(OSV News) -- Sin la presencia, el amor y el ejemplo de nuestros familiares mayores en nuestra vida nosotros no existiríamos. Ese fue el mensaje de la hermana Guadalupe Ramírez, Misionera Catequista de la Divina Providencia, en una conferencia online sobre cómo caminar con los adultos mayores y proveer una catequesis adaptada que honre su edad y habilidades.
El webinar del 17 de mayo, organizado por la Alianza Nacional Católica sobre la Discapacidad (NCPD por sus siglas en inglés), ayudó a los presentes a comprender el valioso mensaje de cómo todos pueden seguir acompañando a los adultos mayores y la importancia de esos adultos mayores en la vida cotidiana especialmente en la Iglesia.
La hermana Guadalupe cuenta con un doctorado en ministerio de formación espiritual de adultos de la Universidad Católica de América en Washington DC, y con una maestría en estudios religiosos de la Universidad del Verbo Encarnado, en San Antonio, Texas. Durante su presentación, ella habló de tres momentos en el desarrollo de fe en la vida de los adultos -- los jóvenes adultos, el adulto de edad media y el adulto de edad madura -- ahondando más en la tercera parte.
La edad madura está formada por personas mayores de 60 y 70 años, dijo la hermana, donde en algunos casos la salud y sus limitaciones físicas no les permite participar activamente en la Iglesia y por eso es importante dejarles saber la importancia que aún ellos tienen. Ella instó a los adultos mayores a compartir sus experiencias y así ayudar a los jóvenes a profundizar más en su camino. Todo lo que aprendieron en su vida -- su sabiduría, valores, tradiciones y el amor a su fe, que ha sido puesto a prueba por la vida -- lo pueden compartir.
Cada uno tiene talentos para compartir, afirmó la hermana Guadalupe, que ha estado en el ministerio pastoral durante 50 años. "La presencia (de los adultos mayores) tiene mucha fuerza" y ayuda a otras personas en sus familias, parroquias y comunidades, dijo.
La misión de la Iglesia, dijo, es de comprender, escuchar y asistir al adulto mayor, invitando al encuentro con Cristo en la Eucaristía y ofreciendo una catequesis dedicada a ellos y a sus dones. Así las personas continuarán recorriendo -- o si están alejados retornarán -- al camino cristiano gozando de la libertad y la energía para emprender proyectos nuevos.
"La catequesis, las reuniones para los adultos mayores son muy importantes. También la convivencia, orar juntos", dijo.
La hermana Guadalupe presentó varios temas para posibles catequesis, como aceptar las limitaciones, contribuir al bienestar y felicidad de otros, luchar por la justicia, reconocer bendiciones y profundizar el significado de la vida, animar a los más jóvenes, despegarse de lo material, esperar el cumplimiento de la promesa de la vida eterna y buscar el rostro de Dios en la oración.
Según la hermana Guadalupe, el ser humano a veces teme estar en silencio, teme poder descubrir los problemas que lo aquejan, pero el silencio es importante para que Dios hable, acoja y aconseje a las personas. "El silencio nos da una nueva perspectiva sobre todas las cosas", dijo la hermana. "En ese silencio, Él nos escucha; en ese silencio, Él le habla al alma y, en el silencio, escuchamos Su voz".
Ella también habló de la importancia de perdonar al pasado y pedir perdón y la necesidad de la guía de la palabra de Dios para la sanación espiritual. "Necesitamos experiencias, oportunidades, reuniones, oraciones que nos ayuden a llegar al perdón. Porque el perdón es un regalo de Dios".
La hermana Guadalupe aconsejó seguir estudiando las escrituras a cualquier edad, para poder alimentarse del amor de Cristo y así poder seguir desarrollando los dones concedidos por el Espíritu Santo.
Debido a su edad, muchos adultos mayores viven el día a día dejando atrás muchos sueños personales sabiendo que de esa manera podrán vivir el sueño de Dios en su comunidad, despegándose de todo aquello que es material y que está fuera del mundo religioso, dijo la hermana.
Ella también dijo que en medio de sufrimientos y pérdidas hay que recordar como la pasión y muerte de Jesús lleva a la resurrección. "Nunca se va a olvidar uno del ser querido ... Pero vamos a poder tener (los recuerdos) como un tesoro", dijo. "Nuestros recuerdos. Esos no mueren. Esos viven para siempre y también el amor vive para siempre".
La fe madura de las personas de edad avanzada muchas veces les permite confiar totalmente en Dios y su fe, para muchos, puede ser una cobija que abraza a la gente.
Vivir cada día como un don ayuda a la gente a seguir caminando "aunque alguien me ayude a andar", dijo la hermana de 76 años. "Cuando yo soy agradecida es porque reconozco que todo, todo -- todo lo que soy, todo lo que tengo -- es don," dijo. "Hasta mi esfuerzo es un don de Dios".
Los adultos mayores, según la hermana Guadalupe, comprenden que la grandeza de Dios es la Sacramentalidad de la vida teniendo siempre a Dios como centro de todo lo creado. Ellos nunca se olvidan de agradecer las bendiciones que cada día reciben, sin perder las esperanzas de que, a pesar de su edad y sus limitaciones, aún siguen siendo luz y vida y un gran ejemplo a seguir, escuchar y admirar.