'Agradezco al Cardenal Sandri por sus palabras de saludo y de introducción y agradezco a cada uno de ustedes por su presencia, en especial a quienes vienen desde lejos'. Así el Papa Francisco comenzaba su discurso a los participantes en la asamblea plenaria de la Congregación para las Iglesias Orientales en la mañana del viernes 18 de febrero.
En su mensaje, el Cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación, agradeció al Santo Padre por el tiempo que decidió dedicarles, primero con los Patriarcas y los Arzobispos Mayores de las Iglesias Orientales católicas, luego con los miembros del Dicasterio reunidos en la asamblea plenaria. 'Hemos trabajado juntos en la mañana del miércoles, deseando que el estilo de compartir y de escucha no caracterice solo a estas jornadas, sino a la vida cotidiana de nuestro ser Iglesia', dijo el Purpurado, quien también lanzó un llamado por la paz en Ucrania.
Francisco recordó que esta mañana los asistentes rezaron ante la Confesión del Apóstol Pedro, para renovar juntos la profesión de fe: 'Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo'. 'El mismo gesto que hicimos antes de la misa al comienzo del pontificado, para mostrar, como dijo el Papa Benedicto XV, que 'en la Iglesia de Jesucristo, que no es latina, ni griega, ni eslava, sino católica, no hay discriminación entre sus hijos y que todos, latinos, griegos, eslavos y de otras nacionalidades tienen la misma importancia'', expresó el Pontífice (cf. Encíclica Dei Providentis, 1917).
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'A él (Benedicto XV), fundador de la Congregación para las Iglesias Orientales y del Pontificio Instituto Oriental, se dirige nuestro agradecido recuerdo, cien años después de su muerte', manifestó. También destacó que Benedicto XV denunció la incivilidad de la guerra como 'matanza inútil', en línea con las recientes reflexiones del Papa Francisco cuando se refiere a la guerra como una 'locura'. Sin embargo, destacó Francisco, la advertencia no fue escuchada por los líderes de las naciones involucradas en la Primera Guerra Mundial y tampoco fue atendido el llamado de San Juan Pablo II para evitar el conflicto en Irak, puntualizó.
'Esperábamos que no hubiera necesidad de repetir palabras similares en el tercer milenio; sin embargo, la humanidad parece seguir andando a tientas en la oscuridad: hemos sido testigos de las masacres de los conflictos en Oriente Medio, en Siria e Irak; de las de la región etíope de Tigray; y siguen soplando vientos amenazadores en las estepas de Europa del Este, encendiendo las mechas y los fuegos de las armas y dejando fríos los corazones de los pobres e inocentes', subrayó.
El Papa recordó que, mientras tanto, el drama continúa en el Líbano, dejando a mucha gente sin pan. A su vez, los jóvenes y los adultos deciden abandonar sus tierras, ante la pérdida de la esperanza. No obstante, remarcó que 'son la patria de las Iglesias católicas orientales', pues allí se 'han desarrollado, conservando tradiciones milenarias y muchos de ustedes, miembros del dicasterio, son sus hijos y herederos'.
Entre el oro del pasado, el testimonio de fe del presente y el barro de las miseriasFrancisco manifestó que la vida cotidiana de sus oyentes es 'como una mezcla del precioso polvo de oro de vuestro pasado y del heroico testimonio de fe de muchos en el presente, junto, sin embargo, con el barro de las miserias de las que también somos responsables y del dolor que causan las fuerzas externas'.
El Sucesor de Pedro profundizó en el carácter preciado de los destinatarios de su mensaje, calificándolos además como 'semillas colocadas en los tallos y ramas de plantas centenarias, llevadas por el viento hasta fronteras impensables'. 'Desde hace décadas los católicos orientales habitan continentes lejanos, han cruzado mares y océanos y atravesado llanuras', puntualizó.
Francisco precisó que se han creado circunscripciones territoriales (eparquías) en Canadá, Estados Unidos, América Latina, Europa y Oceanía. Muchas otras, explicó, están confiadas a los obispos latinos de acuerdo con los procedimientos de los respectivos Jefes de Iglesia, Patriarcas, Arzobispos Mayores o Metropolitanos sui iuris ('de Proprio Derecho').
'Vuestros trabajos han tratado sobre la evangelización, que constituye la identidad de la Iglesia en toda parte, es más, la vocación de todo bautizado', apuntó. 'Y para la misión tenemos que ponernos mayormente en escucha de la riqueza de las distintas tradiciones', interpeló. En este sentido, citó el itinerario del catecumenado de los adultos, 'que prevé la celebración de los sacramentos de iniciación cristiana en forma unitaria: una costumbre que en las Iglesias orientales se conserva y practica también con los niños', remarcó. El Pontífice enfatizó la necesidad de una 'sabia catequesis' que acompañe a los bautizados de cada edad a una 'madura y feliz pertenencia a la comunidad cristiana'.
'En este camino son preciosos los distintos ministerios en la Iglesia, como también la armonía en los vínculos con los religiosos y las religiosas que actúan según el propio carisma en vuestros contextos', resaltó Francisco.
'El mundo necesita el testimonio de la comunión'En la última parte de su alocución, Francisco se detuvo en la liturgia, que 'es el cielo en la tierra, como le gusta repetir a los orientales', declaró, aunque reconoció que la belleza de los ritos orientales 'está lejos de ser un oasis de evasión o preservación'. Al contrario, 'la asamblea litúrgica se reconoce como tal no porque se autoconvoque, sino porque escucha la voz de Otro, permaneciendo dirigida hacia Él, y por eso mismo siente la urgencia de salir hacia sus hermanos, llevándoles el anuncio de Cristo', admitió.
El Papa consideró que el Congreso Litúrgico por los 25 años de la Instrucción sobre la aplicación de las prescripciones litúrgicas de los Códigos de Derecho Canónicos de las Iglesias orientales es 'una oportunidad para conocerse en el interior de las comisiones litúrgicas de las diferentes Iglesia sui iuris'.
Francisco exhortó a no olvidar que 'los hermanos de las Iglesias Orientales y Ortodoxas Orientales nos miran: aunque no podamos sentarnos en la misma mesa eucarística, casi siempre celebramos y rezamos los mismos textos litúrgicos'. Pidió tener cuidado con las acciones que puedan perjudicar el camino hacia la unidad visible de todos los discípulos de Cristo, ya que 'el mundo necesita el testimonio de la comunión', concluyó.