ST. PAUL, Minn. (CNS) -- Sarah McCauley, su esposo, y sus dos hijos normalmente dividen el fin de semana de Acción de Gracias entre dos grandes reuniones familiares en Minnesota y Wisconsin. Sin embargo, debido al COVID-19, las celebraciones de este año probablemente serán virtuales.
"No puede suceder este año y estamos tristes", expresó McCauley, terapeuta asociada de matrimonio y familia con licencia en Clearwater Counseling de Woodbury, Minnesota.
Como gran parte del 2020, la pandemia está trayendo incertidumbre e incluso aflicción a las reuniones sociales de Acción de Gracias. Con la esperanza de frenar el rápido aumento del número de personas que están contrayendo el coronavirus en este tipo de entorno, el gobernador Tim Walz decidió el 10 de noviembre limitar las reuniones sociales a 10 personas de no más de tres hogares.
Walz y los funcionarios de salud pública del estado revisaron este consejo el 16 de noviembre, instando a las personas no reunirse para el Día de Acción de Gracias fuera de su hogar inmediato y pidiendo a los estudiantes universitarios que reconsideren ir a casa para las vacaciones.
Muchos podrían preguntarse de qué pueden estar agradecidos en este Día de Acción de Gracias, dado el ajetreado 2020 y las restricciones relacionadas con el COVID-19.
Pero McCauley y otros sugirieron que existen nuevas oportunidades para ser agradecido y amar a los demás mientras abrazan (y simplifican) las tradiciones. Si bien las personas siguen las pautas de seguridad y buscan formas de conectarse con sus seres queridos, un sacerdote explicó que todos pueden consolarse con el hecho de que el amor de Dios no ha cambiado.
La familia de McCauley planea compartir comidas, juegos, oraciones, y fotos en las redes sociales con familiares, prestando atención a las advertencias de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de que viajar aumenta la posibilidad de contraer y propagar el virus. Aun así, lamenta no pasar un tiempo significativo en persona con sus seres queridos.
Una gran parte de trabajar a través del dolor y encontrar la gratitud es honrar el hecho de que este no es un año normal, expuso McCauley, una feligresa de la Parroquia Transfiguración en Oakdale, Minnesota.
El dolor podría acompañar a la incertidumbre en esta temporada navideña, y los católicos deberían darse permiso para decir: "No lo sé", le dijo a The Catholic Spirit, periódico de la Arquidiócesis de St. Paul y Minneapolis.
Dios no ha abandonado a su pueblo, declaró el padre Ben Little, pastor de San Juan el Bautista en Savage, Minnesota. Las personas pueden reflexionar sobre las formas en que Dios sigue siendo generoso, incluso a través de los dones de la vida y de su hijo.
"Dios quiere estar con nosotros en este momento que nos sentimos privados y que él está ahí para nosotros", comentó el padre Little.
Christina Crow anima a sus cuatro hijos a estar agradecidos por su fe, su país y su salud.
"Creo que habrá más conversaciones, especialmente en la mesa a la hora de cenar, sobre 'mira lo que tenemos. Incluso si esto se nos ha quitado, mira lo que hemos hecho'", expresó Crow, coordinadora sacramental de la Universidad de St. Thomas y feligresa de la Natividad de Nuestro Señor, ambos en St. Paul.
Durante las vacaciones, expuso Crow, su familia escribe lo que agradecen en una gran hoja de papel.
Una bendición de las reuniones más pequeñas es una mayor intimidad y una conversación más profunda, señaló Crow. Un grupo más pequeño también podría pedir la cena de un restaurante que podría estar luchando para llegar a fin de mes debido al COVID-19, explicó.
Puede ser un buen momento para simplificar, agregó.
"Este año, si hicieras brownies en lugar de pastel, estaría bien", indicó. "El espíritu de Acción de Gracias no está solo en la comida, está en lo que es Acción de Gracias. Está en la gente".
Para Crow y su familia, asistir a la Misa de Acción de Gracias es una tradición significativa porque la palabra "Eucaristía" significa acción de gracias.
Junto con la misa, el padre Little recomendó rezar salmos relacionados con la alabanza, como los salmos 7, 34, 92 y 103. Sugirió leer las cartas que San Pablo escribió mientras estaba preso: Efesios, Colosenses y Filemón.
Este es un buen año para que las familias eduquen a los niños pequeños sobre las historias detrás de la festividad de Acción de Gracias, dijo McCauley. "Se buscaba alegría y conexión en un momento de gran sufrimiento", dijo sobre el primer Día de Acción de Gracias, y agregó que contar la historia es "también una gran oportunidad para educar a los grupos marginados".
Las familias que no pueden reunirse pueden conectarse de otras maneras, dijo el padre Little, quien pasó casi un mes en cuarentena por el COVID-19 este otoño, primero después de dar positivo por el virus y después cuando lo hizo su pastor asociado. A pesar de que nunca desarrolló los síntomas del COVID-19, el sacerdote extrañó a sus feligreses y personal, pero se sintió bendecido al leer sus correos electrónicos y cartas.
Los católicos pueden orar o pedir por aquellos que no pueden estar con ellos, dijo McCauley. La familia de Crow planea tener una "visita de ventana" con sus seres queridos ancianos en un centro de cuidados, llamarlos, y enviar por correo los pavos de papel en forma de mano hechos por los niños. Enviar fotos o mensajes de texto por correo electrónico también ofrece la sensación de estar presente, además de jugar juntos en línea, dijo. El CDC sugiere que los hogares compartan recetas y platos que preparan en esta ocasión a través de Zoom u otra plataforma de video, o entreguen una comida tradicional a sus seres queridos sin tener contacto. Al igual que las tensiones de las guerras y la depresión, la pandemia cambiará a las personas y habrá un filtrado hacia lo que más importa, dijo Crow. Los católicos deberían ser más tranquilos con ellos mismos en este año difícil, dijo.
"Cuídate de esa manera. El Día de Acción de Gracias llegará, incluso si no tienes relleno este año".