Una corte en España condenó a un excoronel salvadoreño por el asesinato de cinco sacerdotes jesuitas en 1989, un acto raro de justicia por una atrocidad cometida durante la sangrienta guerra civil de El Salvador.
Un fallo del 11 de septiembre dictaminó que el excoronel Inocente Orlando Montano, de 77 años, había planeado y ordenado los asesinatos de los cinco sacerdotes jesuitas, todos de nacionalidad española, el 16 de noviembre de 1989, en su residencia en el campus de la Universidad Centroamericana en San Salvador dirigida por los jesuitas.
Los cinco españoles fueron el padre Ignacio Ellacuría, rector de la universidad, junto con los padres Ignacio Martín-Baro, Juan Ramón Moreno, Amando López y Segundo Montes. El padre jesuita salvadoreño Joaquín López y Julia Elba Ramos, ama de llaves, y su hija adolescente Celina, también murieron en el ataque.
El tribunal solo pudo considerar los casos de los cinco jesuitas españoles como condición para la extradición de Montano en 2017 a España desde Estados Unidos, donde residía antes de su extradición.
Montano, presente durante el juicio en Madrid en una silla de ruedas, fue condenado a 133 años, cuatro meses y cinco días de prisión: 26 años, ocho meses y un día por cada asesinato. Se declaró inocente y testificó que no tenía animosidad contra los jesuitas o la Iglesia Católica e incluso habló del padre Ellacuría como amigo.
Testigos dijeron durante el juicio, que se llevó a cabo durante nueve días en junio y julio, dijeron que Montano consideraba a los jesuitas como "traidores" y consideraba, junto con otros en el ejército, que la Universidad Centroamericana, estaba infestada de rebeldes del grupo Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional.
El padre Ellacuría estaba involucrado en un proceso de paz para poner fin a la guerra civil, que, según los fiscales, se percibía como una amenaza por militares.
Yusshy Rene Mendoza, ex teniente y testigo, testificó que las percepciones en el ejército eran que el padre Ellacuría apoyaba la causa guerrillera. Mendoza también testificó que las órdenes de matar a los jesuitas provenían del "alto mando".
La guerra civil en El Salvador cobró 75,000 vidas y envió a miles más a huir del país centroamericano. El conflicto puso en conflicto a escuadrones de la muerte de derecha contra rebeldes de izquierda; Los abusos contra los derechos humanos abundaban y cobró la vida de clérigos y religiosos y religiosas. Terminó oficialmente con un acuerdo de paz en 1992.