SÃO PAULO (OSV News) -- Mientras que millones de venezolanos abandonaron su patria rumbo a Brasil en los últimos años, cientos de ellos se enfrentan ahora a un trayecto/camino diferente: luchar contra varias violaciones de sus derechos.
Pero las cosas son aún peores para los pueblos indígenas, como los warao y los pemón, que sufren una doble discriminación en su nueva nación, como extranjeros y como indígenas. Aunque la Iglesia católica está ayudando, es al gobierno a quien los individuos piden que tome medidas urgentes.
Ahora, apoyados por movimientos eclesiales y organizaciones cívicas, los inmigrantes indígenas venezolanos en Brasil presentan por primera vez sus demandas directamente a las autoridades.
Con la intensificación de la agitación política y económica en Venezuela durante la última década, millones de ciudadanos abandonaron la nación sudamericana y se trasladaron a los países vecinos -- especialmente Colombia, Perú, Ecuador y Brasil -- donde la mayoría de ellos llegaron a pie por la frontera de Venezuela con el estado brasileño de Roraima durante una oleada migratoria en 2018 y 2019.
Se estima que 425,000 inmigrantes venezolanos están en Brasil, y 9,000 de ellos son miembros de la nación Warao, el grupo que representa a la mayoría de los indígenas de Venezuela que viven en Brasil, según Aníbal Pérez, uno de sus líderes. El aumento desorbitado de los precios en Venezuela -- especialmente del combustible -- ha sido el principal motivo de la inmigración de grupos indígenas.
"Necesitamos combustible para pescar y para ir a las ciudades cercanas a vender nuestros productos. El alto costo del combustible hizo imposible nuestro modo de vida tradicional", dijo Pérez a OSV News.
En Brasil, muchas familias indígenas venezolanas han sido enviadas a refugios del gobierno en ciudades amazónicas como Boa Vista, en el estado de Roraima, y Manaus, en el estado de Amazonas. Allí reciben alimentos y atención médica, pero eso no es suficiente, argumentó Pérez.
"Los refugios deben ser temporales. Sabemos pescar, cultivar alimentos. Somos artesanos. Necesitamos apoyo para poder valernos por nosotros mismos", afirmó.
Mientras que el gobierno llevó a miles de venezolanos no indígenas a ciudades de todo Brasil como parte de su política de integración, grupos como los warao tuvieron que hacerlo por su cuenta.
"No formaban parte de la estrategia del gobierno y utilizaron sus propias redes para hacerlo, trasladándose a capitales de la parte nordeste de Brasil al principio y yendo después al sur", dijo a OSV News Roberto Saraiva, uno de los coordinadores del Servicio de Pastoral del Migrante (SPM) de la conferencia episcopal.
La Iglesia católica ha desempeñado un papel central en la prestación del apoyo necesario cuando las autoridades no tenían nada que ofrecer a los indígenas.
"Incluso la Fundación Nacional del Indígena (FUNAI) del gobierno federal no proporcionó ninguna ayuda a los grupos indígenas venezolanos en algunos estados, porque no eran de Brasil", dijo a OSV News el misionero laico de origen español Luis Ventura, coordinador nacional del Consejo Misionero Indígena (conocido como CIMI) de la conferencia episcopal.
Ventura dijo que las filiales de Cáritas de todo el país establecieron directrices para ayudarles, muchas veces proporcionando alojamiento y alimentos a las familias indígenas. Los equipos de SPM y CIMI también los han acompañado y ofrecido ayuda en los últimos años.
"Esas organizaciones también les han ayudado a luchar por sus derechos, pidiendo a las autoridades que tomen las medidas necesarias en relación con el acceso a los servicios de salud y educación, por ejemplo", añadió Ventura.
A pesar de los esfuerzos de la Iglesia y del trabajo de las organizaciones no gubernamentales, la vida no ha sido fácil para los indígenas venezolanos en Brasil.
"Sobrevivimos con donaciones. Algunos fabricamos pulseras, collares y sombreros. Pero necesitamos dinero para comprar los materiales necesarios. Y necesitamos tener acceso a compradores", describió Pérez.
Entre 2021 y 2022, en Recife, SPM promovió una iniciativa llamada Taller Warao, que apoyó la producción artesanal de los grupos. "Ellos eran los que operaban las ventas. Fue una experiencia de éxito", afirma Saraiva.
Se han llevado a cabo acciones similares en otras regiones, pero los grupos indígenas necesitan un programa nacional dirigido por el gobierno para incentivar la artesanía, afirmó Pérez.
Sin recursos suficientes, muchos warao acaban saliendo a la calle y mendigando dinero, algo que ellos llaman "recolección" y asocian a sus prácticas tradicionales de forrajeo en la Amazonía. Incluso eso puede traerles problemas.
"Recientemente, el ayuntamiento de Boa Vista lanzó una campaña bastante xenófoba y pidió a los ciudadanos que no les dieran dinero. Pero, ¿qué políticas hay para beneficiarles?", preguntó Gilmara Fernandes Ribeiro, coordinadora del CIMI en Roraima y Amazonas.
Ribeiro dijo a OSV News que muchas mujeres warao recogen latas de aluminio en las calles y las venden a las plantas de reciclaje para ganar algo de dinero. Incluso los trabajos menores son difíciles de conseguir para ellas, añadió.
"Nadie abre la puerta a una mujer warao que quiera trabajar como empleada, por ejemplo", dijo.
Hace tres años, un grupo de warao y kariña compró un terreno cerca de Boa Vista, según Ribeiro. Caritas y SPM les ayudaron, proporcionándoles sistemas de alcantarillado y energía. Ahora tienen una pequeña producción de yuca y pollo.
Esa podría ser una posible alternativa para los grupos indígenas venezolanos en otras partes de Brasil, dijo Pérez.
"En nuestra conversación con las autoridades de Brasilia hace dos semanas, nos dijeron que la FUNAI podría ayudarnos a comprar tierras en el futuro", afirmó.
Durante cuatro años, los líderes indígenas venezolanos intentaron organizarse y promover reuniones en la capital, y sólo ahora es finalmente posible.
"El gobierno anterior (liderado por el expresidente Jair Bolsonaro) no estaba abierto a conversar. Ahora nos reunimos con varios ministros y ellos presentaron propuestas concretas", dijo.
Una de ellas es la creación de un grupo de trabajo con funcionarios del Gobierno y la sociedad civil para abordar la situación de los inmigrantes indígenas que viven en Brasil. Pérez será uno de sus miembros.
"Esas reuniones fueron el resultado de su acción organizada. Hicieron hincapié en que querían hablar por sí mismos, ya no querían que nadie hablara por ellos", añadió Ventura.
Pérez dijo que algunos grupos warao ya han formalizado asociaciones cívicas locales, y ahora él quiere crear una de ámbito nacional que represente a todos los inmigrantes indígenas del país.
"Necesitamos que nuestros líderes vuelvan a ser respetados. Necesitamos tener autonomía. Ya no somos niños", dijo.