Gabriella Ceraso – Ciudad del Vaticano
El peligro existe y es "real", y "la buena voluntad tiene sus límites": el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Lavrov, no teme hablar de una tercera guerra mundial, aunque define como inaceptable la hipótesis de un conflicto nuclear. En cualquier caso, las negociaciones siguen adelante, pero, según él, requieren reciprocidad para que funcionen. Tonos elevados como los del presidente Putin que plantea la inutilidad de las sanciones contra una economía que sigue siendo "estable", el intento de Occidente de dividir la sociedad rusa y destruir el país desde dentro, y acusa a la OTAN de entrar en una guerra por delegación con Moscú a través del suministro de armas a Ucrania.
Ese fue el objetivo de la reunión de representantes de unos 40 países aliados celebrada hoy en la base aérea estadounidense de Ramstein, en el oeste de Alemania. Estados Unidos, que proporciona la mayor parte de la ayuda militar internacional a Ucrania, quiere "darles el tipo de apoyo, el tipo de artillería y munición que sea eficaz en esta fase de la lucha", dijo el jefe del Pentágono en una conferencia de prensa en Polonia, no muy lejos de la frontera ucraniana. Kiev puede vencer con el "equipo adecuado", "queremos ver a Rusia debilitada hasta el punto de que ya no siga con la guerra", reiteraron ayer los secretarios de Estado y de Defensa estadounidenses, en una misión relámpago en Ucrania. El secretario general de la ONU llega hoy a Moscú, un viaje acompañado de algunas críticas y escepticismo sobre el papel de las Naciones Unidas en esta fase.
Antonio Guterres, que regresa de una etapa en Turquía para reunirse con el presidente Erdogan, verá a Vladimir Putin antes de volar a Kiev el jueves. Las pocas esperanzas de las conversaciones bilaterales, sobre todo por parte ucraniana, son obtener de Moscú la garantía de un corredor humanitario desde la planta siderúrgica de Azovstal para los civiles atrapados allí y sobre los que hasta ahora sólo ha habido un intercambio de acusaciones recíprocas. Mientras tanto, llueven bombas tanto en la región rusa de Belgorod como en Transnistria, la zona separatista prorrusa de Moldavia, donde se han registrado varias explosiones cerca del edificio del Ministerio de Seguridad en Tiraspol. Según los medios de comunicación locales, se trató de un ataque con un lanzagranadas. La implacable ofensiva de Moscú golpeó cinco estaciones de tren repartidas por Ucrania, encrucijadas logísticas – según el Kremlin – para "suministrar armas y equipos militares extranjeros al grupo de tropas ucranianas en el Donbass". Combates en toda la zona oriental de norte a sur de Ucrania. Las últimas noticias provienen de la agencia ucraniana Ukrinform, que esta mañana, citando fuentes militares regionales, informa de una serie de ataques aéreos rusos en la ciudad de Zaporizhzhia, al sur de Ucrania, mientras que la devastación de estos meses emerge claramente una vez más de las imágenes de un dron, difundidas por la autoproclamada República Popular de Lugansk, que muestran la aldea de Novotoshkivka, arrasada.