Renato Martinez - Florencia
“Que los pueblos del Mediterráneo sean testigos para todo el mundo de una paz posible, la paz que parte de un corazón convertido al Evangelio y produce opciones concretas para el bien de todos”, lo dijo el Cardenal Gualtiero Bassetti, Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), al final de la Santa Misa celebrada en la Basílica de la Santa Cruz, con unos 60 Obispos y otros tantos Alcaldes de 20 países que participaron en el Encuentro promovido por los Obispos italianos y por el "Foro de Alcaldes del Mediterráneo", en el Encuentro “Mediterráneo, frontera de paz”, evento que se desarrolló en la ciudad italiana de Florencia, del 23 al 27 de febrero de 2022.
En su homilía, el Cardenal Bassetti comentando el Evangelio de este domingo, comparó la llanura donde Jesús predica con Florencia, recostada sobre el Arno, donde "el Señor – explicó el Purpurado – se ha hecho presente en estos días, para dirigirnos una vez más a nosotros, los pastores, y a todos los delegados presentes, una palabra de salvación". Luego, su reflexión se centró en las imágenes que Jesús utiliza en las parábolas: el maestro y el discípulo, la paja y la viga, y el árbol y su fruto. El Cardenal Bassetti subrayó también que, detrás de esta "sabiduría mediterránea" que debemos aprender de nuevo: es esta la comparación continua". De ahí la invitación a no cerrarse y a seguir el camino emprendido en Florencia, hecho de "comunión y fraternidad".
Las reflexiones de estos cinco días de Encuentro estuvieron marcadas por la experiencia de Giorgio La Pira, el Alcalde santo de Florencia, "una figura ejemplar: un guía capaz de inspirar su vida y sus opciones a las del Hijo de Dios, que vino a servir y no a ser servido". Una forma de hacer de "Florencia una ciudad capaz de tejer relaciones de paz con todas las naciones y entre todas las naciones". Un profeta de la paz que, con la Palabra de Dios, la esperanza que cambia el mundo, ha disuelto tensiones latentes y ha inspirado a otros profetas de la paz en otros tiempos.
El Mediterráneo, "el área geográfica donde el Hijo de Dios decidió nacer y donde su Evangelio dio sus primeros pasos", para que se convierta en "una inmensa cámara de resonancia de este mensaje de fraternidad", ha sido el lugar donde los Alcaldes y Obispos del Mediterráneo han vivido en los últimos días un gran momento histórico, han podido reunirse y escucharse "motivados por un deseo mutuo de cambiar", y firmaron una declaración conjunta, "La Carta de Florencia", que recoge puntos que están cerca del corazón de todos, independientemente de sus diferentes visiones del mundo y religiones.
Este Documento, fruto de los trabajos y reflexiones de los Obispos y Alcaldes, es un documento para que lo lleven a sus ciudades, escuelas, comunidades religiosas y parroquias, para difundirlo y darlo a conocer, pero sobre todo para encarnarlo. La Carta de Florencia es realmente un rayo de sol en un momento en que a nuestro alrededor se oye el ruido de las armas y parece haber tanta oscuridad. El Encuentro “Mediterráneo, frontera de paz” concluyó con un signo de esperanza, es decir, con la acogida de un grupo de migrantes y refugiados con sus respectivas familias, signo de que el Mediterráneo puede ser no solo una frontera de paz, sino también de encuentro, acogida y fraternidad.