Fausta Speranza - Ciudad del Vaticano
La Pre-Cumbre de la ONU sobre Sistemas Alimentarios se celebró en Roma del 26 al 28 de julio para establecer una plataforma de reflexión esencial sobre seguridad alimentaria y sostenibilidad, con vistas a promover planes de acción concretos en la Cumbre de septiembre en el Palacio de Cristal. El objetivo es lograr un nivel aceptable de nutrición para todos los habitantes del mundo y garantizar la producción de alimentos para los más de 9.000 millones de personas que se prevé que poblarán el planeta en 2050. En el centro del debate estuvo el impacto de la pandemia en los sistemas alimentarios y la importancia de una transición medioambiental. Según el Vicedirector de la FAO, Mario Lubitnik, surgió la urgencia de replantear el enfoque con el que deben elaborarse los planes de acción concretos, recordando en primer lugar que más de 800 millones de personas padecen hambre en el mundo y que tres mil millones de personas no comen sino alimentos de mala calidad que no aseguran una buena nutrición.
Citando al Papa Francisco, el Vicedirector de la FAO recuerda que todo esto es un absoluto escándalo. Destacó que sólo faltan nueve años para 2030, fecha señalada como límite para el objetivo de erradicar el hambre en el mundo según los Objetivos del Milenio de la ONU, y a continuación explicó que ya no es posible razonar en términos de prioridades, pensando en el plato de arroz que hay que asegurar para los que no lo tienen. Esta Pre-Cumbre sirvió – explicó – para reiterar la necesidad de un enfoque sinérgico, que considere la relación entre cuestiones que van desde la economía a las culturas locales y los actores del sector público al privado.
Según Lubitnik, es crucial haber iniciado con esta Pre-Cumbre un proceso de análisis y reflexión que desemboque en planes de acción concretos en septiembre. No hay soluciones mágicas, sino prioridades precisas. Se trata de entender, subraya, que es necesario un enfoque que considere muchos aspectos diferentes, reconduciéndolos a "una sola salud", es decir, a un concepto único de salud humana, capaz de tener en cuenta las patologías humanas y animales, el medio ambiente, las consecuencias del cambio climático, la dinámica comercial, los mecanismos de producción, el respeto de las culturas indígenas, la sociedad civil, las inversiones públicas y privadas, además de las urgencias obligadas vinculadas a la pandemia que – afirma Lubitnik – debería haberse considerado un riesgo grave incluso antes del estallido del caso Covid-19. Por último, un ejemplo concreto: la yuxtaposición de temas como el hambre y la sostenibilidad.
Lubitnik subraya la importancia del discurso pronunciado ayer por el Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, el Cardenal Peter Kodwo Turkson, que pidió la valorización de los pequeños productores indígenas y tradicionales, "que mantienen una sana relación con la tierra cultivada". El responsable del Dicasterio Vaticano explicó cómo el uso de sistemas alimentarios fruto de las culturas locales, definidos como "agroecosistemas", será útil sobre todo "en los países más sensibles al cambio climático y, por tanto, más expuestos a la variabilidad de las lluvias y las temperaturas, las sequías y las inundaciones". Y la cuestión es que, en cambio – recuerda Lubitnik – con demasiada frecuencia la gestión de los recursos bioculturales en todo el mundo se sacrifica en beneficio de la agricultura comercial, lo que va en detrimento de la vitalidad y la resistencia de los cultivos y las especies alimentarias.
"Vemos cómo se margina a las mujeres, es injusto y no es justo". Así lo denunció ayer Sabrina Dhowre Elba, embajadora de buena voluntad de la ONU para el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (Ifad). Actriz, activista y modelo, Elba lleva trabajando sobre el terreno desde abril de 2020 a través de proyectos apoyados por el Ifad en Sierra Leona dirigidos a mujeres y niñas rurales. "En todo el mundo, 1.700 millones de mujeres y niñas viven en zonas rurales, es decir, más de una quinta parte de toda la humanidad. Es inaceptable que constituyan casi la mitad de la mano de obra en las zonas rurales y, sin embargo, tengan más probabilidades que los hombres de vivir en la pobreza y pasar hambre", dijo Elba, quien añadió que para hacer algo de verdad, "el primer paso es darse cuenta de que existe una brecha" en detrimento de las mujeres, por lo que también hay que "reconstruir la mirada sobre las mujeres". Saben lo que quieren", añadió Elba, "y cuando tienen poder y medios se vuelven más productivos y eficaces. Tenemos que darles oportunidades para que demuestren su valía, apoyarles para que consigan lo que quieren". Los prejuicios y la estigmatización que sufren las mujeres son un freno a su potencial, que sigue sin expresarse, por lo que, para Elba, "lo que debe cambiar es el reconocimiento de la comunidad mundial, de los líderes y de los gobiernos". Cómo apoyar a las pequeñas agricultoras rurales es una de las cuestiones clave que debemos abordar, dijo la "campeona de la igualdad de género" de la Cumbre de Sistemas Alimentarios de la ONU, Jemimah Njuki, directora para África del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias. Es embajadora de buena voluntad de la ONU para el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).
"La Pre-Cumbre de sistemas alimentarios de la ONU es una oportunidad para establecer la agenda sobre cómo fortaleceremos los sistemas alimentarios, promoveremos dietas saludables y mejoraremos la nutrición, en particular para los niños y los jóvenes", reza una declaración conjunta de la OMS y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en el sitio web de la Organización Mundial de la Salud. "En todo el mundo, uno de cada tres niños no se desarrolla debido a la desnutrición -una de las principales causas de mortalidad infantil en el mundo-, mientras que dos de cada tres niños no tienen acceso a las dietas mínimas que necesitan para crecer, desarrollarse y aprender. Seguimos observando unas tasas obstinadamente elevadas de emaciación y un preocupante aumento del sobrepeso y la obesidad entre los niños pequeños", añade la declaración. La nota también destaca "una combinación tóxica de pobreza creciente, desigualdad, conflictos, cambio climático y Covid-19" como una amenaza más para los sistemas alimentarios y el bienestar nutricional de los niños, especialmente los de las comunidades y familias más pobres y vulnerables. La OMS y UNICEF reclaman "una transformación del sistema alimentario que escuche las voces de los niños y los jóvenes y que permita obtener dietas nutritivas, seguras, asequibles y sostenibles para todos los niños, en todas partes".
El Presidente de Ruanda, Paul Kagame, anunció cinco acciones que resumen una posición común para África, alineada con la Agenda 2063 del continente y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La posición anunciada por Kagame se basa en cinco acciones, enumeradas en el comunicado previo a la cumbre: adoptar políticas alimentarias centradas en la nutrición, como los programas de alimentación escolar; apoyar los mercados locales y las cadenas de suministro de alimentos; aumentar la financiación agrícola hasta el 20% del gasto; fomentar las cooperativas de agricultores y garantizar el acceso de las mujeres a los insumos; y, por último, ampliar los programas de seguridad social e invertir en sistemas de alerta climática.
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