Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano
“Recorrieron su camino de fe movidas, no por ideologías mutables, sino por una adhesión inquebrantable a la ‘humanidad de Cristo’ que permeaba en sus acciones”. Con estos términos el Papa Francisco describió el coraje, la pasión y la santidad de las Doctoras de la Iglesia y Patronas de Europa en sus respectivos contextos históricos. Lo hizo en un mensaje dirigido a los asistentes al Congreso Internacional Interuniversitario sobre este asunto que organizó la Pontificia Universidad Urbaniana, del 7 al 8 de marzo, en modalidad presencial y telemática. El evento fue realizado en cooperación con distintas instituciones, como el Instituto de Estudios Superiores sobre la Mujer del Pontificio Ateneo Regina Apostolorum, la Universidad Católica de Ávila, entre otras.
También estas mujeres “se sintieron incapaces y limitadas en algún momento, ‘mujercillas flacas’, como diría Santa Teresa de Jesús, ante una empresa que les superaba”, según el Santo Padre, quien se preguntó “¿De dónde sacaron la fuerza para llevarla a cabo, sino del amor a Dios que llenaba sus corazones?”.
Como Teresa de Lisieux, pudieron realizar en plenitud su vocación, su ‘caminito’, su proyecto de vida. “Un camino asequible a todos, la santidad ordinaria”, sostuvo Francisco.
Para el Papa, la sensibilidad actual del mundo reclama “que se devuelva a la mujer la dignidad y el valor intrínseco con que ha sido dotada por el Creador”.
“El ejemplo de vida de estas santas, pone de relieve algunos elementos que diseñan esa femineidad tan necesaria en la Iglesia y en el mundo: fortaleza para arrostrar dificultades, su capacidad de lo concreto, una disposición natural para ser propositivas en aras de lo más bello y humano, según el plan de Dios, y una visión clarividente del mundo y de la historia – profética – que las ha hecho sembradoras de esperanza y constructoras del futuro”.
El Obispo de Roma valoró que “su dedicación al servicio de la humanidad se acompañaba con un gran amor de la Iglesia y al ‘Dulce Cristo en la Tierra’, como gustaba llamar Catalina de Siena al Papa”. Estas mujeres se sintieron corresponsables en subsanar los pecados y las miserias de su tiempo y contribuyeron a la misión de evangelización desde una plena sintonía y comunión eclesial, añadió Francisco, quien auguró que los frutos del encuentro sean un estímulo para promover esa ‘santidad femenina’ que hace fecunda la Iglesia y el mundo.
El objetivo fue conmemorar los 50 años del doctorado de Catalina de Siena y de Teresa de Jesús, los 40 años de canonización de Santa Teresa de Jesús, los 25 años del doctorado de Santa Teresa de Lisieux y los 10 del de Hildegarda de Bingen. A estas santas se agregan las Patronas de Europa proclamadas por San Juan Pablo II en 1999, Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein) y Brígida de Suecia, junto con Catalina de Siena.
Este congreso histórico se produce en un contexto marcado por la guerra en Ucrania, la pandemia y en un mundo en transformación. Desde la organización, subrayaron que el mensaje de estas santas mujeres podrá ofrecer luz y esperanza a las principales cuestiones sobre la mujer y, al presentar la actualidad de su obra, se resaltaron aquellos elementos que puedan inspirar la pastoral de la Iglesia en el próximo futuro. Fue un “laboratorio” de reflexión, para consolidar un camino que se pueda prolongar.
A su vez, la iniciativa trascendió el carácter meramente académico: también se inspiró en un espíritu caritativo, porque con las cuotas de inscripción, se decidió apoyar proyectos de alfabetización y formación juvenil en el Líbano. Cuatro centros son los destinatarios de la ayuda: el orfanato Centre Saint Charbel Fondation Marie Abel de la Congregación de las Hermanas de los Sagrados Corazones (rito latino), el Father Roberts Institute Special School de las Hermanas Basilianas Soaritas (rito greco-melquita) y la Obra Social de la Joven Libanesa de las Hermanas Misioneras del Santísimo Sacramento (rito maronita).