Por Dale Gavlak, Catholic News Service
AMMAN, Jordania (CNS) -- A pesar de los desafíos planteados por la pandemia de COVID-19 y las preocupaciones de seguridad, el papa Francisco sigue con planes de visitar Irak, una oportunidad que se le negó a sus predecesores.
A pesar de las preocupaciones, los iraquíes están emocionados de la visita.
"Los cristianos iraquíes son muy optimistas porque es un signo de esperanza y solidaridad a pesar de la pandemia, a pesar del desafío de seguridad. Es un fuerte signo de solidaridad", dijo el padre iraquí Emanuel Youkhana a Catholic News Service por teléfono desde la ciudad norteña de Dahuk. El padre Youkhana es un sacerdote o archimandrita de la Iglesia Asiria de Oriente.
El papa de 84 años, recién vacunado contra COVID-19, sigue contando con su viaje del 5 al 8 de marzo a menos que haya una nueva ola grave de infección por coronavirus allí. Es su primer viaje al extranjero desde que se frenaron sus actividades debido a la pandemia.
El papa Francisco dijo a Catholic News Service que es importante que los iraquíes "vean que el papa está en su país", incluso si la mayoría lo vería solo en la televisión debido a los requisitos de distanciamiento social.
Es la primera visita de este tipo por un papa después de que el viaje programado para San Juan Pablo II a Irak en 2000 tuvo que ser cancelado debido a las tensiones regionales. San Juan Pablo lloró por no haber ido, porque deseaba especialmente visitar la ciudad de Ur, el lugar de nacimiento de Abraham, reconocido como el patriarca de la fe en un solo Dios por judíos, cristianos y musulmanes.
A mediados de 2019, el papa Francisco anunció que tenía la intención de hacer su primera visita a Irak el año siguiente, pero el viaje se pospuso en medio de tensiones regionales y continuas protestas antigubernamentales en el sur y centro del país. El papa le dijo a CNS a principios de febrero que no quiere decepcionar a los iraquíes por segunda vez.
Iraq recibirá miles de vacunas Pfizer-BioNTech además de la vacuna china Sinovac este mes. El 20 de febrero, el Ministerio de Salud iraquí reportó 3,273 nuevos casos de COVID-19, lo que eleva el número total de infecciones confirmadas a 664,750. Nuevas restricciones entraron en vigor en Irak un día antes, ya que registró su mayor número de casos de coronavirus nuevos en 2021, el doble de las cifras diarias de la semana anterior.
El 21 de enero, un día después de que el Vaticano anunciara sus planes para el viaje papal a Irak, dos atacantes suicidas detonaron chalecos explosivos en un mercado abarrotado en el centro de Bagdad, un ataque reivindicado por el grupo Estado Islámico. Al menos 32 personas murieron y más de 100 resultaron heridas.
Poco después, el cardenal Louis Sako, patriarca de la Iglesia católica caldea con sede en Bagdad, pidió a los fieles que ayunaran y oraran por la paz en Irak y por el fin de la pandemia. Descartó la importancia del bombardeo sobre la situación general de seguridad en Irak y dijo: "No hay ningún riesgo para el papa".
También han habido otros incidentes de seguridad en febrero. Un ataque con cohetes contra una base aérea que albergaba tropas estadounidenses cerca del aeropuerto de Irbil en el norte de Irak el 15 de febrero mató a un contratista de la coalición liderada por Estados Unidos e hirió al menos a otras nueve personas, lo que provocó la condena internacional. Un grupo poco conocido llamado Saraya Awliya al-Dam tomó responsabilidad por el ataque, pero no dio pruebas.
El 22 de febrero, tres cohetes fueron lanzados hacia la capital, Bagdad. Funcionarios de seguridad dijeron que la embajada de Estados Unidos fue el objetivo.
El gobierno iraquí es responsable por la seguridad del papa y por los que viajan con él durante la visita.
"Hay desafíos de seguridad, eso está bastante claro, porque en todas partes hay milicias y grupos terroristas. Las milicias chiítas ayudarán (al gobierno dominado por los chiítas) a asegurar la visita. Esperamos, rezamos para que no pase nada", dijo el padre Youkhana, quien dirige el programa Christian Aid en el norte de Irak.
El programa cristiano ayuda a los iraquíes desplazados alrededor de Dahuk y la Llanura de Nínive, donde decenas de miles fueron desplazados por militantes del Estado Islámico en 2014. "Pero si sigues las noticias en Irak, ISIS está allí. ISIS sigue activo", dijo.
"El gobierno no querrá arriesgar ninguna situación con la visita del papa, porque causaría un fracaso al país. El papa es respetado en muchos sectores de la sociedad iraquí", dijo a CNS el padre iraquí Ameer Jaje, experto en relaciones chiítas, por teléfono desde Bagdad.
Añadió que es difícil para el clero comentar sobre la seguridad, ya que es el dominio del gobierno iraquí. El presidente iraquí, Barham Salih, dijo que esperaba que una visita papal ayudara al país a "sanar" después de años de conflictos.
Más de 500 personas han muerto en más de un año debido a que los jóvenes iraquíes protestaron, defendiendo los derechos civiles y una mejor economía y contra el sectarismo, la corrupción y el desempleo. Las protestas fueron principalmente en Bagdad y en el sur.
A pesar de alcanzar cifras históricas a fines de 2019 y de aumentar con éxito la presión sobre las élites políticas, las protestas terminaron a raíz del coronavirus.