La esperanza en medio del sufrimiento conduce a Dios, dice el Papa en un mensaje para los enfermos del mundo
Por Justin McLellan, Catholic News Service
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- Aunque el estribillo del Año Santo 2025, "La esperanza no defrauda", puede ser difícil de aceptar para los enfermos, los cristianos están llamados a reconocer la cercanía de Dios incluso en los momentos de debilidad o desesperación, dijo el Papa Francisco.
La enfermedad puede ser "un encuentro que nos transforma" cuando uno se abre a Dios, escribió en su mensaje para la 33ª Jornada Mundial del Enfermo, que la Iglesia celebra el 11 de febrero, festividad de Nuestra Señora de Lourdes.
Además, el Vaticano acogerá el 5 y 6 de abril el Jubileo de los Enfermos y del Mundo de la Sanidad, un evento que se clausurará con una misa papal celebrada en la Plaza de San Pedro.
"El dolor lleva siempre consigo un misterio de salvación, porque hace experimentar el consuelo que viene de Dios",escribió el Papa en el mensaje publicado el 27 de enero.
A pesar de la fragilidad sentida a nivel físico, psicológico y espiritual durante los momentos de enfermedad, "sentimos la cercanía y la compasión de Dios, que en Jesús ha compartido nuestros sufrimientos", escribió el Papa Francisco. Dios "no nos abandona y muchas veces nos sorprende con el don de una determinación que nunca hubiéramos pensado tener, y que jamás hubiéramos hallado por nosotros mismos".
El Papa Francisco dijo que el sufrimiento también puede ser aceptado por los cristianos como un regalo, ya que a causa de éste "nos damos cuenta de que toda esperanza viene del Señor".
"Por lo demás, sólo en la resurrección de Cristo nuestros destinos encuentran su lugar en el horizonte infinito de la eternidad", escribió.
El Papa comparó el viaje de los enfermos con el de los discípulos de Emaús, quienes, al compartir sus angustias y decepciones con Jesús, llegaron a reconocer su presencia, lo que les permitió sentir ese "‘más allá’ que al acercarse nos devuelve valentía y confianza".
El sufrimiento, añadió el Papa Francisco, desarrolla un profundo sentido del compartir y del encuentro. Quienes atienden a los enfermos se dan cuenta de que son "ángeles de esperanza y mensajeros de Dios, los unos para los otros", ya sea en casa o en una clínica, residencia de ancianos u hospital.
"Es importante saber descubrir la belleza y la magnitud de estos encuentros de gracia", escribió. "Y aprender a escribirlos en el alma para no olvidarlos; conservar en el corazón la sonrisa amable de un agente sanitario, la mirada agradecida y confiada de un paciente, el rostro comprensivo y atento de un médico o de un voluntario, el semblante expectante e inquieto de un cónyuge, de un hijo, de un nieto o de un amigo entrañable".
Tales gestos son rayos de luz que hay que atesorar, dijo el Papa, que incluso en medio de la adversidad no solo nos dan "fuerza, sino que enseñan el sabor verdadero de la vida, en el amor y la proximidad".
Quienes cuidan de los enfermos durante el año jubilar "tienen más que nunca un rol especial", dijo el Papa en su mensaje. Su dedicación tiene un impacto "mucho más allá de las habitaciones y camas" de los centros sanitarios en la promoción de la caridad y son capaces "de llevar luz y calor allí donde más se necesita".
"¡Toda la Iglesia les está agradecida!", escribió. "También yo lo estoy y rezo por ustedes encomendándolos a María".