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"Nuestro hermano León Douyon había sido separado de nosotros”. Con estas palabras, monseñor Jean-Baptiste Tiama, obispo de Mopti, en Mali, anunció el 13 de julio la liberación del padre León Douyon, sacerdote católico de Ségué, secuestrado el 21 de junio pasado, junto con otras cuatro personas, por un grupo de hombres armados. El sacerdote había sido secuestrado en la carretera de Ségué a San, de camino a un funeral. Sus compañeros fueron liberados a las pocas horas, mientras el padre Douyon tuvo que esperar casi un mes para ser liberado.
Monseñor Tiama, en una nota emitida por Ayuda a la Iglesia Necesitada afirma:
“Doy las gracias a todos los que han contribuido a la liberación del padre León, que tuvo lugar cerca de Bandiagara”
El prelado pidió entonces a todos los sacerdotes de Mopti que celebraran una misa de acción de gracias por el regreso a casa de su hermano, en medio de la gran alegría de toda la diócesis.
23/06/2021Cabe destacar que la Iglesia católica en Mali se ha enfrentado a varios casos de secuestros de sacerdotes y religiosos. Basta con mencionar dos ejemplos dramáticos: el del padre Pierluigi Maccalli, misionero perteneciente a la Sociedad de Misiones Africanas, secuestrado en el vecino Níger en 2018 y liberado en Mali en octubre de 2020, y el de la hermana Gloria Cecilia Narváez Argot, religiosa colombiana de la Congregación de las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada, secuestrada en 2017 en la diócesis católica de Sikasso, en el sur de Mali, y aún en manos de los secuestradores.
08/07/2021Recientemente, mediante una carta enviada a través de la Cruz Roja Internacional a su hermano Edgar Narváez, la monja dio a conocer que era rehén de “Gsim”, el Grupo de Apoyo al islam y a los musulmanes. Se trata de una formación perteneciente a una alianza yihadista activa en el Sahel y vinculada a Al Qaeda. La hermana Gloria escribió:
“Espero que Dios me ayude a encontrar mi libertad”
Según el último informe de la ADCHR sobre la libertad religiosa, en Mali predomina la rama suní del islam, con un 88% de la población, mientras que los cristianos representan algo más del 2%, dos tercios de los cuales son católicos y el otro tercio protestantes. El resto de la población sigue las religiones tradicionales.
Además de la presencia de grupos yihadistas próximos a Al Qaeda y al llamado "Estado Islámico", la violencia en Mali ha sido provocada por las tensiones independentistas que han inflamado el país desde 2012, así como por la inestabilidad política nacional. En el espacio de nueve meses se han producido dos golpes de Estado que pretendían sustituir al presidente Ibrahim Boubacar Keita. El último golpe tuvo lugar el 24 de mayo y llevó al poder al coronel Assimi Gota, que se ha convertido en presidente interino hasta las próximas elecciones.
La Conferencia Episcopal Nacional ha criticado duramente el hecho, calificándolo en un comunicado como "una toma de poder al margen de la ley" y expresando "gran preocupación y tristeza". Los obispos reiteran:
“Condenamos firmemente la crisis actual, fruto de cálculos personales alejados de las preocupaciones del pueblo y de los intereses de Mali”
Y piden "un diálogo constructivo para poner fin a las tensiones y proponer una tregua social".
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