CLEVELAND (CNS) -- Dos líderes religiosos, incluyendo el presidente de un comité de obispos de Estados Unidos, exhortaron a la administración de Joe Biden apoyar el uso de $3 billones en fondos de reserva global, ayudando así a los países en desarrollo a responder a la pandemia de coronavirus.
Escribiendo el 23 de febrero a la Casa Blanca, los líderes también pidieron al Grupo de las 20 Naciones (también llamado G-20), y a grupos privados que cancelen toda la deuda y aumenten ayuda para los países en desarrollo más pobres, detengan la elusión fiscal, y creen un proceso de bancarrota global permanente para prevenir futuras crisis económicas.
"La carta establece un plan de acción sobre cómo lidiar con las estructuras que causan pobreza, desigualdad, y los desafíos que enfrentamos ahora en esta gran crisis económica", señaló Eric LeCompte, director ejecutivo de Jubilee USA, una alianza de desarrollo basada en la fe y grupos de defensa que encabezaron el esfuerzo.
El obispo David J. Malloy de Rockford, Illinois, presidente del Comité de Justicia y Paz Internacional de obispos de Estados Unidos, también firmó la carta.
La carta fue enviada antes de la reunión virtual de ministros de finanzas del G-20 el 26 de febrero, durante la cual se discutirán las acciones para abordar el impacto económico de la pandemia. La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, participará en la reunión.
La carta dirigida a Biden llega después de que el presidente asistiera a la cumbre virtual del Grupo de los 7 (o G-7) -- conformado por los países industrializados mas importantes del mundo -- el 19 de febrero. Durante dicha reunión, él prometió que Estados Unidos volvería a un enfoque multilateral para abordar los desafíos globales.
La cancelación de la deuda permitiría a los países en desarrollo abordar mejor el impacto de la pandemia, dijo LeCompte a Catholic News Service el 24 de febrero.
"Estas son las soluciones que el papa Francisco ha pedido", acotó. "Es (como) un tambor que ha estado tocando desde que llegó a Estados Unidos en 2015 y dio su discurso a las Naciones Unidas. Ahí es donde expuso que el sistema financiero debe transformarse".
Cuando comenzó la pandemia en febrero de 2020, el papa pidió rápidamente la cancelación inmediata de la deuda.
Si bien las naciones del G-20 acordaron al comienzo de la pandemia, la primavera pasada, suspender los pagos de deuda correspondiente a 77 de los países más pobres del mundo, se necesitan pasos adicionales, declaró LeCompte.
La carta citaba la estimación de la Organización Internacional del Trabajo de que se perdieron 495 millones de empleos en todo el mundo en 2020, como también una estimación del Banco Mundial que sostiene que hasta 150 millones de personas caerán en la pobreza extrema en 2021.
La carta hace eco de solicitudes similares a las naciones del G-20 en una declaración del 23 de febrero de CIDSE, una red de 17 agencias católicas de desarrollo de Europa y América del Norte con sede en Bruselas.
"Dados los efectos de la pandemia en los países en desarrollo, el gobierno de Estados Unidos debe liderar el mundo en el acceso a los fondos de reserva de emergencia", conocidos como Derechos Especiales de Giro o DEG, decía la carta. "Estos fondos generados fueron cruciales para ayudar a las economías a sobrevivir a la crisis financiera de 2008".
Los dos líderes instaron a la administración liderar una respuesta con el G-20, el Fondo Monetario Internacional, y el Congreso de Estados Unidos para generar una emisión de $3 billones de DEG para los países en desarrollo.
Se ha introducido legislación en la Cámara de Representantes para ampliar la autorización para emitir DEG de $695 millones a $3 billones. LeCompte dijo que espera que el Congreso en pleno adopte la medida.
El G-20 incluye a la Unión Europea, Argentina, Australia, Brasil, Gran Bretaña, Canadá, China, Francia, Alemania, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Rusia, Arabia Saudita, Sudáfrica, Corea del Sur, Turquía, y Estados Unidos.