Por David Agren
Catholic News Service
CIUDAD DE MÉXICO (CNS) -- Inocente Orlando Montano, ex coronel del ejército salvadoreño acusado de participar en "la decisión, el diseño o la ejecución de los asesinatos" de seis jesuitas en 1989, testificó en su juicio en España que nunca se ordenó eliminar a los sacerdotes.
También cuestionó las afirmaciones de que militares de alto rango querían sabotear el proceso de paz para poner fin a la guerra civil de El Salvador, un motivo presentado por los fiscales para los asesinatos, diciendo que el ejército también estaba cansado de luchar. Montano incluso profesó su catolicismo personal y expresó sus condolencias por la muerte de los sacerdotes.
"Yo juro ante al tribunal, a ustedes y mi Dios de que no estoy mintiendo. Yo en ningún momento participé en una reunión en la cual se dijera o se diera la orden de matar a los curas", Montano dijo el 15 de julio en una corte de Madrid. "En ningún momento fueron mencionados en las reuniones que tuvimos de que había que asesinar a los curas. Si, hubo una expresión de que había que, no asesinar, (había) que controlar a los a los líderes de la subversión que estaban ubicados en la ciudad de San Salvador".
El testimonio culminó el juicio de Montano en España, donde se llevó a cabo el proceso porque varios de los jesuitas asesinados eran ciudadanos españoles. Montano, de 77 años, sentado en una silla de ruedas y con su tapabocas alrededor del cuello, habló con calma y sin notas durante 14 minutos.
Habló de "mentiras" presentadas por testigos que habían testificado anteriormente, diciendo: " Me ha repugnado tantas mentiras que se han dicho contra mi persona". También dijo que gran parte del ejército "es católico, y lamentamos estas muertes".
"Yo quiero decir en esta sesión de que soy católico, católico creyente y como tal le pido a mi señor Jesús de que me ilumine para decir lo que estoy diciendo y para asegurar de que ustedes entiendan que muchas de esas versiones que se han dado sobre el conflicto, pues, fueron ocasionadas no por un plan preconcebido ... o que se tuviera la intención o deseo de asesinar a los padres", dijo.
La declaración de Montano contradijo el testimonio de testigos anteriores, quienes dijeron que el alto mando militar dio la orden de matar a los sacerdotes y que el entonces presidente Alfredo Cristiani no dio una "contra orden" para detener el ataque.
"Los soldados que ingresaron a la UCA", el acrónimo en español de la Universidad Centroamericana dirigida por los jesuitas, donde residían los sacerdotes asesinados, la ama de llaves y su hija, "acusaron a Benavides de haber dado la orden", dijo Montano, refiriéndose al coronel Guillermo Benavides, entonces director de la academia militar del país. Benavides es la única persona condenada por el asesinato y permanece encarcelada en El Salvador.
Testigos expertos dijeron que la versión de los hechos, atribuyendo la culpa solamente a Benavides, era inverosímil y que no se trata de un caso en el cual solamente un soldado, sin participación de otros, se volvió deshonesto.
La guerra civil en El Salvador cobró 75,000 vidas, envió a miles más a huir del país centroamericano y terminó oficialmente con acuerdos de paz en 1992. En el conflicto, los escuadrones de la muerte de derecha lucharon contra los rebeldes de izquierda. Abusos de los derechos humanos ocurrieron con frecuencia.
Los padres jesuitas Ignacio Ellacuría, Ignacio Martín-Baró, Juan Ramón Moreno, Amando López, Segundo Montes y Joaquín López fueron asesinados el 16 de noviembre de 1989 por soldados que intentaron atribuir el crimen a los guerrilleros.
Julia Elba Ramos, la ama de llaves de la residencia de los sacerdotes, y su hija adolescente, Celina, también fueron asesinadas en el ataque.
