Francesca Sabatinelli - Ciudad del Vaticano
Isabel II ha muerto "en paz", según ha anunciado la BBC. "El puente de Londres ha caído": con esta frase en clave la secretaria de la reina anunció su muerte a la primera ministra Liz Truss y a algunos otros funcionarios del Reino Unido. Al conocerse la noticia oficial, confiada al letrero negro colgado por un sirviente vestido de luto a las puertas del Palacio de Buckingham y a los presentadores vestidos de negro de la BBC en las cadenas unificadas, se sabía que Gran Bretaña había perdido a la soberana que más tiempo había permanecido en el cargo en su historia, y la multitud de súbditos reunidos frente al Palacio de Buckingham en el Castillo de Balmoral, donde Isabel había pasado las últimas semanas, se congregó en oración.
La alarma por la salud de la reina Isabel había comenzado a filtrarse a primera hora de la tarde, con la preocupación expresada por los médicos y la llegada a Balmoral, la residencia escocesa de los Windsor, de los cuatro hijos y el resto de la familia. La noticia del agravamiento fue casi repentina, pues hace sólo dos días, una foto oficial del Palacio de Buckingham la mostraba sonriente, aunque cansada y esforzada, al reunirse con Liz Truss el día de su nombramiento como premier. Isabel, de 96 años, la soberana más longeva del Reino Unido y la monarca más antigua del mundo, llevaba varios meses sufriendo "problemas de movilidad episódicos". Muchos mensajes de cercanía y oración habían llegado en las últimas horas a Balmoral, en primer lugar, el del arzobispo de Canterbury, Justin Welby, que a través de Twitter le aseguró sus oraciones y las de la nación y toda la Iglesia de Inglaterra de la que Isabel era cabeza.