprender varias iglesias ubicadas en distintas aldeas en un radio de 10-15 kilómetros. La amenaza de emboscadas ha hecho que las visitas pastorales sean literalmente imposibles.
"Entre 2022 y 2023, han fallecido 18 sacerdotes", dijo el obispo Anagbe. "Somos como una especie en peligro de extinción".
Se han destruido hogares, escuelas, clínicas, y hospitales. Por seguridad, "estamos considerando la posibilidad de tener una especie de clínica móvil", acotó el obispo Anagbe. "Simplemente conduciríamos allí y atenderíamos a la gente. Eso es lo que estamos planeando y esperamos que funcione". Agregó que aún están buscando financiamiento para esta iniciativa destinada a salvar vidas, que atendería a los aproximadamente 1.5-2 millones de personas desplazadas internamente (o IDP, por sus siglas en inglés) que viven en campamentos.
El Padre Remigius Ihyula, que dirige la fundación para la Justicia, el Desarrollo, y la Paz, un brazo de la Diócesis de Makurdi, informó que el 85% de los IDP se encuentran en territorios cubiertos por la Diócesis de Makurdi.
En octubre de 2022, el obispo Anagbe se dirigió al Parlamento Europeo en Bruselas, quienes al haber confiado en informes gubernamentales filtrados, "se sorprendieron al escuchar lo que está sucediendo", manifestó. "Parte de lo que solicitamos fue que continúen abogando en defensa de Nigeria y hacer saber al mundo que esto no está bien".
Como observó el padre Ihyula, esta defensa, ya sea por parte de funcionarios de alto rango o de ciudadanos comunes que puedan ponerse en contacto con los representantes en el Congreso de Estados Unidos, permitirá "hacer saber al gobierno nigeriano que sabemos que están ocurriendo atrocidades en Nigeria, que sabemos lo que está sucediendo, y que debería haber consecuencias por este tipo de cosas. Esa es la única manera en que esto puede cambiar".
El obispo Anagbe está comprometido a dialogar, pero admitió sus desafíos. "Existe diálogo cuando las personas están dispuestas. Pero cuando alguien no está abierto (a dialogar), y tiene una idea preconcebida, el dialogo es difícil".
Es una cruel ironía que el crecimiento explosivo de la diócesis del obispo Anagbe provenga de los refugiados que huyen de la violencia terrorista. Aun así, en sus visitas a los campamentos de desplazados internos, a pesar de las duras condiciones, "veo la esperanza viva en estos momentos", dijo el obispo Anagbe.
Y, sin embargo, "la fe está creciendo, sin importar los desafíos. La sangre de los mártires es la semilla del cristianismo", dijo el obispo. "Y en realidad, en momentos como estos, confiamos absolutamente en Dios. ... También hemos sido muy fieles en confiar siempre en Dios. La oración, sabemos, obra milagros", declaró.
"Estamos llorando por el alma de Nigeria", expresó el obispo Anagbe. "Y creo que necesitamos un enorme esfuerzo y el apoyo de cada persona, hombres y mujeres de fe, y hombres y mujeres de buena voluntad, para ayudar y salvar a esta nación, cuyas comunidades indígenas están al borde de la extinción".