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May 18, 2023Por Carol Glatz, Catholic News Service
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- San Francisco Javier ofrece a los fieles, especialmente a los jóvenes que están ansiosos por marcar la diferencia en el mundo, un maravilloso ejemplo de cómo encontrar valor en la oración y difundir la alegría del Evangelio, dijo el Papa Francisco.
"Miren a Francisco Javier, miren el horizonte del mundo, miren a los pueblos tan necesitados, miren a tanta gente que sufre, a tanta gente que necesita a Jesús. Y vayan, tengan coraje", dijo a la gente en su audiencia general en la Plaza San Pedro el 17 de mayo.
Como parte de su serie de discursos sobre el "celo" por la evangelización, el Papa Francisco habló sobre el misionero jesuita español, San Francisco Javier, que es el santo patrón de las misiones junto con Santa Teresita de Lisieux.
San Francisco Javier es considerado a veces como "el más grande misionero de los tiempos modernos", dijo el Papa. "Pero no se puede decir quién es el más grande, quién es el más pequeño. ... Hay tantos misioneros ocultos, que incluso hoy, hacen mucho más que San Francisco Javier".
Lo que hace grande a un misionero es el acto de ir, de dejar la propia patria para predicar el Evangelio, dijo el Papa.
Así es el celo apostólico, dijo. "Esto debemos cultivarlo mucho. Y mirando la figura de estos hombres, de estas mujeres que han sido misioneros, aprendemos" que han sido misioneros.
El Papa detalló la vida de San Francisco Javier, que nació en una familia noble de España en 1506 y luego conoció a San Ignacio de Loyola, otro noble español, mientras estudiaba en París.
Se convirtió en uno de los primeros miembros de la nueva Compañía de Jesús fundada por San Ignacio, y quiso ser misionero.
Fue enviado a tierras aún desconocidas en Asia, embarcándose en un viaje lleno de dificultades y peligros, y encontrando nuevas lenguas y culturas, dijo el Papa.
San Francisco Javier pasó 11 años en misión, más de tres años y medio de ellos viajando en barco, llegando a la India, Sri Lanka, Malaca en la actual Malasia, las islas Maluku de Indonesia y Japón.
Bautizó y cuidó a los enfermos y enseñó oraciones y el catecismo a los niños; en las Islas Maluku, tradujo el catecismo a la lengua local y lo puso en verso para que fuera más fácil aprenderlo cantando, dijo el Papa Francisco. El santo plantó en Asia las semillas del cristianismo que darían grandes frutos.
"Francisco Javier tenía la inquietud del apóstol, ir más lejos, más allá", y soñaba con ir a China, "con su cultura, su historia, su grandeza", dijo. "También hoy, China es un polo cultural, con una gran historia, una hermosa historia".
Pero el santo enfermó y murió a los 46 años en una isla de la costa china en 1552.
Su intensa actividad misionera siempre estuvo "unida a la oración, a la unión con Dios", porque sabía que de ahí sacaba su fuerza, dijo el Papa. Además, "no fue un misionero 'aristocrático': siempre fue con los más necesitados, los niños que más necesitaban educación, catequesis, los pobres, los enfermos".
"El amor de Cristo fue la fuerza que lo llevó hasta los confines más lejanos, (afrontando) continuas fatigas y peligros, superando fracasos, decepciones y desánimos, más aún, dándole consuelo y alegría para seguir (a Cristo) y servirlo hasta el final", dijo.
El Papa Francisco pidió a los fieles que se inspiren en el santo para experimentar el mismo celo por vivir y anunciar el Evangelio.
"A los muchos jóvenes de hoy que tienen algo de inquietud y no saben qué hacer con esa inquietud, les digo, miren a Francisco Javier" y a las muchas personas en el mundo que necesitan a Jesús, dijo.
"Que el Señor nos dé a todos la alegría de evangelizar, la alegría de llevar este mensaje tan hermoso que nos hace felices a nosotros y a todos", dijo.