Gabriella Ceraso – Ciudad del Vaticano
Difundido al mundo hace seis años, el mensaje global de la encíclica Laudato si' de ser custodios de nuestra casa común, y hacerlo a través de un diálogo que involucre a todos, ha tenido un impacto positivo y ha encontrado eco y aplicaciones entre las religiones y en las comunidades eclesiales de todo el mundo. Esto ha dado lugar a sorprendentes iniciativas de interconexión entre el territorio, el hombre y sus actividades educativas en el respeto de los ecosistemas y de la biodiversidad. Y se han desarrollado reflexiones de personas y comunidades que ahora convergen en el libro Laudato si' Reader. An Alliance of Care for Our Common House, publicado por la Librería Editorial Vaticana (LEV) con motivo de la Cop26. El texto, en formato de libro electrónico, podrá descargarse gratuitamente a partir del 12 de noviembre en la página web del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, promotor de la publicación, en la página web de la LEV y en la sección inglesa de Vatican News. El libro contiene contribuciones de activistas medioambientales, embajadores, personalidades de la Iglesia y de las distintas confesiones cristianas. El formato en papel estará disponible en www.libreriaeditricevaticana.va.
Es "una conclusión adecuada" del Año Especial Laudato si', señala el Papa en el prefacio inédito que firma, que se celebró del 24 de mayo de 2020 al 24 de mayo de 2021.
En el texto, el Pontífice resume con las expresiones el "Grito de los pobres" y el "Grito de la Tierra" las consecuencias emblemáticas de nuestra falta de cuidado de la casa común, amplificada por la emergencia de Covid-19. Crisis interconectadas que, una vez más, el Papa lee como una oportunidad para cambiar de marcha y desarrollar una "nueva forma de solidaridad universal que valore a las personas más que el beneficio, y que reescriba los términos del desarrollo y el progreso".
Un razonamiento que también resuena con el compromiso de las Naciones Unidas. El Secretario General, António Guterres, parte de aquí, en la Introducción del texto, para dar testimonio no sólo del impacto personal y laboral en los Estados miembros del contenido de la encíclica del Papa, con importantes resultados a partir de 2015, sino también para poner el foco en el desastre medioambiental que atraviesa el mundo en la actualidad: "Hacer las paces con la naturaleza debe ser una prioridad para el siglo XXI. La recuperación de la pandemia ofrece una oportunidad para salir del abismo".
El Secretario General de la ONU habla de una "prueba política épica" y también de una "prueba moral". Son entonces cuatro las urgencias y a la vez los compromisos que Guterres pone en conocimiento de la humanidad: cero emisiones de gases de efecto invernadero para 2050; ayudar a quienes ya se enfrentan a los terribles impactos del cambio climático; alinear las finanzas globales con los compromisos del Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible y, finalmente, frenar la mayor emergencia planetaria. "Este es el momento de la verdad. Si persistimos", escribe Guterres, "con los viejos métodos de desigualdad, injusticia, odio y dominación despreocupada de la Tierra, vamos hacia el desastre”.
Acción global, solidaridad global para proteger el medio ambiente y a los "excluidos". Finalmente, Guterres repite y hace suyo el llamamiento del Papa en defensa de los más vulnerables, por el desarme, la lucha contra la pobreza y la emergencia climática. Reitera la importancia de la confianza en el multilateralismo, en el papel de las organizaciones internacionales y en la diplomacia como instrumentos para apoyar a la humanidad, proteger la casa común y promover el bien común. Y, recordando la encíclica Fratelli tutti concluye: "El mundo necesita fortalecer los lazos de cooperación global para construir un futuro de paz para todos".
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