El padre Ellacuría había estado involucrado en los esfuerzos por traer la paz a El Salvador. Montano, sorprendentemente, dijo que "en cierta forma" consideraba al padre Ellacuría "un amigo", y que en ciertas ocasiones le ayudó a liberar a prisioneros y personas detenidas por el ejército. Montano le dijo a la corte: "Nunca yo acusé al padre Ellacuría".
"Le consideré una persona muy honesta y muy correcta, y que no estaba comprometido con la subversión", dijo. "Simplemente que él tenía amistad con el señor presidente y pues estaba comprometido de tal forma de que prometió ayudar, pues, a que consiguiera la paz en el país".
Un veredicto en el juicio se espera pero no se ha puesto fecha todavía.
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The following is an English version of the above translation.
Ex-Salvadoran officer says witnesses lied in his trial for Jesuits' murders
By David Agren
Catholic News Service
MEXICO CITY (CNS) -- Inocente Orlando Montano, the former Salvadoran army colonel accused of participating in "the decision, design or execution of the killings" of six Jesuits in 1989, testified in his Spanish trial that no order was ever given to eliminate the priests.
He also disputed claims that senior military men wanted to sabotage the peace process for ending El Salvador's civil war -- a motive presented by prosecutors for the slayings -- saying the army was tired of fighting, too. Montano even professed his personal Catholicism and expressed condolences for the priests' deaths.
"I swear before this tribunal and before my God that I am not lying. I never participated in a meeting in which it was said or an order was given to kill the priests," Montano said July 15 in a Madrid courtroom.
"At no time was it mentioned in the meetings that we had that the priests had to be killed," he continued. "What was said is that the leaders of the subversion had to be controlled."
The testimony capped Montano's trial in Spain, where the trial was held because several of the Jesuits murdered were Spanish citizens. Montano, 77, sitting in a wheelchair and wearing his facemask around his neck, spoke calmly and without notes for 14 minutes.
He spoke of "lies" presented by previous witnesses, saying, "It's disgusted me what has been said against me." He also said much of the military "is Catholic, and we regret these deaths."
"I'm Catholic ... and as such I ask my Lord Jesus to enlighten me to say what I am saying and to assure that you understand in many of the versions given of the conflict ... (the deaths) were not caused by a preconceived plan ... or that there was the intention or wish to kill the priests," Montano said.
Montano's statement contradicted testimony of previous witnesses, who said the military high command gave the orders to kill the priests and that then-President Alfredo Cristiani did not give a "counter-order" to stop the attack.
"The soldiers that entered the UCA" -- the Spanish acronym for Jesuit-run Central American University, where the slain priests, their housekeeper and her daughter resided -- "accused Benavides, that he had given the order," Montano said, referring to Col. Guillermo Benavides, then-director of the country's military academy. Benavides is the only person convicted of the killing and remains imprisoned in El Salvador.
Expert witnesses said the version of events -- pinning the blame on Benavides -- was implausible and that a single soldier would not have gone rogue.
The civil war in El Salvador claimed 75,000 lives, sent thousands more fleeing the Central American country and officially ended with a peace agreement in 1992. In the conflict, right-wing death squads fought against left-wing rebels. Human rights abuses occurred frequently.
Jesuit Fathers Ignacio Ellacuria, Ignacio Martin-Baro, Juan Ramon Moreno, Amando Lopez, Segundo Montes and Joaquin Lopez were killed Nov. 16, 1989, by soldiers who tried pinning the crime on rebels.
Julia Elba Ramos, a housekeeper, and her teenage daughter, Celina, also were killed in the attack.
Father Ellacuria had been involved in efforts to bring peace to El Salvador. Montano, surprisingly, said he considered Father Ellacuria to be "sort of a friend," who came to ask that Montano release prisoners and people detained by the military. Montano told the court, "I never considered (him) an enemy."
"I considered him to be very honest, very correct and that he was not involved in the subversion," he said. "He simply had a friendship with the president and because of that he was committed (to) helping achieve peace in the country."
A verdict in the trial will be handed down by a panel of judges at a date to be determined.