CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- Los católicos no pueden tener una visión clara de los temas más importantes que afectan a la Iglesia si no escuchan las perspectivas de los católicos que vienen de diferentes países o culturas o tienen experiencias de vida diferentes a las suyas, dijo el obispo Daniel E. Flores de Brownsville, Texas.
"La perspectiva no es un enemigo de la verdad. Es la manera normal de actuar de la Iglesia. Por eso tenemos cuatro Evangelios", dijo el obispo Flores, una de las nueve personas que el Papa Francisco eligió para servir como presidentes delegados del Sínodo de los Obispos en 2023 y de nuevo este año.
En una conferencia de prensa el 3 de octubre, el obispo Flores dijo a los periodistas que cubren el sínodo sobre la sinodalidad que el proceso de escucha global que precedió a la reunión del año pasado en Roma y la primera asamblea del sínodo en sí fueron ejercicios para ayudar a los miembros del sínodo a aprender a escuchar diferentes perspectivas.
"La realidad sinodal consiste en ser conscientes de que la perspectiva se acerca al misterio, pero desde contextos diferentes", dijo, y "es importante para el cuerpo, que es la Iglesia, escuchar. No porque de alguna forma tenemos que aceptar todo lo que dicen los demás. No, porque si no entendemos las perspectivas locales, no podemos entender".
"Mi diócesis es muy pobre, por ejemplo", dijo a los periodistas. "Está en la frontera entre Texas y México. Es mayoritariamente bilingüe. Pero allí hay una voz del pueblo que tiene algo que decir sobre cómo se muestra el Señor Jesús".
Escuchar es una disciplina, dijo el obispo Flores, según la interpretación en vivo de Vatican News. "Si fuera fácil escuchar, todos lo haríamos, pero no es así. Entonces, la realidad sinodal es una escucha paciente de las diferentes perspectivas que hay que conocer para poder tener un marco amplio. El marco amplio es el rostro de Cristo en el mundo en que vivimos".
El trabajo del sínodo, dijo, es tomar todas las perspectivas que se han ofrecido en las sesiones de escucha a nivel local, diocesano, nacional y continental y combinarlas con lo que se escuchó de los miembros del sínodo en la primera asamblea e intentar "encontrar una voz coherente", que no sea la de ninguna persona o país en particular, sino la voz de la Iglesia.
"Se trata de buscar este 'nosotros'", dijo.
El padre jesuita Giacomo Costa, secretario especial del sínodo, dijo que el objetivo de la asamblea del año pasado "era permitir que todas las experiencias fueran escuchadas y reconocidas como una rica bendición de diversidad… Recuerdo al final, al cabo de un mes, muchos se asombraron de la experiencia de Iglesia que nunca, nunca habrían imaginado".
La tarea de esta nueva sesión, dijo, es "identificar divergencias, convergencias, perspectivas".
En cuanto a la cuestión del reconocimiento y el fortalecimiento del papel de la mujer en la Iglesia, un tema que se mencionó repetidamente en todas las etapas de la consulta sinodal y las sesiones en el Vaticano, la hermana María de los Dolores Palencia Gómez, otra delegada de la presidencia sinodal, dijo que se está labrando un camino en el que ya se van vislumbrando frutos, aunque el ritmo varía según la cultura y el contexto.
"Se está haciendo un camino en donde se está reconociendo cada vez más el rol de la mujer, sus dones y sus aportes en una Iglesia sinodal", afirmó la hermana de San José, quien añadió que su observación proviene de los ecos que ha tenido en México y en reuniones con CELAM. "Se están dando pasos, (pero) tenemos que dar pasos aún más amplios, más rápidos, con mayor intensidad. Hay que tomar en cuenta los contextos, respetar las culturas, dialogar con esas culturas y escuchar a las propias mujeres".